Capítulo 8: Confidentes

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Eran las nueve y media y mi padre aún no había vuelto de su paseo con… con ella. Normalmente no salía de casa más tarde de las ocho, según él la noche en el pueblo era tomada por las fieras salvajes, es decir, por todos esos jóvenes que desconocen lo que es la diversión sin tener que beber alcohol, tanto él como yo sentimos verdadera lástima por esos animales. Cosas nuestras.

            Estaba sentada en el sofá, apoyada en el reposabrazos, con las piernas dobladas y leyendo un libro, bueno, más bien lo estaba intentando, porque no lograba enterarme de nada. Cerré el libro mientras bufaba y lo dejé caer sobre la mesa de caoba que estaba justo delante del sofá.

-¿Qué?-escuché la voz de Jackson tras de mí. Limpié una lágrima rebelde de mis ojos, de esas que se llevaban escapando de mis ojos todo el día- ¿Aún no han vuelto?- Di gracias a que el sofá quedaba de espaldas a la puerta del comedor, si volví a verme con las lágrimas al viento me preguntaría de nuevo qué me pasaba, y me niego, no soporto que me saturen.

-Eso parece-volví a coger el libro.

-¿Molesto?-preguntó quedándose de pie junto al lado del sofá que quedaba a mi lado.

-No, tranquilo-por lo visto tenía que volver a dejar el libro en la mesa.

-¿Sabes? Normalmente la gente tiende a disimular-le miré a los ojos, con las cejas enarcadas, sin entender a qué se refería.

-¿Perdón?

-Se nota mucho que no te hace gracia que mi madre y yo estemos aquí. Normalmente la gente tiende a disimular esas cosas- tal vez… tal vez me había pasado con ellos, bueno, con él. Me ha tratado bien desde que llegué aquella noche de vuelta a casa.

-Mira Jackson yo…

-Me gusta eso-me sorprendió interrumpiéndome.

-¿Qué te gusta? No te ofendas pero eso es algo masoquista-él rio ante mi comentario.

-Me gusta que… seas sincera, ya sea con palabras o con actos. Odio un poco la hipocresía, y si no te caemos bien, prefiero saberlo.

-No es que no me caigáis-¿Perdón?- caigas, bien-volvió a reír, a pesar de que acababa de reconocer que no me cae bien su madre- es que… me pilló de improviso, no me lo esperaba para nada y… me cuesta algún tiempo adecuarme a cambios de esta magnitud.

-Eso pensé-dijo apoyando su codo en el respaldo del sofá- Me alegra ver que sí te caigo bien. Sinceramente… sé que puede sonar algo mal que lo diga yo pero… entiendo que no te agrade demasiado mi madre.

-¿Enserio?-pregunté sorprendida. Bajé mis piernas, quedando así más cerca de él.

-Es muy territorial, enseguida procura hacerlo todo suyo y tenerlo bajo control. Es algo obsesiva…

-Pensaba que algo así te sentaría mal.

-Prefiero que seas sincera. Y no te preocupes, no creo que tu padre vaya a ponerte en segundo lugar-levanté mi mirada hacia la suya- Ya te lo he dicho, no disimulas nada.

-Ya lo has dicho, y te gusta-dije en mi defensa.

-Sí, me gusta tu sinceridad mordaz-dijo e hizo que yo riera levemente.

-¿Me permites decirte algo?-dijo mirándome fijamente como momentos atrás.

-Claro

-Sé que no llego al nivel de Maica, o inclusive de… su encantador hermano-sonreí ante su comentario y su mueca involuntaria- pero… si alguna vez necesitas algo, desahogarte sobre todo… sabes que la puerta de tu habitación y la de la mía… están cerca- Que alguien me explique cómo lo hace, porque este chico siempre me puede.

-Gracias Jackson-seguro que él no se lo esperaba, pero igualmente, me devolvió el abrazo al que me abalancé a darle-lo tendré verdaderamente en cuenta-cuando nos separamos, cogí el libro de la mesa, le di un beso en la mejilla y subí las escaleras con una sonrisa en la cara. 

 

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