¿Realmente era una cita?
Ninguno de los dos sabía cómo tomarlo pero sin duda anhelaban a que fuera una. Alexis sacó todo el contenido de su closet y comenzó a buscar alguna prenda que le agradara. Se suponia que tenia que no podía esforzarse mucho pero solo pensaba en pasar un momento con alto rubio que se encontraba en su casa rentada buscando que vestir.
¿Tenía que ser formal? No quería presionarla.
¿Debería optar por algo más casual? Tampoco buscaba darle a entender que la cena era poca cosa para él.
Agradecía que al fin las temperaturas de aquella ciudad comenzaban a calentarse y tenía más opciones de vestimenta. Odiaba tener estas crisis de vestimenta porque tomaban mucho más tiempo de lo necesario.
Cuando su reloj sonó por la alarma programada a la hora en que se supone que debía salir, fue cuando al fin decidió en vestir no más que una simple playera de manga larga negra junto con sus fieles jeans y botines. Intentó llevar todos sus rizos hacia atrás antes de salir de la casa. Fue directamente hacia el auto que había rentado desde su llegada pero se detuvo al observar las maravillosa flores que la dueña tenía en su jardín.
¿Encontraría una florería a esa hora? Claro que no. Hubiera deseado pasar a una luego de haberse marchado de la casa de Alex, en lugar de eso optó por tomar unas cuantas tratando de que se notará lo menos posible la ausencia de algunas.
Agradecía haber encontrado aquella casa aunque ahora estaba más apartada que la anterior, pero no le importaba. El camino hacia la peculiar cabaña se le hizo más corto de lo esperado, y esque no dejaba de pensar en lo increíble que era tener una cita, o una simple cena con ella.
Bajó del auto sujetando las flores, pensó durante unos minutos si tenía que atravesar la cerca que perimetraba el Terrero pero no tenía más opcion que tocar el timbre, así que camino hasta la puerta principal aún maravillado por lo espectacular que era la casa de la castaña.
Pequeña, sencilla, cálida y sobre todo diferente a las demás.
Y sin más, fue que tocó el timbre.
Adentro, la chica se encontraba en su habitación cuando escucho el sonido desde la puerta. Comenzó a sentirse alarmada al darse cuenta que aún no estaba lista. Se suponía que durante el tiempo en que había llegado hasta la hora en que pasaría a recogerla descansaría para recuperar energías pero se la había pasado probando todo lo que tenía en su armario.
Nada la tenía conforme porque no sabía que vestir.
-¡Ya voy! -gritó al asomarse a las escaleras para que se escuchara hasta el exterior.
Dolly se había levantado en el momento en el que el tiembre sonó para ir a ladrarle a la puerta, ahora había regresado para volver a acostarse sobre la montaña de ropa del suelo.
Alexis se levantó del suelo luego de abrochar bien sus tacones para caerse y fue hacia el espejo. Había optado por un conjunto de unos jeans con una playera cualquiera remetida pero encontraba que los tacones eran demasiado. Los desabrochó y los boto lejos para luego tomar unos viejos converse. Había tomado la costumbre de usarlos solamente en casa y usar otro tipo de calzado siempre que salía pero en esta ocasión le había parecido buena idea usarlos.
Tomó un sueter largo del suelo y bajo corriendo las escaleras. Antes de abrir, suspiro varias veces en lo que Dolly llegaba a su lado.
-Hey -saludo apenas en un susurro.
-Hola -sonrió el rubio en respuesta antes de enseñarle el pequeño ramo improvisado- te he traido esto.
La castaña aceptó las flores tratando de ocultar su nerviosa sonrisa. Entró de nuevo a la casa para buscó un florero dónde colocarlas. Luego de llenarlo de agua, las puso junto al ramo de hortensias que había recibido tiempo atrás.