XI

1.4K 59 178
                                    

15 y 16 de Mayo de 2020

                   HUGO

No pude evitar quedarme embobado mirándola mientras con mis dedos repasaba cada milímetro de su cara. Estudiándola y memorizándola y ella parecía estar disfrutando de ese momento tan nuestro. Cuando llegué a sus labios me entretuve un buen rato. Tenía unos labios tan suaves, tan mulliditos, tan apetecibles.... Junté poco a poco mi frente a la suya, intentando crear el momento que el día anterior nos habían estropeado. 

Notaba como su pulso se aceleraba a la vez que el mío y entreabría la boca, boca que yo no paraba de repasar con la yema de mis dedos. Me volvía loco tenerla tan cerca. Quería que esa curiosidad que tenía de besarla desde que hicimos Señorita desapareciera de una vez por todas. Mordí mis labios recordando nuestra actuación y el momento en que intenté acercarme más a ella. Siempre me lo había puesto difícil y eso me ponía como una moto.

Nuestras miradas se encontraron, ambos con las pupilas dilatadas. Esas pupilas que no sabía encontrarle. Y de repente, me besó. 

Fue un beso sencillo, tímido, suave. 


- Perdón perdón -moría de amor viéndola tan nerviosa, tapándose la cara muerta de la vergüenza y yo no podía parar de mirarla con cara de gilipollas- No debería haberlo hech...


No la dejé acabar. La cogí por el cuello y la besé, esta vez sí como había que hacerlo. Entreabrí la boca buscando con mi lengua la suya, queriendo iniciar una batalla más entre nosotros. Ella parecía en shock. Me separé juntando mi frente y mi nariz con la suya.


- ¿Anaju? -pregunté... parecía no reaccionar


No me dio tiempo a hacerlo a mí. Me volvió a besar y esta vez fue su lengua la que vino en busca de la mía. Quería recorrer cada recoveco de su boca, disfrutar de cada uno de nuestros movimientos. Besaba tan bien... Todos tenían razón. Sus manos jugaban con mi cuello y mi pelo. Yo la acercaba con una de mis manos, acariciándole la espalda mientras la otra sujetaba su cara y su cuello con fuerza para intensificar nuestros besos.

Había deseado tanto ese momento. Había imaginado tantas veces como sería que la realidad superaba la ficción. Nos separamos poco a poco, casi sin aire. Pensé que no sería capaz de mirarme a los ojos pero me equivocaba. Anaju no dejaba nunca de sorprenderme. Nuestras miradas volvieron a conectar. El brillo de sus ojos era todavía mayor al que me tenía acostumbrado. Su pantera había resurgido de sus cenizas como el ave fénix. Ambos lo éramos y me asustaba que por intentar saciar mi hambre, la suya huyera despavorida.

Besé su nariz sin soltarla. Ninguno de los dos podía ni quería soltar al otro. 


- Tenía tantas ganas de besarte... -dije pegando mi frente de nuevo a la suya y rozando nariz con nariz

- Pues no dejes de hacerlo


Escucharla decir eso desató mi locura. No podía pensar en otra cosa que no fuera cumplir sus deseos. Si por mi fuera me pasaría la vida cumpliendo todos y cada uno de ellos. Esta vez era ella la que buscaba mi cercanía. No quería sobrepasarme, mis manos seguían en su espalda  y su cuello. Pero ella... era puro fuego. Una de sus manos se movía por mi pecho de arriba a abajo y de delante a atrás, tocando mi espalda en múltiples ocasiones. Mi sorpresa llegó cuando puso una de sus piernas encima de las mías. 

La fuerza que tenía en las piernas me abrumaba. Rodeó la mía con la suya y acercó mi cuerpo al suyo. Me estaba costando controlar mis instintos animales y no ponerla a horcajadas encima mío. Tímidamente bajé mi mano hasta llegar casi a su culo. Su sonrisa mientras me besaba al notar mi mano ahí era indescriptible. Puso su mano encima de la mía. Pensé que la subiría a su espalda, quería que todo fuera poco a poco. Para mi sorpresa, de nuevo, la cogió y la puso en su culo riéndose mientras paraba de besarme para mirarme a los ojos. 

TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora