Habíamos vuelto del lago hacía apenas dos horas, ya todos habíamos pasado por la ducha y yo estaba en mi habitación con mi indispensable libro en la mano. Me encanta sentarme en el sofá del ventanal y leer mientras la brisa veraniega me golpea en la cara suavemente y esparce mi pelo lentamente. Pero hoy no me puedo concentrar, no todavía. Vuelvo a cerrar el libro con frustración, no hay nada que odie más que no poder concentrarme con un buen libro.
Me levanto y bajo las escaleras, diviso a mi padre sentado en el sofá con Katie, vomitivo. Me dirijo a la puerta principal y la abro lentamente, gracias a esto puedo observar que Jackson está sentado en el banco del porche, donde normalmente me pongo a leer cuando ya me he cansado de estar en la habitación o me duele la espalda de sentarme en el sofá del ventanal. Cierro la puerta y me apoyo en ésta, justo como el primer momento en el que vi a Jackson, solo que ésta vez, él está vestido. Rápidamente me acomodo la ropa y el pelo, ¿Por qué hago eso? Sinceramente no tengo ni idea, simplemente me sale solo.
-¿Qué haces aquí tan solo?-le pregunto cuando por fin me atrevo a salir fuera con él.
-Me gusta tener momentos para mí mismo-dice con una sonrisa.
-Entonces te dejo solo-realmente no quiero entrar de nuevo, quiero quedarme aquí con él, pero prefiero no molestarlo.
-No, no-me giro de nuevo hacia él y veo que abre su brazo derecho, ergo la manta que tenía sobre los hombros también se abre, dejándome un espacio a su lado al que accedo con una sonrisa en la cara.
En cuánto me siento a su lado, él, rodeándome con su brazo y apretándome contra su pecho, hace que la manta también caiga sobre mi cuerpo, quedando los dos cubiertos y abrazados. Yo me permito el lujo de apoyar mi cabeza sobre su hombro. Es ahí cuando una cálida sensación me embriaga por completo, haciéndome sonreír como una niña pequeña en la mañana de reyes.
-¿Estás cómoda?-pregunta girando su cabeza, haciendo que su mejilla quede apoyada en mi cabello.
-Mucho-respondo apenas con un atisbo de voz, esta situación hace que me ponga nerviosa, pero estoy demasiado cómoda como para moverme.
-Me lo he pasado muy bien hoy en el lago, pones unas caras muy divertidas cuando te enfadas-dijo él riendo.
-Uy sí-dije- Tú te has reído mucho.
-Vamos, admite que ha sido divertido-levanté mi cabeza para que nuestros ojos conectaran-deberíamos hacer más actividades juntos.
-Si no voy a acabar empapada, por mí perfecto-él soltó una pequeña carcajada. -¿Sabes?-le pregunté volviendo a bajar mi mirada para ver como las luciérnagas sobre volaban la zona de las verdosas briznas de hierba que quedaban delante de la carretera que daba a nuestra casa.
-Dime.
-Supongo que te habrás percatado del calor que hace en las habitaciones por la noche.
-Sí, como para no notarlo.
-Tengo la solución.
~
Jamás había dormido así-nos encontrábamos en la azotea de la parte alta de la casa, cada uno con un colchón hinchable. Dormir aquí en verano era como estar en la gloria.
-¿De veras? Pues vete acostumbrando-Jackson aprovechó la cercanía de los dos estrechos colchones y me abrazó, yo no me quejé, es más, apoyé mi cabeza en su confortable pecho.
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Suddenly
RomantikLa familia Sinclair había vivido siempre en el pequeño pueblo Australiano Daylesford, allí eran una importante familia a cargo de importantes asuntos del pueblo. Todo parecía feliz y próspero para la familia hasta que Julie Sinclair murió en un acci...