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Luke se bajó del auto al instante en que sacó la llave del interruptor. Abrió la puerta trasera y de ahí saco dos casas de cartón que apiló para poder llevarlas.  Con paso decidido, llegó hasta las puertas de cristal del despacho donde se asomó para verificar que no estuviera el guarda que le había prohibido la entrada la última vez que había estado ahí.

Una vez que entró, se dirigió hacia el escritorio donde estaba la dulce señora que lo había recibido muy gentil en ocasiones pasadas.

-¿Puedo ayudarle en algo? -Martha levantó la mirada de la computadora para ver al recién llegado- Oh, eres el tu.

-Hola, lamento molestarla pero quisiera...

-Escucha -se quitó los lentes para dejar que colgarán de su cuello. Se inclinó sobre el escritorio y comenzó a susurrar- no quiero tener que llamar al guardia. Pareces un buen chico, no entiendo porque Alexis quiso prohibirle la entrada pero yo solo cumplo órdenes.

-Lo sé, el guardia lo dejo muy claro la última vez pero esta ocasión es diferente. Alex dijo que le había mandado un correo explicando que vendría por sus pertenencias.

-¿Un correo? -con el ceño fruncido sus dedos se dirigieron al teclado- no entiendo porque la gente me manda correos cuando sabe que no los reviso. Hubiera Sido más fácil un mensaje.

Le indicó al joven que pasará a la pequeña sala que tenía frente para esperar a confirmar esa información. Luke había estado de acuerdo a que un mensaje hubiera Sido más práctico pero Alex había apagado su celular desde el día en que fue despedida. No quería hablar con nadie por lo que el correo fue su única opción.

De eso ya habían pasado días y había llegado su fecha límite para sacar sus pertenencias del despacho.

El rubio se había ofrecido de ir en busca de sus cosas, no creía que fuera buena idea que ella volviera a ese lugar luego de la manera en que había salido de ahí. Su mirada regresó a la recepcionista quien ahora hablaba por teléfono alguien, seguramente era con Alex. Esa suposición fue confirmada cuando le hizo una señal para que se acercara.

-¿Porque no has venido, querida? ¿Hay problemas en tu oficina? -preguntó dulcemente mientras miraba las cajas vacías.

Quiso preguntar si ella no sabría que la chica ya no regresaría a trabajar pronto. ¿Acaso Mark no le había notificado nada? Sea como sea eso no le interesaba, solo quería meter todo a las cajas e irse de ahí.

-De acuerdo, nos vemos pronto, cariño -dejó el teléfono sobre la base y le sonrió- puedes pasar. Creo que ya sabes dónde se encuentra su oficina.

-Si, gracias. Lo recuerdo.

Recorrió el largo pasillo que comunicaba la entrada con todas las demás áreas del despacho. Nadie parecía notarlo y eso lo agradecía. Se sentía completamente perdido y extraño de estar ahí. Cuando llegó a dónde se suponía que era la oficina, dudó un poco antes de abrir la puerta.
El lugar estaba a oscuras Salvo por la leve luz que entraba por las persianas. Encendió el interruptor y camino hasta el escritorio para colocar las cajas. Seguido, tomó su celular y buscar la lista de las prioridades que Alex le había anotado.

Libretas, cuadros, estuches, planta artificial sobre el escritorio y cojín de la silla. Era lo único que había anotado porque no recordaba que más tenía ahí. Todos los cajones estaban repletos de objetos que Luke no conocía. Estaba tan concentrado en guardar todo que no notó a la chica rizada asomarse por la puerta.

-¿Quien eres tu? -Casady lo enfrentó cruzando sus brazos- ¿Que haces con las cosas de mi amiga?

--Yo..uh..soy Luke -sonrió cordialmente al extenderle su mano pero ella no la aceptó.

the finale | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora