—¿Adora? ¿A dónde me llevas? Llevamos un buen rato caminando...—. Seguía pisando algunas ramas, tropezando con raíces, así que tenía una idea de dónde estaba, pero el tema era... ¿Hacia dónde iba?
—Shh—la calló—. Tú sigue caminando, ya llegamos.
Después de 3 o 4 minutos más, la rubia frenó el paso, avisándole a la morena que hiciera lo mismo.
—Listo, ya puedes quitarte la venda—. Catra hizo cual su pareja le había indicado, acostumbrándose a la tenue luz, sorprendiéndose de todo lo que había en el lugar.
—Adora...—. La mencionada observaba embelesada y emocionada la reacción de su pareja, con sus ojitos brillando.
—Vengo hace unos días organizándolo, pensando en que sería lindo hacerlo así...¿Te gusta?
—¿Si me gusta?—. Catra se acercó más al lugar, notando la ratonera sobre la manta, con copas de vidrio y su vino favorito. Acompañaban unas ricas pastas en una olla sobre una hornalla portátil. Observó con más atención los detalles, notando que había un álbum de fotos y varias almohadas para que se sientan cómodas. Sin decir más palabras, se acercó a la rubia, notando cómo esta se mordía los labios, intentando esconder una gran sonrisa, la tomó por la cintura y la besó.
Un beso lleno de felicidad.
—Me encanta, amor. Eres la mejor.
Se sentaron una frente a la otra. La morena se dejó mimar por la ojiceleste, quién parecía aún más emocionada que ella. Le sirvió el vino en su copa, para luego servir las pastas en su plato y colocarle la salsa, entregándole.
Comieron tranquilas, sintiendo la presencia de la otra y hablando de las cosas que pensaban hacer esa semana, quejándose de compañeros de estudio y de trabajo, sacando algunas risas.
Los insectos querían molestar, pero la rubia tenía todo bien planeado.
Pasó la hora y decidieron echarse en la manta, moviendo la mesa hacia un lado, dispuestas a observar el cielo y las estrellas, quienes habían decidido brillar aún más sólo para ellas.
Tal como habían discutido dos semanas atrás, Catra se dejó llevar completamente por la ojiceleste, dejándose mimar y dejándola a ella tomar el rumbo de su 3er aniversario.
Se encontraba recostada en su pecho, sintiendo como sus manos viajaban desde la raíz de sus cabellos hasta la punta, escuchando las lechuzas y los latidos de su corazón.
—Tu corazón late a mil—dijo seria, sintiendo su cabeza rebotar levemente en la pequeña risa de Adora.
—Pues claro que sí. Y lo hace cada vez que te veo.
—Pero estás tan tranquila... ¿Es eso posible?
—Está pasando, así que sí—. Notó los dedos juguetones de la morena en el dobladillo de su remera. Lo doblaba y lo estiraba de manera sucesiva—. ¿Todo en orden, amor?—. Los ojos bicolor se elevaron, dejando en claro que no todo estaba bien.
—¿Te encuentras bien?—. La pregunta dejó a la rubia completamente intrigada. Estaban felices, disfrutando de la presencia y los mimos de la otra... ¿Ella no estaba contenta?
—Sí, amor, me siento perfectamente bien—respondió, dando suaves caricias en su hombro—. ¿A qué viene la pregunta?—. Catra recapacitó en su respuesta, pensando seriamente en si decirle lo que tanto la inquietaba o no.
No estaba en sus planes el arruinar aquella velada que su novia había preparado con tanto amor, y mucho menos con una preocupación de la cual podrían hablar otro día pero, por alguna razón, su instinto le gritaba que era ahora el momento de hablarlo...
Decidida, cortó la conexión de miradas e intentó llevar el tema con suavidad.
—Nunca me contaste el motivo por lo que tu madre murió...
—No fue algo fuera de lo normal...—comenzó, largando el aire que no sabía que contenía en sus pulmones, acomodando sus ojos en el cielo—. Sólo se centraba en nosotras y dejó de cuidarse, adelgazó de manera severa... En la semana en que Mara la llevó al médico, justo antes de viajar a visitarme, le diagnosticaron sarcopenia—. Cruzaron miradas otra vez, a lo que Adora sonrió y explicó—. La sarcopenia es la enfermedad que suele suceder en gente anciana, que pierden fuerza muscular y movimiento, aunque también sucede en personas muy delgadas—. Catra asintió, permitiéndole a la ojiceleste continuar—. Pero aquello fue sólo la gota que colmó el vaso, no fue su razón de morir... tuvo un paro respiratorio un día y bueno... no pudimos hacer mucho más que aceptarlo.
—Estoy preocupada por ti—soltó, siendo impaciente y levantándose.
—¿Por qué?—. Adora tomó asiento, encontrando sus ojos con los de su pareja, notando que sus palabras eran ciertas, se notaba inquieta.
—¿Crees que no noté tu pérdida de peso? Habrá pasado un tiempo desde la última vez que estuviste así, pero aún me preocupa que caigas otra vez en eso...—. Adora sonrió, tomando sus manos entre las suyas y dejando un pequeño beso.
—Eso pasó por un colapso... Fue una consecuencia sola por muchas causas... Estoy segura de que no volverá a pasar, ¿sí?—. Levantó su rostro con sus manos, notando sus brillosos ojos bicolor.
—¿Segura? Porque no soportaría verte sin comer y-
—Segura—. La interrumpió. Ahora entendía de a dónde iba la pregunta sobre su madre. Catra tenía miedo de perderla—. Estaremos bien, te lo aseguro...
Luego de esa conversación, se acomodaron en la carpa en medio de todas las mantas y los almohadones, durmiendo juntas, abrazadas.
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(¿Hate?) Love [Catradora]
FanficAdora, Catra y Melsy viven juntas como una familia ♥ Melsy comienza a llevar por delante los problemas de una adolescente, mientras que Catra y Adora se esfuerzan por establecerse de manera fija en Virginia, la ciudad donde la rubia se crió desde pe...