XIX

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24 y 25 de Mayo de 2020

                  ANAJU

La interrupción de Eva me dejaba claro que no se iba a dar por vencido bajo ningún concepto. A pesar de todo, ver como Hugo venía detrás mío a pedirme cosquillitas a sabiendas de que ella nos viera, me alegraba un poco el corazón. No iba a resistirme. Habíamos pasado un día precioso y lo que más me apetecía era estar con él, no os voy a engañar. Estábamos ambos tumbados mirando hacia el techo, con nuestros brazos entrelazados mientras le hacía cosquillitas con mi mano libre. 

Mi cabeza reposaba en su hombro y él, cada dos por tres, se giraba a besarme la cabeza y la sien. No había lugar en el que estuviera más a gusto que ahí, con él. Aún no sé en qué momento me dormí. Al poco rato me desperté. Hugo había tenido una pesadilla y casi me tira de la cama, del susto que tenía en el cuerpo. 


- ¿Estás bien, mi amor?

- Illo que pesadilla más mala...

- ¿Sí?


Estaba sudando, con cara de agobio y se levantó. 


- Voy a fumar ¿vale? 

- ¿Seguro que estás bien? ¿Te acompaño? -dije acariciándole la cara

- Seguro -me acarició la cara- Duérmete tranquila. En cuanto me relaje vuelvo, ¿vale? -me dio un tierno beso en los labios y se fue


Y habría salido corriendo tras él pero sabía que necesitaba su espacio. Hacía mucho que no tenía esas pesadillas. De hecho, recuerdo que se intensificaron aún más en el confinamiento pero estando ahí dentro, conmigo, habían dejado paso a sueños preciosos. Algo debía preocuparle para que hubieran vuelto a aparecer. Aún así, estaba tan agotada que me dormí. 

Al despertar lo busqué con mi mano. No estaba. ¿Se habría quedado dormido en la terraza? Pero al asomarme lo vi tan dormido en su colchón... No acabé de entender el porqué había preferido tumbarse ahí y no a mi lado, pero no podía reprocharle nada. Era un angelito. Le acaricié la cara e intenté pasar por encima con intención de no despertarlo. Obviamente no lo conseguí. Me rodeó las piernas por las rodillas, consiguiendo que cayera al colchón. 

Me giré para darle un golpe pero consiguió cogerme del brazo y pararme, para plantarme un beso que creo que no olvidaré en mucho tiempo. 


- Buenos días

- Vaya... alguien se ha levantado juguetón hoy, ¿eh?


Se reía e intenté escaparme para ir a vestirme. No me soltaba así que le di varios besos para ver si así lo conseguía. Me dejó marchar y salí hacia el vestidor. Estaba poniéndome el micro en el baño, mientras Eva se lavaba la cara. Apareció de amarillo, con la ropa para la clase de Cesc. Estaba guapísimo. Nos gruñimos mirándonos y dándonos los buenos días. 

No sabía porqué pero tenía una sensación extraña en el cuerpo. Le vi mirar a Eva por el espejo, ella lo miró a él e intentaron esconder su sonrisa. Me estaba perdiendo algo, no sabía el qué y aunque me dolía, preferí hacer caso omiso a lo que acababa de ver. Quería disfrutar de lo que había entre nosotros sin pensar más allá. Esa sensación extraña volvió a aparecer en clase de Cesc. 

Sam llegó mirándolo con complicidad, con esa sonrisa traviesa como si supiera algo. Le abrazó y él parecía estar contento, feliz. No hice caso a las señales que estaba recibiendo porque fue notar su mirada sobre mí y olvidarme de todo. Tras la clase de Cesc, me metí a la ducha. No os mentiré, lloré como una niña pequeña. Ni yo misma entendía el porqué pero lo hice. Más señales que mi cuerpo me mandaba y no quería oír. 

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