-¿Sigues enfadada?-estaba en la cocina, sentada en la encimera mientras me comía una galleta de chocolate. Jackson entró con cara de perro mojado.
-Qué sagaz-caí al suelo de un salto e intenté ir hacia la escalera pero el brazo de Jackson me detuvo para luego abrazarme y hacer que me pegara a su pecho, pero no le correspondí ese abrazo.
-No quiero que estés enfadada conmigo.
-Pues haberme dejado ir con mi padre y Katie al hospital.
-Es solo una revisión cielo.
-¿Solo una revisión?-de un gesto un tanto brusco, me aparté de él.-Lleva más de cuatro meses con esa tos espantosa y no creo que sea normal. ¡No es normal!
-No te preocupes tanto, seguro que todo está bien.
-Ya… -me crucé de brazos mientras miraba hacia abajo.
-¿Vas a seguir enfadada conmigo?-puso sus manos sobre mis brazos.
-Debería hacerlo-levanté mi mirada para cruzarme con sus ojos verdes, que me miraban con pena, una expresión adorable-¡Jackson no hagas eso, no es justo!-él rió.
-Anda… dame un beso
-No-intenté seguir en mis trece, pero él lo ponía complicado, muy complicado.
-Tus labios dicen no, pero tus ojos me están pidiendo que te bese de una vez.
-No inventes-descruzó mis brazos con algo de dificultad mientras una rebelde sonrisa se asomaba por mis labios, cogió mi cintura y me acercó a él.
-No invento, es la pura verdad y lo sabes cariño-bajé mi cabeza para que no pudiera llevar a cabo ese beso, pero sus labios buscaron a los míos. Bajó su cabeza y logró hacer contacto entre los suyos y los míos. Inmediatamente mis manos subieron a su cuello, un aplauso para mi fuerza de voluntad por favor. Cerré los ojos gracias al gusto que me daba besarle, igual que la primera vez. Esa sensación que me corroe hasta la punta de mis extremidades. Sus escurridizos dedos consiguieron colarse por dentro de mi camiseta, para subir hasta la mitad de mi espalda y acariciarla. Me separé de sus labios y le miré directamente a los ojos.
-Te odio-dije riendo, él me acompañó y volvió a besarme.
~
Maica se encontraba en su habitación, leyendo a la luz de la lámpara de pared que tenía justo sobre su cabeza, cuando unos ruiditos le sacaron del mundo de fantasía en el que estaba inmersa. Se levantó y dirigió hacia la ventana para abrirla y encontrarse con los labios de su novio contra los suyos.
-Taylor-la rubia miró tras de sí, hacia la puerta, para asegurarse que nadie pasara por allí- ¿Qué haces tú aquí?
-Vengo a verte mi amor-entró en el dormitorio
-No es que no me alegre de que estés aquí, pero si mis padres te ven aquí se van a llevar una sorpresa muy desagradable.
-Lo sé, pero necesitaba decirte algo.
-Pues dime.
-No sé si recuerdas que el Viernes hacemos cuatro meses…
-¡Claro que lo recuerdo! Me ofendes Taylor-se abrazó a la cintura de su chica y la acercó a él.
-Disculpa cielo-ella rio antes de que Taylor la besara.
-He preparado algo especial para entonces.
-Y supongo… que no me vas a decir nada.
-Es una sorpresa mi amor, pero estoy deseando ver la cara que se te queda.
-¿Ni una pista?
-Te encantará-ella sonrió antes de darle un apasionado beso al moreno.-No sabes cómo me gustaría quedarme aquí contigo.
-Y a mí que te quedaras…-la rubia acarició la mejilla del moreno.
-Algún día tú y yo dormiremos juntos, pronto, ya lo verás.
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Suddenly
RomanceLa familia Sinclair había vivido siempre en el pequeño pueblo Australiano Daylesford, allí eran una importante familia a cargo de importantes asuntos del pueblo. Todo parecía feliz y próspero para la familia hasta que Julie Sinclair murió en un acci...