Capítulo 39

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Llegamos a la comisaría en cuestión de minutos. Becca estaba afuera de brazos cruzados y caminando de un lado a otro, ni señal de Leo. Al ser de madrugada, lo único que iluminaba el espacio era la luz que salía por las puertas de vidrio de la comisaría y los faroles. Bajamos del auto de Liv rápidamente y nos acercamos a Becca. En simultáneo, un auto rojo estacionó cerca y el conductor también se acercó a nosotras.

—¿Seth? —lo reconocí—. ¿Qué estás haciendo aquí?

Antes de que pudiera contestar, la chica de cabello negro nos vio.

—¿Se puede saber qué mierda ocurrió? —habló con la vista fija en el rubio—. Un momento están hablando y otro recibo una llamada de Leo diciéndome que están de camino a una comisaría.

—¡¿También arrestaron a Leo?! —gritó Liv.

—No, Olivia. Solo a Keller.

—¿Qué? ¿Por qué? —le pregunté del todo desconcertada.

—No lo sé, pero tú debes saberlo —se dirigió al chico—. Así que ¿por qué no nos dices?

¿Seth? ¿Por qué él sabría qué sucedió?

El mismo pasó una mano por su cabello rubio y suspiró.

—Es por las carreras —nos informó.

Estiré el rostro.

—Pero eso no tiene sentido —dije—. Si fue por eso, ¿qué haces tú aquí y Leo libre? ¿No deberían estar ustedes y el resto detenidos? Después de todo, ellos también están cometiendo delitos, ¿no? —Me volví a Becca y Liv en busca de respuestas. Ellas, si bien aún no eran abogadas, estudiaban para serlo y algo sobre leyes debían saber.

—¡¿Qué sabré, linda?! Yo me voy a dedicar a derecho ambiental. Que responda Morticia.

Me centré en ella.

—Pues si hubiera sido en la pista lo habrían hecho, pero no fue allí.

Cada vez entendía menos y más preguntas se formulaban en mi cabeza.

—¿Como que si hubiera sido en la pista? Si ahí estaban cuando nos fuimos.

—¡Exacto! —exclamó Becca—. Un momento estaba curando a Leo por la locura de Keller, y al segundo siguiente los dos salieron en el carro de Leo y él en el suyo —señaló a Seth—. Lo siguiente que supe fue lo que me dijo Leo en la llamada.

—¿Y dónde está él? —preguntó mi amiga.

—Adentro con el abogado de Keller intentando solucionar esto.

Giré para ver a Seth, quien actuaba extraño. Nervioso, tenso, como si le picaran las manos.

—¿Qué mierda ocurrió? —espeté—. ¿Y qué te ocurre a ti? Deja de temblar.

—Linda —me llamó—, quién está temblando eres tú.

No me di cuenta hasta que sentí sus manos en mis brazos. Al parecer estaba tan nerviosa que mi cuerpo reaccionó de esa forma. Me crucé de brazos para detenerlo y me centré en el rubio que, aunque no temblaba, sí se veía diferente.

—No importa, ¿qué sucedió?

—No sé, Ava —balbuceó con la voz afectada—. Salimos un momento en los autos, pero no nos alejamos tanto de la pista. Antes de que siquiera pudiera bajar de mi coche, oí la sirena de una patrulla. Se acercaron a ellos y se llevaron a Keller.

—¿Por qué? Si no estaban en la pista, ¿por qué lo detuvieron?

—Creo que sabían que las organizaba, o al menos eso supongo. No estoy seguro —respondió.

ALBA © [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora