Interludio 6 (HG/TN)

452 42 31
                                    

"Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos, y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirar sin parpadear, y quien se acerca, se enciende".

(Libro de los abrazos, 1989)

.

Ella

Él andaba profundamente distraído. Por más que lo miraba, parecía no notar mi presencia, a pesar de que incluso creo que llegué a perforar su espalda de tanto que lo observé durante la cena. La ansiedad me carcomía. Mañana volveríamos a Londres y, por lo tanto, todo se acabaría entre los dos. Sabía que ello sucedería de antemano, pero ahora que era inminente, no quería aceptarlo.

.

Era ilógico cómo en tiempo record, él había logrado calar tan hondo.

Meterse tan dentro de mis pensamientos.
.

Draco prácticamente había sacado a Harry de mi sistema a patadas, con una facilidad que en verdad me asustaba. Se me hizo tan natural caer en sus redes, sentir cosas por él aunque no fuese su intención, que ahora ante la inminencia del fin de este falso noviazgo, me negaba a someterme frente a la realidad.

Me giré para pedir la ensalada y al girar mi cuello, éste crujió en demasía. Incluso Ginny me observó con los ojos bien abiertos por lo fuerte que sonó.

.

Estaba tensa.

Demasiado para mí colon.

.

Luego de la fiesta y de nuestro encuentro en aquel salón, que él calificó como "una equivocación", quedamos en permanecer como amigos y no volver a caer la tentación. La verdad sea dicha, sus palabras me entraron por un oído y me salieron por el otro, porque a pesar de que la pastilla de los gemelos Weasley me permitió tomar la iniciativa esa noche, también logró que yo pudiera aceptar algo que quizás en otras circunstancias no habría logrado exteriorizar.

Nunca fui buena para hablar de mis sentimientos. En realidad, nunca fui buena para hablar de este tipo de sentimientos, pero ahora que los había sacado, era difícil volver a meterlos dentro, incluso sin entenderlos por completo. ¿Eran reales siquiera?

.

Quizás, más que "coraje", la pastilla me había dado "locura".

Porque cuando estaba a su lado, otra Hermione surgía.

.

Presencié como él daba por finalizada su cena y se levantaba junto a Theodore, borrando de un plumazo cualquier oportunidad de conversar con él antes de tomar el tren, por lo que enterré los dedos en mi cabello, cargada de frustración. Entre la incredulidad y la necesidad, me había autoconvencido que, para salir de la incógnita, debía besarlo otra vez, sin pastilla de por medio. Honestamente dudaba que fuera a cambiar algo,  ya que lo que estaba experimentando se sentía demasiado real. ¡Hasta estaba empezando a mirar con malos ojos a Theodore! Porque era claro que estaba en la misma página que yo, aunque no podía descifrar cual era la opinión de Draco al respecto.

Sacudí la cabeza derrotada y me levanté para marcharme, pasando al baño para mojarme la cara antes de llegar a la torre. "A ver si se te borra la cara de culo, Hermione" me reprendí al ver mi rostro en el espejo. 

Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora