Trató de aguantar un bostezo por tercera vez en la mañana. Tenía que poner atención a lo que su supervisor decía en la presentación, Mark no estaba presente como para preguntarle después. Tomó el último sorbo de su café cargado, buscando un poco de energía y aguantar el tiempo restante de la junta. Minutos después agradeció poder levantarse de la mesa redonda junto con los demás empleados e ir a buscar un refrigerio. Camino hacia una de las máquinas expendedoras del pasillo, pasó su tarjeta de empleada en el lector de barras e ingreso el codigo de una barra de frutas. Apenas de agachó para meter su mano y recogerla cuando hablaron a su espalda.
-Dios, necesito una de esas. ¿Podrías pedir una para mi? En serio te lo agradeceria.
Volteo hacia la voz para encontrar a una chica más bajita que ella cargando un enorme paquete entre sus manos. La reconoció como Casady, trabajaba en otra sección por lo que casi no había interactuado con ella. Volvió a marcar el codigo de la barra de frutas, tuvo la intención de entregarsela pero se sintió tonta al ver que sus manos estaban ocupadas. De no ser por eso, ella misma hubiera pedido su propia barra.
-Lo siento -sonrió apenada- ¿Quieres que te ayude? Parece pesada la caja.
-¡Oh, no! Tranquila. -con sus dedos intentó hacer un gesto desinteresado- Sé que soy pequeña pero tengo mucha más fuerza de lo que aparento pero puedes acompañarme. A veces no puedo ver contra que chocare y una vez tire un jarrón de la entrada.
Comenzó a caminar mientras seguía hablando de otros incidentes que había ocasionado al tener que mover paquetes grandes. Alexis la siguió hasta llegar a su sección, no recordaba la mitad de las cosas que le había dicho, hablaba muy rápido y cambiaba de tema constantemente. Solo fueron unos minutos de trayecto, pareciera que la charla duró horas. El cubiculo de Casady no era diferente al suyo, salvo que tenía pequeños detalles que le daban más color y personalidad. Casady colocó la caja sobre su escritorio y comenzó a sacar su contenido. Eran platos y vasos desechables, paquetes de luces navideñas y escarcha de colores.
-¿Planeas tener una fiesta aquí o algo parecido? No creo que entre mucha gente aquí.
-¡Oh, linda! -rió como si hubiera sido el chiste mas gracioso del mundo- Por supuesto que no -extendió su brazo para que le entregara su barra de frutas, la abrió y le dio una mordida para seguir hablando- son para la fiesta navideña del despacho. Aún faltan varios días para navidad pero mejor hacerla ahora que todo el mundo aún está en calma. Hace tres años la organice dos días antes de navidad y fue un caos total conseguir todo esto a buen precio. ¡Estaban por los cielos! -le dio otra mordida- Mejor ahora antes de todos se vayan de vacaciones.
-Claro, tengo que irme -sonrió cortés y se dispuso a ir.
-¡Espera, Alexis! -rodeo el escritorio y la detuvo en el pasillo- Por cierto, me encanta tu nombre. Puede ser para hombre y para mujer, en cambio Casady solo es usado para mujeres. ¿Conoces a un hombre que se llame Casady? No, tampoco yo. En Fin...-tomo aire luego de haber hablado rapido- ...la fiesta es en unos días, el año pasado no te vi en ella. Este año espero que puedas ir, también hacemos un intercambio pero el idiota de Mark dice que es una tonteria. ¿Sabes dónde está?
-No lo he visto esta semana, creo que esta enfermo...
-Como sea ¿Que dices? ¿Te gustaria unirte?
-Lo pensaré, tengo que irme.
Mientras regresaba a su cubiculo, pensó en porque no había rechazado la invitación de manera inmediata. No acostumbraba asistir a los eventos que organizaba el despacho, aun así aunque Mark le suplicara que lo acompañara. Una vez en su lugar de trabajo, reclinó su silla un poco más para estar más recostada y descansar un poco. No había podido conciliar el sueño en los días previos y la factura le era cobrada en las horas de las juntas cuando no podía permanecer despierta.