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No sé cuánto tiempo llevaba echado ahí como vaca de pesebre, en el jardín del castillo, cerca del lago negro, degustando al gran culpable de todo esto, pero al menos debían ser un par de horas. Reconozco que después del lío en que me metí no debería estar bebiendo, pero en esos momentos quería relajarme, desconectarme o iba a sufrir de una neurisma y adiós mundo cruel.

¿Que cómo conseguí una petaca con whisky? Bueno, tengo mis métodos y jamás entregaré a mis proveedores. Afortunadamente, tanto en mi propia realidad como en esta, hay emprendedores capaces de ingresar alcohol de contrabando para gente necesitada como yo.

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Oferta y demanda le dicen.

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Todo estaba tranquilo, quizás demasiado, pero no duró lo suficiente. De pronto, la silueta de Granger se atravesó en mi campo visual, logrando que pegara un salto desde mi asiento y derramara un poco de alcohol en mi túnica. La vi sonreír por haberme asustado y procedió a arrodillarse al lado mío.

-Harry -soltó sin más, mirando el horizonte de forma dramática-. Si vas a empezar a cotillear sobre nuestro encuentro de anoche, prefiero que sepas que estaba así por Harry, no por Ron.

Me quedé helado. No solo porque ella había decidido responder algo que definitivamente no era de mi incumbencia, sino porque nunca pensé que Hermione Granger viera con otros ojos al rajado. Concordarán conmigo que era casi inmoral considerando lo cercanos que eran. Por último, con Weasley se llevaban como el perro y el gato, pero ¿Potter? ¿Qué tan distinta era la relación de ellos en este mundo?

-Esta es la parte donde me tranquilizas y me aseguras que no vas a decir nada -agregó, nerviosa ante mi silencio.

Me lamí los labios ganando tiempo para torturarla un poco más. Se me había olvidado lo gratificante que era molestarla, aunque esta vez, sin crueldad de por medio.

-No diré nada... todavía -solté socarrón.

Me pegó un golpe en el brazo que me hizo recordar lo mucho que había sufrido con el puñetazo en la nariz. ¿Este Draco habría recibido uno? Si no, lo lamentaba por él. Dentro de todo, había sido una experiencia inolvidable. Dudaba que alguien más hubiera merecido el puño de acero de Granger, aunque debía admitir que ese golpe que recién había recibido era ¿amistoso? Parecía que ella estuviera conteniendo una risa.

-Oye -esbozó-. ¿Por qué te mira Theodore de esa forma?

Fruncí el ceño y miré en la dirección que me indicaba. Efectivamente, unos metros más allá, Theodore reposaba su espalda en un árbol y fijaba su atención en nosotros, o mejor dicho, en mí. Yo creo que si hubiera tenido ojos de rayos láser, ya me habría partido a la mitad.

"Vas a tener que seguir mis instrucciones" me dijo. Probablemente que me encontrara así, casualmente charlando con Granger, no estaba dentro de su esquema de cómo debería comportarme.

-Me tiene ganas -respondí, chasqueando la lengua-. ¿Puedes culparlo?

-¿De tener un pésimo gusto? -repuso ella, alzando una ceja-. Bueno, en el corazón no se manda.

Me llevé la mano libre teatralmente al pecho.

-Me dueles, Granger. Pero tienes razón. Si estabas lloriqueando por Potter, tener pésimo gusto no debe ser un pecado, o sino ya estarías en el infierno.

-¡Hey! Qué te...

-Te pediré algo a cambio -la interrumpí, ya que mientras era fulminado por los ojos de Theodore, una idea se prendió en mi cabeza-. Necesito ayuda con algo y tú amas investigar. Si me ayudas, no me iré de lengua que tienes un crush con el santo ese.

Nuevamente, ella me lanzó esa mirada confundida y desconfiada que me había brindado en la sala de pociones.

-Hablas raro, Malfoy. Te cambió el golpe en la cabeza -sentenció negando-. Pero dime, qué quieres que haga.

Tomé unos segundos antes de soltar mi petición. Tenía que ser claro, efectivo, y no levantar muchas sospechas, aunque eso fuera un poco imposible considerando lo que tenía presupuestado pedirle.

-Necesito que recopiles toda la información sobre la posibilidad de abrir portales a mundos paralelos.

Ella abrió la boca y la volvió a cerrar. Repitió la operación un par de veces antes de poder hablar.

-¿Para qué?

-No me preguntes por mis negocios, Granger.

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Oh sí.

Había sonado todo lo Michael Corleone que había calculado.

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Me observó detenidamente, antes de volver a intervenir.

-¿Eso es una petaca? -interrogó ceñuda, apuntando a mi tesoro-. ¿Qué estás bebiendo?

-Jugo de pera.

-¿Ah, sí? Entonces convídame.

Moví mi índice horizontalmente para negarme a su petición. Yo sabía que ella no era idiota, y ella sabía que yo no estaba tomando jugo. Para que nos íbamos a pisar las túnicas entre nosotros.

-No me gusta intercambiar bichos. Al menos no así.

Granger bufó resignada aunque un leve tono carmín tiñó sus mejillas.

-Sabes que tendría que entrar a la Sección Prohibida si hago lo que me pides, ¿no?.

-Entonces será fácil. Tienes un magíster en meterte en problemas con Potter y Weasley. Esto debería ser pan comido.

Ahora, ella suspiró.

Lo sé, soy una espinilla en el trasero, pero era eso o enloquecer y hundirme en la más absoluta depresión. Tenía que luchar por volver a mi mundo, y si Granger había logrado que sus dos amigos imprudentes permanecieran con vida, era una gran aliada para encontrar una solución. Ahora, solo era un 99,9% imposible. Me aferraría a ese 0,1%.

-De acuerdo -concedió rendida-. Te aviso si encuentro algo.

-Perfecto.

No hubo más intercambio, sin embargo, me dio otro golpe en el brazo antes de irse. De seguro me dejaría un moretón la muy insurrecta.

La vi marcharse y cruzarse con Theodore, quien comenzó a avanzar hasta mí, ocupando el lugar que ella había dejado vacante.

-Veo que eres igual de tozudo que el Draco de acá. Al menos, algo estás haciendo bien -me soltó, quitándome la petaca de la mano para beber-. ¿Por qué sigues haciendo vida social con Granger?

-Me será útil -declaré, sin intenciones de darle más explicaciones-. Pero si tan nervioso te pone, dime qué se supone que tiene que pasar, para intervenir lo menos posible en su "destino".

La mirada de Theodore se desvió y, como era su costumbre, me soltó información que me dejaba corriendo en círculos.

-A decir verdad, no está escrito, así que no hay nada que pudieras cambiar del futuro -explicó, y pude notar su voz teñida de abatimiento.

Me rasqué la cabeza, repitiendo sus palabras para tratar de descifrarlas.

-No entiendo -confesé.

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Una maldita frase que se estaba haciendo costumbre en estas últimas horas.

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Él se empinó lo que quedaba en la petaca y se dejó caer de espaldas a mi lado, cerrando los ojos como si estuviera reviviendo todo. Una mueca horrenda se formó en sus facciones

-No está escrito porque Granger fue asesinada en quinto año, Malfoy.

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N/A: Literalmente corrí para cumplir. Pero cumplí. Espero no decepcionar =(

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