Capítulo 13

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—El body tiene unos botones en la parte inferior para que puedas abrírtelo por abajo —dijo ella con voz temblorosa.

—Ya lo sé. ¿Quieres que me lo abra?

—Dios, sí..., por favor... —pidió en un murmullo.

—A condición de que te desabroches los pantalones tú también —exigió Juliana.

—Hace rato que los tengo desabrochados, querida. Tengo los vaqueros por los tobillos. Estoy tan húmeda que dudo que mis bragas sigan sirviendo después de esto.

Juliana soltó una carcajada. Le encantaba excitarla como Valentina lo hacía con ella.

—¿Estás seguro de que quieres ver esto?

—Sí, joder. Ábrete el body de una vez.

Juliana se introdujo la mano derecha entre las piernas y se desabrochó la prenda. El fino tejido de seda ya estaba mojado.

—Estoy empapada —explicó.

—¡Dios! Juliana, tócate para que yo te vea.

Se separó los labios inferiores para buscarse el clítoris y, con un movimiento circular, empezó a mimar su punto de placer que fue endureciéndose e hinchándose bajo sus caricias. Y tuvo que echar las caderas hacia delante. 

—Tócate los pechos, Juliana.

Con la mano izquierda, que tenía apoyada sobre la zona del ombligo, empezó a restregarse los senos.

—Eso es, cielo. Eres perfecta.

Vencida por la tentación, Juliana retiró la mano derecha del clítoris y levantó los dedos. Los flujos los habían empapado y dejado resbaladizos. Juliana los mostró ante la cámara durante un rato y luego, muy lentamente, se los acercó a la boca y, sin decir nada, empezó a lamérselos.

A pesar del olor a sexo que desprendían, a Juliana le supieron a especias. Continuaba acariciándose el pecho y pellizcándose los pezones con la mano izquierda.

—¡Dios, cielo! —se oyó jadear a Valentina.

Juliana giró la mano, se la introdujo entera en la boca y empezó a chuparse los dedos. La respiración contenida de Valentina le hizo saber que contaba con toda su atención. Inclinó la cabeza hacia atrás y levantó la mano para chupar sus dedos. En aquella postura, Valentina tenía un primer plano de los músculos del cuello de Juliana moviéndose.

—Juliana... —gimió ella—, voy a explotar.

—Todavía no —masculló ella con los dedos aún en la boca.

Luego se sacó la mano, se levantó y continuó:

—No hasta que hayamos jugado con algunos de los regalitos que me han traído.

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Acabo de publicar otra historia por si quieren pasarse por allá

Bad Girl (Juliantina AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora