Capítulo 17

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***Nuevas expresiones en el vocabulario de Ava: che casino (ke casino, pronunciación), significa qué desastre. Madonna e santo Antonio, es un "Virgen y San Antonio", una expresión como "Dios mío"

¿Por qué se detuvo? ¿Por qué no me detuve yo?

Derek estaba a unos centímetros de mí, distancia que puso entre nosotros de un momento a otro. Intenté recuperar el aliento con la vista fija en él... Me faltaba el aire. 

Él me miró confuso y asombrado, mismas emociones que probablemente él veía en mí. ¿Qué acababa de pasar?

Pasó una mano por su rostro y cerró los ojos, lo que me indicó que se había arrepentido al instante. Yo empecé a girar la cabeza sin buscar algo en específico. A unos metros, Liv y Leo nos veían quietos con los ojos y la boca abiertos de par en par. Me alejé rápidamente de la escena y caminé hacia los primos. Tomé la mano de Liv y la llevé conmigo entre la gente al baño de mujeres. Como nunca, y por suerte, no había cola para entrar. Empujé la puerta y caminé al lavamanos.

—Oh. Por. Dios.

Apoyé ambas manos en el lavabo y suspiré varias veces.

—¿Qué acabo de hacer, Liv?

—Oh. Por. Dios —dijo una vez más

—Liv —volteé a verla—, ¿qué hice?

—¿Cómo no lo vi antes? ¡Son preciosos juntos! —cambió la sorpresa en su rostro por alegría.

—No digas tonterías. —Sentí mis mejillas con el dorso de mis manos, estaban quemando—. Cazzo.

—Ay, sí. Ahora te angustias, pero hace unos segundos tenías su lengua en tu esófago. No me vas a negar que lo disfrutaste, o ¿acaso no sientes cómo te están temblando las piernas?

La fulminé con la mirada. Era cierto, pero no debía serlo.

—¿Por qué es tan malo? —Se acercó a mí cruzándose de brazos. La vi incrédula.

—¡Es Derek! —dije como si fuese obvio, pero ella solo se encogió de hombros—. Ayer terminó con Pía, es mi amigo y está demasiado ebrio. 

—Si así te comes a tus amigos, no quiero ni imaginar cómo te almorzabas a tu ex —dijo mientras apoyaba la cadera en el lavamanos a mi costado—. Además, tú no estás del todo sobria tampoco que digamos.

—¡Exacto! —Cerré los ojos y bajé la cabeza—. Maldita sea.

No tuve que besarlo, fue un error. Delicioso, pero error aún. Ninguno estaba lúcido. Cuando se separó, fue como si un vaso de agua helada hubiese caído sobre nuestras cabezas... y fue lo mejor. 

—A mí me encantan. Son la pareja más ardiente que he visto en toda mi vida. —La miré seria.

—Ni se te ocurra, Liv —hablé terminante. Lo que menos necesitaba en ese momento era la vivacidad de mi amiga—. No somos una pareja.

—No tienen que serlo para comerse. Te lo digo yo, la voz de la experiencia.

—¡Liv! Estoy hablando en serio —bufé y ella rio—. ¿Cómo se supone que lo voy a ver a la cara ahora?

—No lo haces, te lo devoras y listo.

—¡Liv! —advertí cabreada. 

—¿Cuál es el gran problema? Disfrútalo. La vida es una. Incluso podrías llamarlo aquí dentro y yo los dejo solos. Es un milagro que el baño esté tan vacío —reconoció viendo el espacio como si lo analizara—, pueden aprovecharlo, porque es obvio que las ganas la tienen ambos. —Abrí los ojos por su comentario—. Además, eres mi diosa. Mañana cita con Iker y hoy con Keller. Te admiro, linda.

ALBA © [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora