A diferencia del aeropuerto de Los Angeles, en Fairbanks la gente no caminaba con prisa. De hecho, hacia donde sea que se mirara la tranquilidad y paz de los habitantes era demasiado notorio. Desde su llegada, Alex siempre se sintió maravillada por aquella vida citadina tan diferente a las demás, pero ahora deseaba que fuera diferente. Al menos su hubiera un poco de ruido a su alrededor, sus pensamientos no serían tan mortificantes.
Lo único en lo que podía pensar era en Luke.
Suspiró con pesadez mientras arrojaba su maleta al suelo y se sentaba junto a ella en la espera de Casady. Desde que habia puesto un pie dentro del avión, sentía un inmenso vacío dentro de sí que torpemente trato de llenar con los cacahuates que ofrecían en el vuelo. Sabía que nada sería capaz de llenarlo pero no perdía nada con intentar. Ahora tendría que aprender a vivir con ello y simplemente, con el tiempo pudiera desaparecer.
O eso quería creer.
Lo único que le daba gran pesar es imaginarse al chico derrumbarse tal y como ella lo habia hecho. Él no merecía pasar por algo así. Ella sabía cómo se sentía perderse de tal manera que ni uno mismo pudiera reconocerse, pero Luke era fuerte. Él podría superarlo.
Mientras trataba de convencerse de que todo iría mejor, Casady tocó el claxon cuando estuvo frente a ella. Alex levantó la mirada, sonrió cuando vió a su amiga saludar y la cabeza de Dolly salir por la ventanilla de la puerta trasera del auto. Sin pensarlo, se levantó deprisa y se acercó a abrazar a su peluda amiga.
-Oh, Dios. Te extrañe demasiado -se dejó lamer el rostro- pero ya estoy aquí. Volveremos a estar juntas solo tu y yo.
-Gracias por incluirme en tu vida -escuchó decir desde el volante-. Es bueno saber cual es mi papel aquí.
-No seas dramática, sabes a qué me refiero -besó la cabeza del animal antes de meter la maleta a la cajuela. Luego, entró al auto-. También te extrañe, Casady. Eres demasiado importante para mi. ¿Como lo no haría?
-Haces que llore, sabes que soy sensible -la trajo para abrazarla-. Comenzaba a preguntarme cuándo volverías. Amo a Dolly pero no puedo seguir su ritmo por las mañanas. Así que estoy feliz de que volvieras porque ahora puedo dormir un poco más...-sonrió cuando se separaron.
Mientras Alex se colocaba el cinturón de seguridad, Casady miró por encima de ella buscando a alguien.
-¿Y Luke? Si no viene en cinco minutos, lo dejaremos -la pequeña sonrisa que se habia formado en el rostro de Alex se esfumó confundiendo a la chica- ¿Que pasa?
-Él no vendrá -contestó manteniendo la mirada hacia el frente.
-¿Y cuando volverá? Accidentalmente le prometí lecciones de guitarra a mi sobrina con él y no deja de mandarme mensajes todos los dias para preguntandome cuando inicia -la miró esperando alguna risa de su parte por lo cómico que era la situación, a pesar de ser verdad, pero la castaña siguió sin contestar- ¿Alex?
-Creo que eso no será posible -cuando giró el rostro, sus ojos estaban húmedos-. Luke ya no va a volver.
-¿Que? -dijo sorprendida- ¿Porque?
Alex se hundió en hombros.
-Pasó lo que tenía que pasar -intentó sonreír pero eso solo hizo que comenzara a llorar.
-Oh, cariño, lo siento tanto.
Casady intentó consolarla pero el sonido del claxon del auto detrás de ella interrumpió el momento. Mientras iba conduciendo, miraba de reojo a la castaña para corroborar que sus lágrimas habían cesado. Se suponía que aquel viaje era para unirlos aún más por lo que no esperaba la llegada de su amiga completamente sola y con el corazón roto.