Capítulo 1.0

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—¿Mamá? Me voy al colegio—. Melsy estaba por salir por el porche de su casa, pero su madre la frenó, colocando algo de dinero en su mano, para finalmente despedirse con un beso en la mejilla y retirarse.

Bee seguía el camino que su GPS le indicaba, puesto a que aún no estaba acostumbrada al camino y a las calles de Virginia. 

La pequeña abejita, ya no tan pequeña, vestía de calzas negras, borcegos blancos y un sweater ajustado a la cintura, cuello abierto hasta los hombros y terminado en una pequeña pollera al final de las caderas. Llevaba su mochila blanca de cuero, la cual se arrepintió de llevar ese día, prometiendo que con sus ahorros compraría una igual en negro para que no se ensucie demasiado.

Llegando al colegio, decidió dejar su cabello suelto, puesto a que su cuello se encontraba muy liberado a pesar del cuello de camisa que sobresalía del sweater.

Entró al lugar, viendo la cantidad de estudiantes que se reunían en los anchos pasillos. Sintiéndose agobiada por la invasión del espacio personal, salió hacia el patio delantero, esperando que haya alguna persona amable que la ayude a encontrar la oficina principal o su salón.

A lo lejos, pudo ver a un chico bajito y colorado. Le llamó la atención, puesto a que parecía solitario y tímido. Sonriente, se acercó, tocando su hombro para llamar su atención. Las pecas y los redondos lentes lo hicieron aún más tierno de lo que ya se veía, a lo que Melsy tuvo que contenerse de apretar sus mejillas.

—Hola... Soy Melsy Razz, un gusto—. Bee tendió su mano, mirando al pequeño colorado frente a ella. Él aceptó su mano, estrechando de manera temblorosa.

—Hola...—. Sus palabras eran tan bajas y tan carentes de sonido que Melsy tuvo que leer sus labios para comprenderlo.

—¿Sabes? Soy nueva aquí y te agradecería mucho si pudieras ayudarme a encontrar la oficina principal, o mi salón asignado—. El de ojos marrones asintió, tomando su antebrazo y escabulléndose de manera ágil entre la muchedumbre de estudiantes.

Una vez frenaron el paso, la rubia pudo ver el letrero frente a la puerta a la que se encontraba. Sonrió, mirando al pecoso agradecida, a lo que él respondió con un leve sonrojo y unos susurros.

—¿Disculpa? Seguro te lo dicen seguido, pero no te pude entender muy bien...—. Se sentía apenada por pedirle que repita sus palabras. Estaba bastante segura de que si mantenía las conversaciones de aquella manera, varias veces le debían pedir que repita sus palabras. Al menos, el más bajo sonrió, tomándolo con calma, para aclarar su garganta y levantar un poco su voz para que Melsy lo pueda escuchar.

—Soy Zeka, de primer año. Espero nos veamos más seguido—. Dicho esto, se retiró, dejando a la rubia frente a la oficina principal.

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—Odio no recordar las indicaciones de la directora...—. Bee giró su rostro hacia el centro del lugar, encontrando un punto que dividía en cuatro pasillos, contando el que venía recorriendo. Suspiró, pasando su derecha por su cabello, tendiéndolo hacia un costado.

Decidió seguir los carteles que estaban en cada uno, pensando en el nombre de su curso frecuentemente.

—¡Idiota! ¿Cómo vas a olvidarte tus propios papeles?...—. Melsy giró su rostro hacia el pasillo que dirigía hacia las aulas de tercer año, encontrando a una chica pelinegra y con piel blanca cual nieve—. No puedo ir a buscarlos por ti, estoy por entrar al salón... ¿Sabes qué? Arréglatelas, tengo que estudiar. Adiós—. Parecía tener un gran temperamento, a pesar de su dulce apariencia. Volvió a seguir su camino hacia los salones de segundo año, mirando los carteles con precisión, llegando al asignado. Segundo A.

Tocó la puerta, queriendo ser cortés. Escuchó el permiso de entrada de la profesora y abrió el picaporte, sintiendo el silencio brotar desde el interior. Pasó saliva al notar las penetrantes miradas de sus compañeros, mirando a la profesora por ayuda.

—Eres la nueva estudiante, ¿verdad?—. Bee se sorprendió de lo cálida que era la sonrisa de esa mujer. Parecía doblar la edad de su madre, pero era simpática. Sonrió, asintiendo en respuesta—. Ven, preséntate ante tus compañeros. ¡Chicos! Ella es la nueva estudiante que nos acompañará por este año y, esperamos, muchos más. ¿Quieres presentarte, querida?

—Mi nombre es Melsy Razz, tengo 14 años. Un gusto en conocerlos...—. Se sintió algo decepcionada de sí misma al escuchar lo neutra y monótona que habían sonado esas palabras. Sí, a pesar de ser la persona más dulce, solía ser mala para las primeras impresiones. La mayoría de las personas la tachaban de popular superficial, o de egoísta e hipócrita, cuando era todo lo contrario.

—Bien, linda. Siéntate donde gustes—. A pesar de haber varios asientos desocupados al fondo de la clase, Melsy se sentó en el único pupitre vacío en las filas del medio, lo que sorprendió a muchos de sus compañeros, al parecer.

Una vez acomodó todos sus útiles en su lugar, miró a su compañero de banco, notando su cabello negro, casi azulado, y sus ojos miel. Parecía el típico "playboy" de toda historia colegial, pero Bee no le tomó más importancia de la necesaria. Abrió su carpeta, a pesar de ser el primer día y no tener muchos apuntes para tomar, y apresó su lápiz favorito de abeja entre sus dedos, esperando a recibir los datos sobre las fuentes de información que usarían y las normas de evaluación.

El día pasó lento para Bee. No había hecho muchos amigos, pero estaba contenta de haber podido pasar algunos recreos con Zeka.

Como si su primera impresión de chica "mala" fuera poco, recibió el mensaje de su madre, diciendo que pasaría a recogerla en la motocicleta.

Se retiró del patio delantero, recibiendo las miradas curiosas de todos los presentes en ese momento, incluyendo a Blancanieves, como Melsy había decidido llamarla.

(¿Hate?) Love [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora