Capítulo 33

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—Ámame alfa... dijiste que lo harías— hablo Gulf acariciando los musculosos hombros.

Mew levantó la cabeza mirándolo esperanzando —no contestaras? Podemos seguir amor?— preguntó mirándolo como un niño al que le prometieron un helado.

Claro que un alfa puede imponer su fuerza y exigir a su omega a cumplirle en la cama, quiera o no, pero Mew era diferente, el haría todo lo que su omega quiera, solo lo que Gulf desea hacer será lo que se hará, por su omega se tirará a sus pies y cumplirá sus deseos, será el único ser al que le daba poder de hacer lo que quiera con él.
Porque se estaba declarando esclavo de su omega.

Gulf se sentó en la cama y Mew se mantenía apoyado a la cama con los brazos en los costados siguiendo con la mirada sus movimientos, el menor se estiró, tomó su celular y la lanzó fuera de la habitación, en la sala se escucho impactar con algo y el aparato dejo de sonar automáticamente.

Volvió a mirar a Mew y se sonrieron traviesos— acabas de destrozar una herramienta de la empresa— Bromeó el alfa.

— ¿Acaso importa? Mi alfa es el dueño— respondió con autosuficiencia rodeando el cuello del mayor.

Mew se acercó sonriente mirando sus labios— ¿y quién es tu alfa?

—Tú eres mi alfa— respondió sin rodeos, y volvieron a seguir lo que habían empezado.

El menor flexionó una pierna llevandose con el ese envidiable y delicioso beso. Mew aprovechó para acariciar la piel desnuda, era fascinante lo suave y delicado que podía ser el omega a pesar de aparentar ser rudo.

Las caricias bajaron, metió la mano bajo la tela del bóxer y acarició la cara interna del muslo, un cosquilleo en el abdomen bajo del omega causó cuando las grandes manos lo recorrió acercando la mano a la zona más intima, la cual provocó que el menor rompa el beso jadeando, todo su cuerpo se movía con sensualidad, respondiendo a las estimulaciones.

Mew empezó a descender sus besos por el deleitante cuerpo, su dulce aroma, sus jadeos, la forma en el que su cuerpo respondía a sus toques, lo volvía loco, extasiado por su cuerpo.

Se tomo el tiempo de saborearlo, lo deseó por tanto tiempo y aunque su miembro dolía por ser atendido quería aprovechar cada pequeño centímetro, su prioridad es que su omega disfrute.

Gulf es la perfecta definición del omega perfecto.

Y no era perfecto porque sea extraordinario, ni por su extrema belleza, ni sus enloquecedoras curvas, no era perfecto por su embriagador sabor, ni lo apasionado que se mostraba ser.

Él era perfecto porque es su omega, su destinado, su alma gemela, y como tal debía amarlo de la manera más perfecta.

La suave piel eran tan tentadora que no podía evitar dejar marcas de amor por donde pasaba los adictivos labios del alfa, además de aquello también era una forma de marcar lo que era suyo, porque aunque no sea el momento de incrustar sus colmillos en el cuello de su hermoso omega el resto de su cuerpo serán marcados por sus labios.

Cuando los sensibles pezones fueron succionados el omega libero un grito placentero retorciéndose excitado bajo el alfa.

—Por favor alfa— rogó con un gemido arqueando la espalda, perdido en los toques de las grandes manos.

Mew estaba memorizando todas las zonas erógenas a la que mas desestabilizaban al omega hasta al punto de perder el aliento.

No pudo evitar inhalar profundamente cuando el bóxer fue destrozado y arrancado, la excitación de Gulf era la perdición de Mew.

Se agachó para tomar el muslo con sus grandes manos, la pierna la puso sobre el hombro y repartió besos por toda la piel, acercándose a la erótica intimidad donde el olor de la excitación del omega lo llamaba y provocaba que su miembro palpite hambriento por la satisfacción mutua.

VALIENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora