Tomé la mano de Cassady para evitar que mi trasero golpeara contra el frio suelo de la pista. A pesar de tratar de evitar una caída, la chica se tambaleó por mi agarre y terminamos una encima de otra. Nuestras escandalosas carcajadas atrajeron la atención de las personas cercanas a nosotras, pero no hacían más que pasar a un lado viendo el divertido espectáculo que estábamos ofreciendo.
-¡Por dios! -exclamó en medio de la risa- ¿Puedes comportarte? La gente nos observa.
-Nos miran porque tú no dejas de gritar -recriminé divertida, aun recostada sobre el hielo.
-Te dije que era una mala idea. Soy pésima en esto.
-Por favor, Cass. Diviértete un poco -logré estirar mi brazo para dar un golpe leve-. Además, hay un chico lindo que no deja de observarte.
-¿Quién? -miró hacia todos lados con demasiado interés. Comencé a reír de nuevo provocando una mala mirada de su parte-. Eso no es nada divertido.
-Sabes que sí.
La escuche bufar mientras intentaba levantarme sin ayuda. Mis piernas temblaban por el nerviosismo de estar de pie sin saber patinar como se debía. Como pude y con lentitud extrema, me acerqué al pasamanos de la orilla para sostenerme y seguir dando vueltas. Cuando mis brazos ya estaban rodeando el tubo metálico, giré mi cabeza en dirección a Cassady. Ella apenas podía mantenerse en equilibrio mientras daba pequeños pasos hacia mí. Era demasiado cómico mirar su pequeño cuerpo en medio de patinadores que solo la esquivaban.
Luego de trabajar, pensamos en lo divertido que podría ser ir a la pista de hielo instalada en el centro de la ciudad. Ninguna de la dos sabíamos cómo patinar, pero eso no nos detuvo, ni siquiera el hecho de que a esta hora estuviera lleno de profesionales. Solo queríamos divertirnos y sabía que ella también lo disfrutaba a pesar de sus quejas.
Mientras esperaba a su llegada, me dediqué a observar a todos los demás. Había algunas cuantas parejas realizando saltos espectaculares igual que los concursos de la televisión. Se movían de una forma tan elegante que parecía ser un espectáculo privado solo para los presentes. Las demás personas tal vez no podían hacer esas acrobacias, pero al menos sabían cómo patinar y no caer en el intento. Mi mirada cayó sobre un par de jóvenes que parecían tener su vista puesta en mí. Lo confirme cuando uno de ellos me sonrió y saludo de lejos. Inmediatamente me giré de nuevo a Cassady y bajé mi gorro para que tapara un poco más mi rostro.
Podía ser un poco grosero pero esas tácticas de coqueteo solo me ponían nerviosa.
Cassady llegó a mi lado con la respiración agitada y sus mejillas más rojas de lo normal.
-Me acaba de ayudar un niño de diez años ¿Puedes creerlo? ¿Acaso no debería estar durmiendo a esta hora? La juventud de ahora ya no tiene respeto por las horas de sueño...-dejó de hablar al mirarme- ¿Qué te sucede?
-Nada importante -sonreí para ser convincente-. ¿Sabes que pensé? Comprar uno de esos hot-dogs con una soda extragrande. Las caídas me provocan hambre.
-Ninguna de mis dietas funciona cuando estoy contigo, pero acepto. También muero de hambre.
Entrelazó su brazo con el mío para arrastrar los pies hasta la salida de la pista. Saqué nuestras pertenencias de locker que nos habían asignado y proseguimos a cambiar de calzado. Estaba a punto de subir el cierre de mi bota cuando vi par de pies posicionarse frente a mí. Al levantar la mirada pude ver al mismo chico que me había saludado junto a su amigo. Mi reacción inmediata fue codear a Cassady para que también pusiera su atención en ellos.
-Hola, chicas -habló el amigo mostrando su dentadura- ¿Cómo están?
-De maravilla -contestó Cass de forma alegre, moviendo su cabello hacia atrás.