XX

1K 60 195
                                    

25 y 26 de Mayo de 2020

                ANAJU

Ay... ese día fue el principio del "fin". Sabía que tenía que frenar la situación. No podía seguir así. No podía obviar que entre Hugo y Eva aún había cosas sin resolver. No podía lanzarme a una piscina en la que aún no había el agua suficiente como para romperme la crisma. 

Por mucho que me doliera mi decisión estaba tomada. Llegué a la habitación y lo vi, tumbado en mi cama, esperándome. Sabía que no había vuelta atrás pero necesitaba esa noche. Necesitaba esa "despedida". 

Me tumbé a su lado y en seguida sus brazos rodearon mi cuerpo. Cuánto iba a echar de menos esa sensación, sus suspiros, su respiración en mi cuello, sus labios. Lo miré a los ojos aguantando las ganas que tenía de llorar. Y le di un beso. Él parecía no entender nada pero no hacía preguntas, simplemente se dejaba llevar. 


               HUGO

Sabía que algo no andaba bien en cuanto la vi entrar y vi reflejada en su cara la tristeza. Podía notarlo en el ambiente y en su manera de abrazarme. Me miró fijamente a los ojos y me asusté. Ese brillo tan especial que tenía no estaba. Por mucho que lo buscara, había desaparecido. Y me besó. Mi mente no paraba de hacerse preguntas, sin entender el porqué sus besos me sabían a despedida. 


              ANAJU

- Buenas noches Huguito

- Buenas noches preciosa -dijo posando sus labios sobre los míos y acariciando mi pelo


Era la última vez que mis labios iban a probar los suyos. La última vez que iba a dormir entre sus brazos. No os miento si os digo que dormí mal. No podía parar de pensar en todo lo que habíamos vivido, en lo mucho que habíamos avanzado y el bien que me hacía tenerlo en mi vida. Me giré y lo observé mientras dormía, memorizando su cara, su cuerpo... 

¿En qué momento había dejado que mis sentimientos controlaran mi vida? La presión en el pecho era cada vez más grande. Alguno de los dos necesitaba tomar las riendas de la situación y poner fin a todo. Nada tenía sentido. 

Conseguí dormir como mucho 2 horas y media. Las ojeras del día siguiente fueron para enmarcar. Todos dormían y él ya andaba desperezándose. De pronto, acercó mi cuerpo al suyo con fuerza, abrazándome, gruñendo, dándome los buenos días con esa voz ronca que tan de menos iba a echar. Nos quedamos mirando fijamente a los ojos, sonriendo ambos. 


- Anaju...

- Dime -no os podéis hacer una idea de lo dulces que estaban siendo nuestras voces

- Sé que pasa algo... Dímelo ya, por favor -sonaba angustiado


La presión en mi pecho volvía a estar ahí presente y poco a poco, se fue creando un nudo en mi garganta. Tragué saliva. Por mucho que me costara, tenía que ser yo la que mostrara, una vez más, la suficiente madurez emocional como para tomar la decisión correcta.


- Hugo... -me miraba atento, analizando cada gesto que hacía- Creo que esto no está bien -nos señalé a ambos y él parecía no entender nada

- ¿A qué te refieres con esto? -imitó mi gesto

- A nosotros, Hugo. Creo que nos hemos dejado llevar demasiado, quizás nos hayamos confundido

TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora