Capítulo 16

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Juliana colgó y se dirigió a la puerta consciente de que aquello no quedaría así: su madre se la devolvería con creces. Por ahora, a pesar de todo, Juliana podía disfrutar con la imagen de Guadalupe Valdés completamente desencajada, sentada y con la mirada clavada en el teléfono.

Al cabo de unos minutos entró en el Jane's y echó un vistazo.

El bar era el típico local de barrio: máquinas de discos de vinilo a lo largo de dos de los lados y mesas pequeñas abarrotadas en el centro. Contaba también con una minúscula pista de baile que los fines de semana hacía de escenario; aquella noche, por ejemplo, había un dúo, una pareja de la zona que tocaba a cambio de copas y propinas.

Eran las diez y media de un sábado por la noche y el bar estaba bastante lleno, de modo que Juliana tuvo que conformarse con una mesa situada más cerca de la pista de baile de lo que quería. Se sentó y sonrió a Pete, el camarero, que, tras asentir, le entregó una cerveza, su habitual Budweiser Light, a Annie, la camarera, después de decirle algo.

—Hola, Juliana—saludó Annie al depositar el posavasos y la botella—, ¿dónde está Alba?

—Ha quedado con un chico. Yo estoy esperando a alguien—le gustó poder pronunciar aquellas palabras.

—Muy bien, avísame si me necesitas.

—Esta bien, gracias.

Había una sola pareja en la pista de baile y Juliana los miro con actitud crítica: más que bailar, estaban toqueteándose.

—¿Quieres bailar?

Juliana levantó la cabeza y se encontró a Dennis, que mostraba una sonrisita burlona.

Dennis también solía ir a aquel bar casi todos los fines de semana, y siempre con ganas de ligar. Alba y Juliana solían reírse de él por aquella obstinada búsqueda de entrepierna..., que acaba encontrando más a menudo de lo que ellas imaginaban. En cualquier caso, no es que estuviera bien, su éxito residía más bien en lo decidido que era.

—No, gracias, Dennis —respondió.

—¿Y por qué no? Tú estás sola, yo también y es sábado por la noche. Podemos hacernos compañía.

—No, gracias —repitió.

—Venga, anda, baila un poquito conmigo. Te invito a una copa.

—Creo que la señorita ya le ha dicho que no —tanto Dennis como Juliana se pegaron un susto. La familiaridad de aquella voz hizo que Juliana abriera los ojos exageradamente y tensara los muslos—. Siento el retraso, cielo —se disculpó Valentina antes de inclinarse a darle un beso en la mejilla a Juliana.

—No te preocupes —tartamudeó ella.

Valentina se incorporó y se quedó mirando a Dennis.

—¿Sigues ahí todavía?

Dennis mostró las dos palmas de las manos en actitud tranquilizadora.

—Lo siento, no sabia que eran... yo no... adiós —respondió antes de retirarse con andares desgarbados en busca de una nueva presa.

Valentina se sentó en la silla que había al lado de la de Juliana. Se inclinó y le olió el cabello:

—Maravilloso, lo sabía.

Luego se recostó y le dedicó una sonrisa.

Juliana, por su parte, se mantenía demasiado ocupada observándola como para hablar.

Valentina no había mentido sobre su cabello castaño y liso. Iba perfectamente maquillada y tenía aspecto de ser del centro del país: de mandíbula marcada y un aire ligeramente nórdico. Tenía los ojos hermosos y una sonrisa perfecta. Juliana se la imaginó chupándole el pezón y notó que el sexo se le estremecía.

Valentina llevaba puesta una blusa azul, unos vaqueros y una cazadora. De repente tomó a Juliana de la mano y la invitó a salir a la pista.

—Vamos a bailar, cariño.

Bad Girl (Juliantina AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora