Capítulo 35

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¿Qué estaba haciendo Pía aquí?

—De seguro se enteró —asumió Derek leyendo mis pensamientos.

Volteé a verlo y no parecía haberse alterado.

—¿No te incomoda? —le pregunté extrañada intentando camuflar mi rabia.

¿Por qué mierda estaba tan tranquilo? Literalmente lo acusó de haberme drogado, invadía su casa como si fuese la dueña y él estaba como si nada. Para ser alguien que golpeaba como un animal cada vez que se molestaba, estaba demasiado calmado.

—No podría importarme menos —respondió encogiéndose de hombros.

Presioné los labios y asentí. Si él no estaba preocupado por la presencia de su ex difamadora y loca, ¿por qué debería estarlo yo?

—Además, prefiero no crear problemas entre mis papás y Jacqueline.

Y este ya empezó de nuevo con ese nombre. Pero ¿cuál era su fijación con esa señora? ¿Estaba loco? Le había escuchado decir Jacqueline mil veces más que Ava.

Desvié la mirada del obsesionado y la centré en Ginger, quien caminaba al bar.

—Ey —dijo llamando mi atención—, no te preocupes por ella.

—No me preocupa en absoluto. Solo no quiero que arruine tu fiesta —admití con una pequeña sonrisa. No era completamente mentira. En serio no quería problemas, pero tampoco podía decir que eso era lo único que pasaba por mi cabeza.

—Imposible... Si te tengo al lado, no puede arruinarse —dijo antes de depositar un beso en mis labios.

Ese hombre sí que sabía cómo hacer sentir especial a una chica.

Sonreí por su respuesta y acaricié su mejilla, pero logré ver a Liv por el rabillo de ojos a un costado con una mirada asesina. Seguí el origen de su enfado y me encontré con la misma pelirroja que yo había estado viendo. Mierda. Me levanté de las piernas de Derek como si fuesen un resorte y me apresuré hasta mi amiga, quien estaba caminando hacia ella.

—Liv, ni lo pienses. —Me interpuse en su camino.

—¡¿Qué hace aquí la maldita Ginger?! —exclamó intentando evadirme, pero no se lo permití— ¿Vas a dejar que se quede después de las porquerías que dijo?

Y eso que no sabía sobre las bragas de encaje.

—No vamos a hacer un escándalo, Liv. —le pedí con la voz más tranquila que pude lograr.

Yo quería explotar al igual que ella, pero si a Liv le dabas cuerda, no paraba y tomaba ese impulso para hacer todo lo que le nacía. Así que, por más que sentía que yo era un fosforito a punto de prenderse, respiré y solté:

—Es el cumpleaños de Derek, no hay que arruinarlo.

—Ugh —gruñó y apretó los dientes—, ¿quién se cree para venir? ¡Maldita igualada!

—Solo ignórala. No le des la atención que quiere y se irá.

Ahora solo faltaba que yo me creyera eso.

Ella suspiró con fuerza y se contuvo.

—Eres demasiado buena, linda —me dijo caminando en dirección contraria—, demasiado buena.

Respiré cuando Liv se alejó. Al menos me hizo caso y evité un desastre. Giré sobre mis talones para volver y vi que Pía no estaba más en la barra. Busqué con la mirada y me la encontré acercándose a Derek. Ugh, ¡pero qué TARADA!

ALBA © [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora