Estaba siendo la cena de viernes más tensa de mi vida, o al menos eso me parecía a mí. Papá parecía estar muchísimo mejor, y todo eso en un solo día. Vale, casi nunca se ponía enfermo, y cuando lo hacía no tardaba mucho en recuperarse, pero tampoco era cuestión de un día.
Como Jackson estaba frente a mí, aprovechaba todas las que podía para mirarme de esa manera tan característica suya, yo sonreía por lo bajo, de manera disimulada, o por lo menos es lo que procuraba.
Cuando acabamos de cenar, mi padre insistió en recoger y fregar él.
-¿Seguro que estás bien?-le pregunté mientras dejaba en el mármol los últimos platos que quedaban en la mesa. Él estiró el brazo para cogerlos y dejarlos en el agua junto a los otros.
-Completamente cielo, me siento como nuevo.
-Ha sido… muy repentino ¿verdad?
-Será que mis defensas de siempre han vuelto-me miró sonriente.
-Sí, seguro que debe ser eso-comenté intentando sonreír. Procuraba estar tranquila, pero algo dentro de mí me decía que no debía estarlo, y sé que no son paranoias mías.
~
Algo alejados de aquel ambiente tenso, se encontraban Maica y Taylor, celebrando sus cuatro meses. Taylor la había vuelto a llevar al lago pero ésta vez había una parte que la vez anterior había faltado. Lo que la rubia no se esperaba es que su chico hubiera habilitado la antigua caseta del lago a modo de un nido de amor para ellos dos, donde no pudieran encontrarles, donde poder estar juntos sin preocuparse por miradas juiciosas.
-No puedo creer todo lo que has hecho-la rubia miró al moreno mientras éste la cogía de la cintura y la acercaba a él.
-Todo para ti es poco-los carnosos labios del moreno se acercaron a los de ella hasta besarla con una pasión nueva y radiante, que les indicó que estaban cerca del siguiente paso, al parecer, estaban dispuestos a darlo. Él no tardó nada en deshacerse de su camiseta, igual que la rubia de la del moreno. Maica estaba deseando volver a ver esos abdominales bien formados Pasé mis brazos por su cuello, atrayéndolo hacia mí.
La gravedad actuó y ambos quedaron tumbados en un sofá especialmente preparado para la ocasión. La oscuridad de la noche se veía acompañada por sus risas, unas risas cómplices, nerviosas, ansiosas, pero sobre todo, llenas de sinceridad y de amor. Los pantalones de ambos tardaron cero coma en desaparecer, aunque de una manera algo costosa, pero nada les iba a quitar del paso que estaban a punto de dar y que querían dar.
El moreno le apretó de la cintura hacia el haciendo que su estómago chocara contra su erección, pequeño detalle que hizo que la temperatura en ambos cuerpos subiera más, si eso era posible.
Taylor no paró ahí, la ropa interior de ambos también voló en pocos segundos, el ansía el uno del otro que sentían en ese momento era su vehículo, se estaban dejando llevar completamente por la excitación y los sentimientos que los unían.
-¿Estás completamente segura?-preguntó acariciando las mejillas de la rubia.
-Totalmente-dijo antes de besarle. Fue entonces cuando Taylor dio el paso, cuando entró en ella, juntándonos en uno solo.
Los minutos se les hicieron eternos, no existía nadie ni nada más, tan solo ellos, quienes por fin, eran el uno del otro, es más, eran uno solo.
~
-Últimamente has estado distante-escucho su voz en mi oído y noto sus manos en mi cintura, abrazándome, así que me giro para quedar cara a cara con él.
-Perdona… ya sabes… lo de mi padre
-Bueno, pero ahora ya está bien.
-Sí-sonreí, no quería preocuparle
-Solo era cuestión de tiempo-sentenció antes de volver a besarme. Había echado de menos sus sinceros besos.
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Suddenly
RomanceLa familia Sinclair había vivido siempre en el pequeño pueblo Australiano Daylesford, allí eran una importante familia a cargo de importantes asuntos del pueblo. Todo parecía feliz y próspero para la familia hasta que Julie Sinclair murió en un acci...