5.

392 56 44
                                    

Bien. Heme aquí. Con una cara de culo kilométrica y unas ojeras tan extensas que podría pateármelas si quisiera.

.

Y todo indicaba que eso solo era el comienzo de mis problemas.

.

Luego de comprobar que el maldito armario no estaba en ningún sitio, Morfeo me fue especialmente esquivo y no me dejó pegar un ojo en toda la noche, lo cual se debía a que no entendía qué carajo estaba pasando (y porque ya me había desacostumbrado a los ronquidos del estúpido de Goyle).

Es que no lo entendía. Mi llegada fue en una época en la cual no podría haber afectado el ingreso del susodicho mueble a Hogwarts y, aún así, éste brillaba por su ausencia. Y eso no era lo único que me perturbaba. No. Había que agregar a la salsa el hecho de que jugué un partido en el que nunca participé, que Theodore Nott parecía sospechar que yo en verdad no "era ese yo" y que, más encima, cree un nuevo recuerdo respecto a Granger.

.

Maldita sea.

Maldito soy.

No.

Maldito whisky.

.

Bajé a desayunar aparentando indiferencia frente a la mirada inquisidora de Nott, pegándome convenientemente a Zabini y a Parkinson, de manera de evitar que me volviera a preguntar cosas que sencillamente no podría responder. Afortunadamente, pronto lo perdí entre el alumnado, aunque tal vez nunca presupuestó seguirme. Quién sabe. Ese tío siempre fue muy raro. 

–Hermano, en serio, no –me suelta de pronto Blaise, justo a metros de entrar al Gran Comedor–. No, no. 

–¿No qué? –pregunto confundido.

Él le da una mirada cómplice a Pansy quien, tomándome totalmente desprevenido, eleva sus manos a mi cabellera para moverlas con rapidez, deshaciendo aquel característico peinado hacia atrás que tantos minutos me tardé en replicar por la mañana, ya que nunca encontré la condenada goma.

–¡Qué mierda! –exclamo más agudo de lo que a mi hombría le gustaría, retrocediendo como si le hubieran dado una paliza a mi ego–. ¡Parkinson!

–Gracias querida –suelta Blaise con un dramático suspiro, como si ella le hubiera quitado un peso de encima–. Eso, lo que tenías en la cabeza amigo, era un gran "no". ¿Qué diablos, Draco? ¿Le prestaste tu cabeza a una vaca para que la lamiera? Ya es la segunda vez que te veo con ese insulto al buen gusto. Era tiempo de tomar cartas en el asunto antes de que se te hiciera una costumbre arreglarte así. Además, peinarte tan violentamente hacia atrás te va a dejar un pelón o, al menos, una frente de dos metros.

.

Shit.

.

Creo que ahora tengo dibujada una cara de pendejo que no podría replicar aunque quisiera. ¿Segunda vez que me peinaba así? ¿Y todos los años anteriores? Por no decir, ¿casi toda mi niñez y adolescencia? Todo se estaba volviendo cada vez más y más peculiar, y el miedo se estaba carcomiendo mis entrañas. 

.

¿Realmente mi regreso al pasado estaba cambiando tantas cosas por el solo hecho de volver? 

¿O había algo en lo que no estaba reparando?

¿Qué se me estaba pasando?

.

Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora