12.

320 56 62
                                    

.

"Eso te pasa por no pensar antes de actuar" me regañé internamente, mientras sentía cómo las miradas de todo el puto sótano de Hufflepuff estaban clavadas en nosotros. Le di una vuelta a Granger para que no notara el atisbo de incomodidad que se había formado en mi rostro, armando mi mejor careta de indiferencia frente a ese hecho histórico.

.

Ella y yo.

Una Gryffindor y un Slytherin. 

Bailando.

.

Debo decir que mi ritmo le pateaba el trasero a esa sopa de hormonas que eran mis compañeros. Me encontraba a años luz de ellos gracias a la insistencia de Astoria de enseñarme a bailar solo porque a ella le encantaba hacerlo. 

.

Astoria...

Qué frustración.

.

Era muy extraño recordarla como mi señora, como aquella mujer que me cambió la vida y que me hizo muy feliz, para luego verla unos metros más allá, como una niña que parecía orbitar alrededor de ese bodrio llamado Cedric Diggory.

.

Maldito vampiro melancólico. 

.

Apreté los dientes. Pensaba que ir a esa estúpida fiesta iba a ayudarme a relajarme un poco –literalmente llevaba días con el ojo izquierdo palpitando– pero al final me había quedado recluido en una esquina, sentado en el peldaño de una escalera, mirando patéticamente como la versión alternativa y joven de mi señora se perdía en los ojos de otro hombre. 

Para rematar, luego de ese día repleto de revelaciones por parte de Theodore, el muy maldito se había cerrado por completo. Cada vez que trataba de preguntarle acerca de ese futuro que evitó o cómo lo hizo, él me desviaba la conversación. Y de eso ya llevaba una semana. Era un jodido Neo esquivando las balas que eran mis preguntas, y si bien, había quedado de acompañarme a esta celebración, estratégicamente no llegó dejándome plantado, por lo que no me quedó nada más que volver a la única cosa que no me traicionaba: el whisky.

–Nos están mirando –me susurró Granger divertida, logrando que retornara mi atención a ella.

–Qué bueno –espeté soberbio–, quizás así aprendan algo porque estaban haciendo cualquier cosa menos bailar. Un verdadero crimen visual. Y una ofensa para la música. 

Ella me sonrió con una calidez que no me esperaba, y debo admitir que me costó recomponer el compás de mis latidos. Fue entonces que la miré con detención por primera vez. Llevaba el cabello atado dejando a la vista un delicado cuello y, a pesar de que su ropa era sencilla, le daba un aire muy distinto a sus compañeras, que poco dejaban a la imaginación. 

No me malinterpreten. Soy de aquellos que defienden el derecho de cualquier persona a vestirse como se le de la regalada gana, pero en esos instantes, si debía elegir quien destacaba, increíblemente sería ella.  

.

"No vayas por ahí, Draco" me dije.

"Aunque parezcas un crío, por debajo eres veinte años mayor que ella".

.

La vi estirar la mano para pedirle con urgencia su vaso a Parvati Patil, sin dejar de moverse. Su amiga se lo entregó insegura, mirándonos intercaladamente.  Granger al parecer estaba sedienta, pues se bajó su contenido de un largo sorbo. Algo dentro de mi rogaba que no se tratara de alcohol, aunque asumí que no, dado que no había hecho ninguna morisqueta al beberlo. 

Sin embargo, pasados unos minutos, se veía muy relajada, feliz y con las mejillas coloradas. Dos opciones. O tenía mucha cuerda para seguir porque estaba entretenida o me encontraba presenciando otro hecho histórico: la primera borrachera de Granger. 

En eso, sonó algo parecido a una tonada tropical y todos nuestros compañeros comenzaron a marchar y a mover los dedos como si estuvieran disparando, con la espalda encorvada. 

.

Por Salazar, esos mocosos no tenían amor propio. 

.

Tomé a Granger por la cintura y enlacé una mano a la suya, recordando aquellos pasos que nos había enseñado aquel mago dominicano en una de nuestras escapadas con Astoria por nuestro aniversario.

.

Mierda. El recuerdo me pegó duro. 

Ojalá hubiera apreciado de mejor forma esos momentos...

.

Me golpeé mentalmente para regresar y disfrutar ese momento, mientras Granger parecía sorprendida con mis habilidades. Se dejaba dirigir mientras más y más gente comenzaba a rodearnos para observarnos bailar, al principio con una shocked pikachu face, para luego chiflar de manera eufórica, alentándonos a seguir.

A todo esto, me disculpan por la reciente analogía. Scorpius era un verdadero catador de memes y a través de él me los conocía todos, a mis cuarenta años de edad. Por cierto ¿Les comenté que tengo una memoria incomparable para el conocimiento inútil? Por eso podía citar películas, recordar movimientos de hace siglos y hacer conexiones ridículas con conocimiento popular.

.

Me estoy desviando. 

En fin, volvamos a lo nuestro...

.

Una mirada insistente parecía querer hacerme explotar la cabeza a distancia. Con un nuevo giro pude identificar a la pasada al dueño de ella. Tuve que reprimir una sonrisa. Admito que algo dentro de mí se regocijó al verlo tan desencajado con nuestra improvisada cercanía. De seguro el muy bastardo siempre la dio por sentada y ahora era consciente del peligro de perderla. 

–Nos está mirando Potter –le informé, notando que ella se tensaba un segundo frente a mi agarre.

No obstante, rápidamente se distendió y se acercó a mí, mirando por encima de mi hombro al aludido. Luego regresó su vista a mi rostro, susurrando con los ojos brillosos algo que me dejó marcando ocupado.

–Entonces, no me decepciones.

.

Espera, ¿qué?

.

Pero no alcancé a pronunciar palabra, ya que al despegar los labios para hacerlo, mi voz se vio interrumpida por su boca.

.

Yo estaba paralizado.

Y Hermione Granger me estaba besando.

.




N/A: Capítulo cortito, no pude más. Estoy exhausta con mi trabajo y mi vida, lo siento =(

Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora