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Desde temprano, la casa de la familia Paes estaba en completo caos. Como lo habia predicho, Alex no durmió nada más que unos cuantos minutos por lo que se levantó desde que escuchó los primeros pasos del resto de la familia. Desayuno un tazón de cereal mientras veía como su hermana y madre le daban la bienvenida a la estilista y se dirigian al piso de arriba dejando la puerta abierta. Cuando se acercó para cerrarla, la mayor de las hijas Paes entró sonriente sujetando en lo alto lo que parecían ser varios vestidos. 

-Vaya, mamá no mentía -habló sorprendida para luego dejar cuidadosamente la bolsas sobre el sofa- Diablos, Alex. ¿En donde te metiste todo este tiempo? 

La abrazó antes de que pudiera contestar. Al menos ahora ya no debía preocuparse por soportar el rechazo de otro familiar por lo que se dejó envolver en sus brazos. 

-¿Qué te ha sucedido? -la obligó a dar una vuelta- Vaya, cambio. Me gusta tu cabello, nunca creí que verte con ese corte. Apuesto lo que sea a que mamá casi le da un infarto al verte.

-No digas eso -dijo asustada- No puede morir antes de la boda, no quiero otro motivo para que Ana me odie. 

-Vi a papá afuera, me contó lo que sucedió. No te preocupes por ella, no te odia pero si está molesta. Solo dale tiempo -acarició su brazo antes de volver a tomar los vestidos.

-¿No puede ser rápido? Se supone que este es el día mas feliz de su vida y me siento incomoda de estar en el.  

-Si quieres un consejo, habla con ella. Hoy estara mucho mas calmada -se dirigió a las escaleras pero dio vuelta antes de subir- nos hace muy felices tenerte aquí, a todos. No tienes ni idea de cuanto te extrañamos. 

Mientras ella iba en busca de reunirse con las demás, Alex se quedó pensativa en medio de la sala. ¿Donde habia estado Brenda? Aun se preguntaba por su paradero durante la noche, ademas creyo que tendría a Lía, su sobrina, junto a ella pero no. Aunque tenia muchas dudas en la cabeza, habia más cosas por que preocuparse.

 La boda seria en las próximas horas y quería que su hermana disfrutara al máximo de aquel día y su presencia se lo impedía. Aunque ella también quería presenciar todo. Lo mas sensato seria hablar y llegar a una clase de tregua, al menos solo por ese dia y luego podría odiarla nuevamente. Con ese pensamiento, fue hacia la habitación de la novia pero al abrirla la encontró vacía. Ana y Karen siempre habían compartido la recamara desde que tenía memoria y ahora aquel espacio estaba completamente vacio, no mas que unas cuantas cajas. Era extraño verlo sin todo el desorden que siempre acostumbraban a tener, sobre todo ropa regada al igual que sus zapatos. Salió de ahí y se dispuso a buscarla en las demás habitaciones.  

La encontró un par de minutos después en la vieja recamara de Brenda. Al parecer habían cambiado lugares en el tiempo de ausencia. Ana colocaba todos sus accesorios sobre el colchón cuando Alex irrumpió. 

-¿Que haces aqui?

-Sé que me odias y tienes todo el derecho de hacerlo pero en serio estoy feliz de estar aquí y no quiero arruinar tu boda. 

-Yo no te odio...

-Hagamos un trato ¿Si? -la miró suplicante- solo dejame quedar y prometo no molestarte en ningún momento. Me mantendré alejada si lo quieres, no saldré en las fotografías, no estare en la mesa junto a los demás pero quiero estar aquí. A menos que quieras que me vaya y si eso te hace feliz lo haré. 

-No pedí un vestido extra como para que termines escapando otra vez. 

-¿Que? 

La morena se dirigió al perchero que estaba detrás de la puerta, abrió una de ellas dejando ver un largo vestido color naranja óxido como el resto de las damas de honor. Lo desprendió de la bolsa para que pudiera observarlo mejor.

the finale | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora