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**Otra: Mannaggia la miseria, puede ser Maldita sea, Me cago en todo, etc. Las "g" se pronuncian como una "y". Igual si quieren sería mejor que busquen la pronunciación en traductor de google, porque describirlo con letras no es muy sencillo jejej. Listo, sin más preámbulo, disfruten!!
—¿Estás segura? —preguntó entornando las cejas.
—Sí —respondí simplemente. Estaba convencida y no cambiaría de opinión.
—¿Tú vas a hacerlo todo?
—No es mi primera vez. —Me encogí de hombros.
—Mierda, Sally. —Sonrió de lado—. Me sorprendes.
—Mira y aprende.
Empecé por remangar mis mangas y poner las manos en acción.
Abrí el paquete de harina y prendí la balanza.
—No entiendo la fascinación —admitió al mismo tiempo que dejaba el resto de bolsas de papel sobre uno de los estantes—. ¿Por qué hacerla cuando puedes ir a un restaurante y listo?
—Uff, Dieguito —bufé decepcionada mientras colocaba los ingredientes en el recipiente—. No hay nada como comer una pizza hecha desde cero. La masa, la salsa de tomate... —Mi boca empezó a salivar de tan solo imaginarlo—. Es delicioso.
—¿Y qué te hace creer que eres tan buena cocinando? —me cuestionó levantando una ceja y desafiándome con su tono de voz—. Pensabas que tu café también era muy bueno pero...
Estiré el rostro y detuve mis acciones.
—A ver, mi café es mucho mejor que el tuyo y con respeto por favor, porque todo lo que sé es gracias a mi abuela —le expliqué señalándolo con un tenedor—. Cocino bien, muy bien.
—¿Tanto como juegas billar? —dijo apoyándose en la isla—. Porque si es así, puedo distraerte un poco.
—Qué gracioso. No te creas que he olvidado que hiciste trampa —conté sacando mi móvil del bolsillo. Entré a Spotify y puse el playlist que solía escuchar cuando estaba en la cocina.
—¿Eso es parte de la magia? —Señaló el lugar de donde provenía el sonido. Asentí dejándolo sobre la mesa y caminando hacia las compras.
Una llamada al celular de Derek nos interrumpió y la contestó saliendo al balcón. Abrí una de las bolsas y saqué el envase de pickles encurtidos. Obviamente no para la pizza; mi abuela me mataría. Pero me gustaban y desde que los compramos había querido comer uno.
Quise desenroscar la tapa de metal pero, como estaba muy duro, casi lo dejé caer cuando logré abrirlo. Al ser de vidrio, para evitar que se rompiera, tuve que hacer una maniobra muy extraña cual malabarista novato en la que terminé empapada en el vinagre y con muchos de los pepinillos dispersados por el suelo.
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ALBA © [Disponible en físico]
Storie d'amore¡YA EN LIBRERÍAS! [Esta versión es un borrador] Ella no sabe conducir, él es un corredor profesional. Ella no confía en nadie, él no puede permitirse perder la confianza en sí mismo. Ella odia las mentiras, él es experto en ellas. Lucen distintos, p...