XLII

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         HUGO

Me estaba empezando a agobiar por la cercanía de Eva y con el tumulto de gente que estaba allí era complicado poner distancia. No quería que Anaju se girara y pensara lo que no era. La busqué con la mirada y al no encontrarla me preocupé. Debía acabar con esa situación de una vez por todas. Llevaba rato intentando escapar de ahí sin hacerle daño a Eva o sin ser un cerdo sin escrúpulos pero la situación me estaba sobrepasando. 


- En serio Hugo -dijo acercándose a mí, cogiéndome de la camisa y acariciando mi pecho mientras yo separaba una y otra vez sus manos de mí- Este tiempo que has estado con Anaju ha estado genial para que te quitaras las ganas pero ya pasó. ¿No te das cuenta de que yo soy tu mejor opción? 

- Eva, te lo vuelvo a decir otra vez, déjame en paz. Quiero a Anaju como nunca he querido a nadie. Tu ni siquiera eres una opción porque no necesito a nadie más en mi vida -conseguí separarme de ella pero en seguida volvió a acercarse

- Vamos Huguiño...  no te engañes. Tanto tu como yo sabemos que no la quieres de verdad, tanto tu como yo sabemos que la única que consigue erizar tu piel soy yo -rozó de nuevo mi cuello consiguiendo producir en mí un escalofrío pero para nada agradable, sentía muchísimo rechazo por la chica de la que una vez me creí enamorado- Tanto tu como yo sabemos que cuando te la follas solo piensas en mí 


          ANAJU

Me acerqué a ellos sin que me vieran, necesitaba escuchar de lo que hablaban, necesitaba saber si realmente las sospechas que tenía eran ciertas y no estaba para nada equivocada. Escuchar a Eva hablando así de mí me comía por dentro. No entendía porqué actuaba de esa manera. No encontraba explicación a lo que estaba sucediendo. La última vez que la vi estaba con Rafa y era feliz. ¿Por qué meses después parecía volver a ser esa cría inmadura de la Academia que tantos dolores de cabeza me provocó? Era incapaz de encontrar un motivo que la pudiera llevar a hacer eso. 

Observé a Hugo, quería ver sus reacciones y su cara era como un libro abierto. Cada segundo que pasaba su rostro se tornaba más y más rojizo. La vena de su cuello estaba empezando a hincharse y si las miradas mataran, Eva estaría a varios metros bajo tierra. Lo conocía muy bien y sabía que estaba intentando luchar contra sus impulsos, intentando medir las palabras que en su cabeza se amontonaban para no provocar una escena y, mucho menos, para hacer daño a Eva. 


- Mira hasta aquí, se acabó Eva -la cogió con fuerza de las muñecas separando con rabia las manos que rozaban su piel y poniendo distancia entre sus cuerpos- No sé qué pretendes con todo esto pero ya estoy harto. Hace meses que ya no soy tu títere. Hiciste conmigo lo que te dio la gana porque estaba ciego pero no pienso dejar que manipules nada más. Y mucho menos voy a permitir que hables así de Anaju. Que te vaya bien la vida -se movió dirigiendo su mirada al lugar en que minutos antes me encontraba yo bailando, para intentar buscarme


Observé a Eva. Al parecer las palabras de Hugo habían conseguido dejarla bloqueada y yo tenía tantas ganas de salir en busca de Hugo para comérmelo a besos, que no podía esperar. Os soy sincera si os digo que cuando decidí acercarme, iba con la intención de encarar a Eva de una vez por todas. Los que me conocéis sabéis que soy una persona muy tranquila a la que no le gustan los conflictos y a la que le parece que el odio solo empeora la vida. Pero en la Academia soporté muchos comentarios malintencionados por su parte que, en cierta manera, se habían enquistado en mi interior. Incluso una vez fuera de la Academia hubo gestos, comentarios y actitudes que jamás llegué a entender.

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