iv

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Los fines de semana eran lo mejor que podían pasar para Alexis. Despertaba un poco más tarde y desayunaba junto a la compañía de Dolly. Usualmente iban de paseo juntas por la ciudad o por alguna parte inexplorada del bosque y regresaban para ver una película bajo las gruesas y calientes cobijas en la sala.

Ahora eso había pasado a un segundo plano pero seguiría disfrutando del fin de semana.

El reloj en la pared seguía sonaba con cada segundo que marcaba, comenzaba a volverla loca. Nadie más parecía molesto con aquello y eso la irritó más. Suspiro profundamente y trato de imaginarse en otro lugar, tal y como había aprendido a hacer, para ignorar aquel sonido tan molesto.

-¿Alexis Paes? -llamo la chica detrás del escritorio- puede pasar con la doctora ahora.

Se levantó en menos de un segundos y se dirigió hacia la puerta que no dudó en abrir. La calidez del consultorio la envolvió como si se uniera colocado otro suéter. Camino hasta el camastro y se recostó mientras esperaba a que la doctora Collins terminará de hacer notas en su escritorio.

-Hola, querida. ¿Cómo estás? -momentos antes de iniciar la sesión, empleaba su voz normal para charlar con ella.

-Bien, creo -se limito a contestar mientras observaba el techo de la oficina.

-De acuerdo -dejo una libreta a un lado y tomo su blog de notas antes de levantarse. Camino hasta el sofá individual junto al camastro y tomó asiento- ¿Como te fue está semana?

Comenzó a contarle lo que había hecho durante las semanas. Nada fuera de lo normal, su rutina siempre consistía en lo mismo.

Despertar.
Correr.
Trabajar.
Regresar a casa.

Lo mismo todos los días y así era como lo quería. Lo que necesitaba. No tardó mucho tiempo relatando casa cosa, cuando terminó, la doctora hizo lo mismo al terminar de escribir. La miro sobre el marco de sus lentes.

-¿Lo has vuelto a ver? -negó lentamente- ¿Has tratado de evitar que te vea? -volvio a negar- Alexis, la terapia no funciona si mientes. Ya lo sabes.

-No estoy lista para verlo, tampoco quiero hacerlo -se retorció incomoda sobre el camastro.

-¿No planeabas enfrentarlo en algún momento?

-No planeaba volver a verlo, nunca -soltó frustrada al darse cuenta que su vida no salía como había planeado- ahora que parece estar aqui, me da ansiedad cada vez que salgo a la calle. Tengo que estar alerta casa segundo, mirando sobre mi hombro y hacia todas direcciones para evitar encontrarlo. No respiro hasta que llegó al trabajo o hacia donde tenga que ir. Es agotador.

-¿No crees que sea hora de dejar que la vida haga su trabajo en lugar de evitar todo? -pregunto con voz calmada.

Alexis se quedó pensando por un tiempo. Después de haberlo visto a media calle y al día siguiente darse cuenta de ellos no se irían pronto, sintió una necesidad por contarle a alguien todo lo que sucedía y sentia, solo había una persona dispuesta a escucharla y ayudarla sin hacer preguntas de más.

La Doctora Collins, su psicóloga.

Las semanas después de su encuentro habían sido sumamente agotadoras. Siempre estaba nerviosa, varias veces estuvo de mal humor y trataba de evitar a todos para no gritar. Todo eso por solo verlo por cinco segundos. Pensó en lo mal que se la había pasado en lo últimos días y mal que había acabado todo hace unos años.

-No -dijo tangente. Evito mirar a los ojos a la doctora, sabía lo que pensaba pero no quería aceptarlo. Escuchó como suspiraba.

-Comprendo que tal vez no te sientas segura de afrontar el pasado ahora. Es normal y podemos trabajar de poco en poco.

the finale | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora