Las puertas de metal desaparecieron abriéndonos paso a una multitud de personas. Vi a Liv escabullirse después de gritar que iría en busca de Leo, y Polo y yo bajamos del ascensor siguiendo el camino de mi amiga.
No había luces prendidas aparte de fuertes reflectores que iluminaban el apartamento de azul, creando un ambiente ligeramente psicodélico. Al igual que el piso de Liv, parecía tratarse de un espacio de techos altos, grande y abierto, aunque no podía estar segura rodeada de tantas personas. Lo que los diferenciaba era una escalera recta de gradas de madera y paredes de vidrio que desembocaba en el centro del piso. Desde el primer nivel podía ver la segunda planta, la cual estaba bordeada por la misma barandilla de la escalera, donde varias personas estaban apoyadas haciéndolo parecer un balcón. Me llamaron la atención los enormes ventanales que comprendían ambos pisos, que, a través de dos puertas a cada extremo, llevaban a una terraza.
Caminamos por el lugar hasta detenernos en un bar desde donde se podía ver una mesa de billar cubierta por una funda sintética en la que estaban dos chicos apoyados. Los reconocí de inmediato, al igual que ellos a mí.
—¡Ava! —dijo Chris muy feliz con un vaso en la mano. ¿Cómo era posible que siempre que llegábamos, él ya estaba ebrio?
Me acerqué a ellos saludándolos de vuelta.
—¿Quién es este guapo? —preguntó desviando la mirada a mi amigo claramente interesado.
—Hola, me llamo Polo —respondió con la educación que lo caracteriza. Reí por su formalidad y Chris sonrió satisfecho con el comportamiento de mi amigo. Parecía querer comérselo con la mirada.
—Basta, Chris, vas a espantarlo —intervino Max por primera vez—. ¿De dónde conoces a Leo? —me preguntó cambiando de tema. Estaba por responder cuando chasqueó los dedos como si hubiese recordado—. Cierto, eres amiga de Liv.
—¿Y ustedes? —devolví la pregunta. Mientras, Polo fue al bar a pedir algo de beber.
—Él es unos años mayor, pero nos conocimos en un juego de hockey cuando me tumbó sobre la pista de hielo de la escuela —contó divertido antes de beber de su vaso.
¿Una pista de hielo? ¿De la escuela? ¿Qué pasó con las canchas de fútbol o baloncesto?
—Todos fueron al mismo colegio, ¿no?
Hasta el momento tanto Liv como Leo, Derek, Pía, Max y Chris habían estudiado juntos. Se me hacía tan raro que todos asistiesen a la misma universidad. Parecía imposible.
—¡Ahí viene el festejado! —interrumpió Chris gritando a la vez que levantaba ambas manos sobre su cabeza.
Me di vuelta para encontrarme a Liv acompañada de Leo y Derek. Ambos vestían camisas y vaqueros. Mientras la de Leo era color verde oliva hasta la muñeca, su amigo la tenía blanca con los primeros dos botones abiertos y remangada a la altura de los codos, dándole un aire informal, pero elegante. Había que reconocer que no era desagradable de ver.
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ALBA © [Disponible en físico]
Romance¡YA EN LIBRERÍAS! [Esta versión es un borrador] Ella no sabe conducir, él es un corredor profesional. Ella no confía en nadie, él no puede permitirse perder la confianza en sí mismo. Ella odia las mentiras, él es experto en ellas. Lucen distintos, p...