Capitulo 04

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Gulf llegó a la dirección que le habían indicado los progenitores de Mild, miró el número de casa y coincidía, se quedó frente a una de la edificaciones observando con curiosidad y una mueca de dolor que inconscientemente nacía en su tierno rostro.

Edificios unidos unos a otros, todos iguales con varias escaleras que daban a la calle, era viejas edificaciones que a la vista eran bonitas, sencilla y sobre todo tranquila.

Después de unos saltitos erráticos y con ayuda de los barandales llegó a la puerta y tocó varias veces, más nunca recibió respuesta.

No había cosa más desquiciante que llamar a la puerta de alguien y no ser atendido.

Ya cuando estaba a punto de rendirse una vieja beta saco la cabeza por la ventana vecina para avisarle que los que alquilan esa casa suelen llegar a la tarde y si tenían eventos llegaban a la noche, así que suspirando profundamente decidió esperar en la escalera.

Se sentía ridículo, tenía dudas, miedo y su dignidad estaba por los suelos.

Pronto llegó la noche y la temperatura estaba bajando más, se estaba arrepintiendo de no haberse quedado con la madre de Mild, y cada vez sentía las opciones terminarse al darse cuenta cuán sólo estaba.

¿En verdad tenía que esperar por un omega que prácticamente es un desconocido con una esperanza oscilante de recibir su ayuda? ¿Qué pasa si se niega? ¿Dónde está el plan B? No hay plan B.
El plan A parecía cada vez más estúpido.

No muy lejos, unos pasos y risas se escuchó acercándose en donde estaba sentado.

Con todo lo que había estado pasando las últimas horas, Gulf prácticamente estaba siendo gobernado por su animal interior.
Sin pensarlo y por instinto de supervivencia se ocultó más en la final de la escalera aprovechando el arbusto para camuflarlo.

— Gracias chicos por acompañarme hasta mi casa — inmediatamente Gulf identificó la voz de Mild, a pesar de que había pasado años aun lo recordaba perfectamente.

— Nunca permitiríamos que vengas solo por las noches, pequeño omega travieso —una voz femenina y llena de amabilidad respondió al agradecimiento del omega.

Se escucho un suspiro corto y satisfecho— Gracias Sammy— Gulf podía jurar que se están abrazando por los ruiditos que hacen— ¡ah! —jadeo como si recordara algo— ¡Felicidades Mew! ¡Lo de esta noche fue un éxito! Tu empresa se lució ante la competencia, estoy seguro que ganaremos las licitaciones — volvió a hablar mild, seguido se encucho los pasos y unos gruñiditos como si estuviera volviendo a abrazar a la persona felicitada.

— Gracias a la cooperación de todos ustedes lo logramos — expresó una voz grave, llena de masculinidad y liderazgo. Una voz que con solo escucharlo demandaba obediencia.

El lobo de Gulf se removió al escucharlo, quella voz pertenecía sin duda a la de un poderoso alfa, el omega estaba extasiado, disfrutaba el hecho de sólo escucharlo, haciendo que baje completamente la guardia porque sin que Gulf lo sepa lo hacía sentir seguro.

— Bien —siguió hablando— tenemos tres días de descanso y luego empezamos las... — y la maravillosa voz de pronto calló.

Más un profundo gruñido se escuchó pulular desde el pecho de aquel imponente criatura.

— ¿Sucede algo Mew?— preguntó alarmada la voz femenina.

— ¿Olfateaste algo? ¿Es peligro?— preguntó el pequeño omega.

Si bien era una de las cosas que Gulf jamás podría hacer. Los alfas tenían los sentidos más desarrollados que cualquier otra especie, su olfato y audición tan agudo que ocultarse de ellos realmente difícil, pero no imposible...

VALIENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora