Capitulo 08

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Mild volvió de la universidad corriendo lo más rápido que sus cortas piernas podían permitir — ¡tarde tarde tarde! — murmuró acelerado, se preparó un sándwich tan rápido como pudo le dio un rápido de mordisco tomando sus cosas, con su comida mal envuelta, se giro en la puerta y se despidió de Gulf antes de salir de la casa nuevamente corriendo en dirección del estudio publicitario, pues él era el personaje principal para la grabación del producto que iban a vender.

El omega se quedó en medio de la sala, impresionado de la acelerada vida de Mild. No era muy diferente al suyo en realidad.

Gulf quiso cocinar algo para el pequeño omega, sentirse útil en agradecimiento. Pero tenía dos grandes problemas.
Una, no tenían nada para cocinar. Y dos, en toda su agitada su vida habrá pisado una o dos veces una cocina, lo que significa que aquello era un campo completamente desconocido.

Veinte minutos después de aquel pequeño torbellino  el teléfono sonó a tientas, y el corazón de Gulf empezó a latir más fuerte. No iba a negar que estaba constantemente asustado.

Dudo muchísimo antes de responder, pero aquel diabólico aparato no dejaba de sonar.

Levantó la bocina, llevándolo la oreja y antes de hablar Mild ya estaba gritando histérico desde el otro lado.

— ¡Gulf Gulf Gulf! ¡estoy desesperado!

Todos los sentidos del omega se alertaron, podía sentir los pelos de la nuca erizarse imaginando lo peor.

Pero si el omega del otro lado estaba desesperado Gulf sabe que debe mantener la calma, uno de los dos debía ser razonable— Tranquilo Mild —murmuró — ¿te encuentras bien? ¿Dónde estás? ¿Necesitas ayuda?

Mild respiraba jadeante del otro lado, pero Gulf había olvidado que el pequeño omega era un verdadero dramático.

—He olvidado mi guión —lloriqueo— y si Kaownah se entera me mata ¡Gulf! ¡Me mata! —el omega gimió bajito— soy un cadáver, porque me olvide de varios párrafos —se escuchó al omega al otro lado sorbiendo la nariz y siguiendo con su lloriqueo — dile a mi mami que la amo mucho— Gulf suspiro pelliscando el puente de su nariz, bajando la guardia.

—Dejame ayudarte omega —susurro protectoramente tratando de calmar al más joven.

—¿De verdad? ¿Podras traérmela? — susurro con un hilo de voz, consolandose con el omega mayor.

Gulf sonrió enternecido y asistió suavemente como si Mild pudiera verlo —¿Donde la tienes?

La voz del omega se había alegrado inmediatamente—Lo deje sobre mi cama.

— Ok— respondió con tranquilidad — Dime la dirección.

Se escucho un pequeño chillido de alegría — ¡Gracias mi Gulf! ¡eres un amor!  ¡Lo juro! definitivamente me casaré contigo!

Gulf rio con las ocurrencias del menor. Corto la llamada y con el tobillo recién sanado se puso en marcha hacia su destino.

Quince minutos habían pasado después de la llamada de Mild, Gulf llegó a un atractivo edificio de dos pisos. El nombre de aquella entidad se encontraba en lo alto, vistoso y muy moderno, con enormes letras anunciando a la empresa.

La gente entraba y salía, acarreaban muchas cosas curiosas, había personas disfrazadas, y hasta chistosas, otras maquilladas pulcramente, todos parecían atareados, había mucha energía en ese lugar. De repente, entre trabajos atareados y con los minutos sobre sus talones reían a carcajadas haciendo que en medio del arduo trabajo no haya ni un poco de ambiente pesado.

VALIENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora