23 y 24 de Mayo de 2020
HUGO
Ay madre... y cómo explicar esa noche. De todos era sabido que le había bajado la regla por lo que descartábamos hacer nada, a no ser que nos escapáramos a las duchas. Y sabiendo que ya habíamos pactado que no queríamos que nadie supiera nada de lo nuestro, era algo inviable. Por lo que nos teníamos que conformar con quedarnos en la habitación e igual, algún día, que hubiera suerte a media noche.
Tenía tantas ganas de ella. Se había pasado todo el día como una pantera. Tenía las hormonas completamente revolucionadas y había estado las 24 horas tentándome de mil maneras posibles. Y para qué mentiros, si seguíamos así, en cualquier momento iba a implosionar de aguantarme las ganas.
Me tumbé en su cama pidiéndole que me hiciera cosquillitas para dormir, para que el resto no sospechara que en cuanto cerraran los ojos, la iba a besar hasta cansarme. Aunque eso último era difícil porque nunca me cansaba de sus besos. Y de ella mucho menos. Sus cosquillas escondían algo más, no eran simples cosquillas. Estábamos abrazados. Ella de lado y yo rodeándola con uno de mis brazos para que pudiera masajearme el otro.
¿Cómo era posible que esas caricias las notara en mi pantalón? Intenté pensar en cosas feas, que no me gustaran, para intentar evitar que se notara lo que realmente estaba sintiendo con todo eso. Aún estaban Mai y Bruno despiertos y aunque ella sabía qué pasaba entre nosotros, no era plan de que lo viera con sus propios ojos. Y no hacía más que mirar si se habían dormido.
De pronto, subió su mano a mi cuello para hacerme cosquillas ahí, al igual que encajó su boca en ese mismo hueco del otro lado. Cada vez era más difícil disimular. No sé qué se le pasó por la cabeza cuando noté que empezó a besarme el cuello. No besitos pequeños, no. Más que besos eran casi chupetones. Estaba jugando con fuego y se iba a quemar.
- Anaju....
Susurré su nombre casi sin aire. Y solo podía notar su risa en mi cuello para seguir haciendo lo que hacía. Volví a mirar si aquellos dos se habían dormido y al escuchar a Bruno roncando, no pude más. Con el brazo que la rodeaba, hice fuerza para girar su cara y besarla apasionadamente. Mi lengua jugueteaba con la suya como si se conocieran de toda la vida, sabiendo cada uno de sus puntos débiles. Y mientras todo eso pasaba, me tumbé encima suyo para que notara lo que había provocado.
Y a ella le encantaba ponérmelo difícil. Seguía con sus piernas cerradas, sin moverse ni un ápice para recibirme, riéndose cuando nuestras bocas conseguían separarse un milímetro. Nos quedamos mirando a los ojos, yo con una de mis manos bajo su cuerpo intentando tocar su culo y otra bajo su cabeza para poder manejarla a mi antojo. Y ella con una de sus manos en mi espalda y otra en mi cuello. Admirábamos cada una de nuestras facciones.
Nuestros cuerpos seguían batallando, haciendo fuerza uno contra el otro. Yo intentando abrir sus piernas y ella cerrándolas aún más. La cogí del pelo tirando su cabeza un poco para atrás para dejar su barbilla en mi boca.
- No juegues conmigo, Anaju... tienes las de perder
- Ya veremos, Huguito
Le mordí la barbilla para volver a besarla hambriento de ella. Volvimos a mirarnos, devorándonos con los ojos. Me mordió el labio inferior tan fuerte que noté como salía un poco de sangre de ellos.
- Ay Ana Julieta... querías quemarte y te vas a quemar
Y mientras la besaba, bajé mis manos hacia sus piernas para hacer toda la fuerza que pudiera y abrírselas, que viera lo que había estado provocando todo el día. Para mi sorpresa, ella solita fue quién las abrió recibiéndome con un pequeño gemido. Y sentirla tanto me volvió aún más loco si cabe.

ESTÁS LEYENDO
Todo
Fiksi PenggemarSolo quiero verte, mirarte y decirte que sentirte entre mis brazos me hizo reflexionar de lo dulces que son tus labios Solo quiero verte, mirarte y besarte que brillen nuestros ojos que no pares de escuchar tengo que contarte todo Todo, tu lo eres...