9.

360 52 70
                                    

.

Oficialmente, sin palabras.

Sí señores, aunque no lo crean, Draco Malfoy se puede quedar con su reconocida lengua viperina paralizada.

.

–¿Quieres que vayamos a almorzar? Temo que, si te cuento todo en este estado, pierdas el conocimiento de la impresión. Y con tu reacción de hace un rato no me atrevería a tocarte sin tu consentimiento. No vayas a sentirte acosado otra vez. Aunque despreocúpate, no eres de mi tipo.

Sé que es una broma, pero mis labios no se curvan ni un centímetro, menos ahora que la actitud de Theodore cambió radicalmente. Ya no parecía la víctima de un beso de dementor, por el contrario, su rostro se había iluminado y me sonreía amigablemente.

.

O sus dotes actorales eran dignos de un Globo de Oro.

O Nott tenía un severo caso de personalidad múltiple.

.

–No necesito comer. Necesito respuestas –aseguré.

–Tu estómago opina lo contrario. Es difícil hablarte de algo serio con esa banda sonora de fondo.

Parpadeé extrañado y puse atención para entender de qué carajo me hablaba. Fue en ese minuto que pude sentir mis orejas colorearse por la vergüenza. De mi abdomen salían sonidos extraños, como si un maldito alienígena estuviera abriendo su paso a través de mis entrañas. Ahora que recordaba, desde mi llegada que no había probado bocado. Me salté todas las comidas y considerando lo mucho que disfruto comer, probablemente estaba al borde de la inanición.

–Aún no es hora de almuerzo –respondí, tratando de no lucir decepcionado, pero ahora que me había dado cuenta de mi apetito, era capaz de tragar un animal entero sin masticar.

–Descuida, tengo santos en la corte.

Me llevó hasta el Gran Comedor que ahora lucía vacío, dejándome ahí unos minutos para luego aparecer con dos platos repletos de sobras del desayuno. Tan pronto situó el plato frente mí, tuve que restringir mis ganas de zamparme todo velozmente tal como lo hacía solo en mi mansión, así que procedí con cuidado, bocado por bocado. Él también se mantenía en silencio comiendo aunque me miraba con curiosidad en el proceso, mientras yo no despegué la vista de mi comida.

–¿Y bien? –solté, limpiándome las comisuras con la servilleta una vez que hice desaparecer todo.

Theodore suspiró y apoyó su mentón en la palma de la mano derecha. Me aguanté las ganas de zamarrearlo ya que se tomó cincuenta y cinco segundos en contestar.

.

Sí, los conté.

Tengo un TOC al respecto.

No me juzguen.

.

–Lo que ves ahora, no siempre fue de esta forma. Hay algunas cosas que cambiaron porque yo volví a cambiarlas –respondió, y su voz volvió a ser grave, distante–. Verás, mi futuro, es decir, el futuro de esta realidad, era oscuro, muy oscuro. No te puedes imaginar cuánto.

–¿Voldemort? –pregunté y él asintió como respuesta–. Pero no entiendo. Yo también vengo del futuro y no es oscuro... bueno, al menos no por una guerra mágica. Hay una pandemia ahora mismo en curso, pero no entraré en detalles. ¿Estoy siendo enredado? Mi punto es que yo vengo de un futuro "más futuro" que tú, considerando que tienes treinta y dos y yo cuarenta. A mis treinta y dos ya había caído hace muchos años Voldemort y...

Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora