El día anterior, Adora había rogado a Nahomi, la mejor amiga de su hija, que no mencione el tema sucedido en el colegio. La peliceleste accedió sin problemas ni preguntas, comprendiendo el tema, demostrando ser la mayor de aquel pequeño grupo de amigos.
La rubia no se había quedado tranquila con el olvido de su hija. Entendía que podría ser una protección a sí misma de manera inconsciente, tal como podrían ser señales de advertencia de una enfermedad. Retomó sus estudios realizados en la universidad, repasando aquellos detalles que solía pasar de largo. Sin confiar de su objetividad en el asunto y de la cantidad de opciones que tenía en base a aquellos síntomas, decidió sacar turno con el doctor que ya las conocía, a ella y a su pequeña.
Pasaron la noche de manera normal. Nahomi se había quedado a dormir con el permiso de su madre y la mayor pudo escuchar las risas de las niñas hasta las primeras horas de la madrugada, donde decidió que sería mejor frenarlas y enviarlas a dormir ya que el día siguiente tenían que ir al colegio.
Todo fue bien. Sorpresivamente, su hija no despertó en la madrugada (o no la sintió levantarse) y tampoco tuvo pesadillas, lo cual la tranquilizó.
Habló con su pareja una vez las luces del interior de la casa estuvieron todas apagadas, recibiendo una charla amena y de buenas noches. Notando lo alterada que Catra se había puesto al escuchar de Melsy y su ataque de pánico, decidió —dolida— que le mencionaría el asunto del doctor cuando tenga el diagnóstico.
Comenzando el día siguiente, llevó a las niñas al colegio en auto. Por lo que notó en las charlas de ellas, tenían muchas bromas internas, de esas que sólo ellas sabían que significaban. Sonrió, notando que su pequeña se encontraba bien en estos momentos.
—¿Nahomi? ¿Me permites un segundo?—. Mientras las niñas se bajaban del auto, Adora frenó a la mayor. Ella asintió, mirando a Bee, pidiendo permiso.
—Iré a acomodar las cosas de mi casillero, nos vemos allí. ¡Adiós, ma!—. Dicho esto, la menor se encontró en la entrada con Zeka y se dirigió hacia adentro, dejando a la peliceleste en el auto con su madre.
—Quiero pedirte un favor...
—Tiene que ver con el que me pidió anoche, ¿verdad?—. Adora asintió, algo avergonzada por depender de una niña de 15 años.
—Pues... Melsy no recuerda haber tenido el ataque de pánico, tampoco recuerda el motivo. Hay una laguna en su cabeza de aquellas horas. Quisiera que la protejas de recordarlo hasta que ella misma lo haga por su cuenta. Me refiero a los curiosos...
—No se preocupe, tengo claro en cómo alejar a aquellos chismosos.
—Muchas gracias—. Adora giró en su asiento, encarando a la adolescente, quien padecía una mirada nostálgica.
—No hay de qué—. Dicho esto, salió del auto e ingresó al colegio. La rubia bajó, dirigiéndose a secretaría por los resultados de su trabajo.
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Melsy estaba conversando con Zeka, hablando sobre los libros que el menor estaba leyendo y que le recomendaba a su amiga.
—¡Te hablo en serio! Vi la película y era un asco comparada con el libro—. Bee rió ante la emoción que desbordaba su pequeño amigo. Era raro verlo así, pero no le disgustaba en absoluto.
—Ahorraré para comprarlo, lo prometo. ¿Cómo dices que se llamaba?—. Tecleó el nombre en sus notas y guardó su celular, notando a su amiga correr hasta llegar a su lado.
—Hey... Volví.
—¿Qué quería mi madre?
—El celular de mis padres. Quería estar en contacto con ellos por si nos reunimos otra vez—. Bee asintió, convencida con la respuesta.
El timbre sonó y cada alumno corrió hacia su salón. Melsy frenó en la entrada, notando que había tomado los libros de matemática en lugar de los de ciencias. Maldijo en sus adentros y corrió hacia su casillero, haciendo malabares en el apuro.
Una vez lo cerró, se giró en sí misma para correr hacia su salón. Su maestra era un amor, pero los vigilantes del pasillo no pensarían dos veces en ponerla en detención cuando la vean fuera de clases.
Corrió hacia su salón, mezclándose entre los pasillos. Sin mirar por dónde iba, cerciorándose de haber tomado los libros correctos, chocó con un cuerpo mucho más grande que el de ella, cayendo de bruces al suelo.
—¡Bee! ¿Te encuentras bien?—. Melsy quedó impactada. Su cabeza comenzó a darle vueltas a esas palabras. Levantó su vista, encontrándose con aquel ojimiel que nunca le hablaba.
<<¿Cómo sabe mi apodo? Sólo mis madres me llaman así, y son muy pocas veces>>
Quiso levantarse, pero sus pies no parecían funcionar debido a la sorpresa que estaba llevando en ese momento. Tomó la mano que el muchacho le ofrecía para levantarse, sintiendo la masiva caída de información en su cabeza, cayendo de bruces al suelo por segunda vez.
—Auch...—quejó. Su cabeza daba fuertes puntadas mientras su recuerdos se reproducían.
Flashback
—¡Bee! ¿Al final entrarás al club de exploradoras?
—¡Lo haré! La profesora me dijo que sí podía integrarme—. Ambos niños se abrazaron sonrientes, sintiendo la alegría de la rubia.
—Si los cobardes de tercero te molestan, dime. Iré a protegerte.
—Gracias Ash, pero tampoco quiero que te metas en problemas. Estaré bien.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Fin flashback
Melsy se levantó, sintiendo la cercanía del tacto del azabache, quien no había dicho palabra alguna desde aquella pregunta.
—¿Ash...?—. Los ojos del joven se abrieron como platos, soltando en el instante la mano de la rubia. Bee tenía su mirada bañada en preocupación y nostalgia, culpándose de haber olvidado al pilar más importante de su infancia.
—N-No sé de qué ha-hablas... Vamos, hay que ir al salón—. No hubieron más palabras en aquella conversación. El azabache intentaba tragar el nudo en su garganta mientras la rubia contenía sus lágrimas.
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(¿Hate?) Love [Catradora]
ФанфикAdora, Catra y Melsy viven juntas como una familia ♥ Melsy comienza a llevar por delante los problemas de una adolescente, mientras que Catra y Adora se esfuerzan por establecerse de manera fija en Virginia, la ciudad donde la rubia se crió desde pe...