Capítulo 6.2

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Adora estaba subiendo a su auto junto a la pequeña Bee, quien acababa de despertar y despedirse de sus amigos, declarando que se encontraba bien, que no había de qué preocuparse.

Encendieron el motor y partieron. La mayor se dirigió hacia un puesto cerca del centro, acompañada por la menor. Ingresaron y salieron a los minutos con el celular reparado de Adora. Había costado, pero valía la pena.

Tomaron dirección hacia su casa, donde Adora le dio unos consejos a su hija para despejar su cabeza.

—Puedes pintar en los lienzos o en hojas, con lo que desees. Sé que te despeja la cabeza hacer eso... Dibuja algo que te haga feliz, algo que te de buenas vibras...

—Lo sé, mamá. Gracias... Jugaré un rato con Swiftie y luego subiré a dibujar...

—¿Tienes el número de Nahomi? Le pediré las cosas de hoy y te las pasaré más tarde—. Bee miró a su mamá y rió.

—Mamá, Nahomi es la persona menos responsable que he conocido cuando se trata del colegio...—. Adora rió, comprendiendo y alegrándose de la pequeña sonrisa de su pequeña.

—Bien... ¿Qué me dices del muchacho de ojos miel?—. La menor miró a su madre con el ceño fruncido—. El de cabello medio azulado...

—Ah... Él. No sé ni su nombre, menos sabré su número. ¿Por qué lo mencionas a él? Nunca hablamos.

—Creí que estaba en tu grupo de amigos—. Adora estaba más confundida ahora. ¿No hablaban seguido? ¿Quién era ese muchacho? ¿Por qué parecía tan preocupado por su hija?

—No, para nada. Suele estar con sus audífonos durante las clases y nunca participa. Rara vez lo escuché hablar... En realidad, la primera vez que lo escuché hablar fue hoy. Me preguntó si estaba bien. Luego, nada...

Ambas rubias estaban confundidas, sumidas en la presencia de aquel adolescente. 

—Bien... Piensa en otra cosa. Luego podrás hablar con él cuando vuelvas mañana—. La ojiverde asintió y salió al patio trasero a jugar con su adorado, pero ya viejo, perro.

Adora sacó su celular junto al nuevo chip con un nuevo número. Actualizó sus contactos, hizo lo que pudo y llamó a su novia.

¿Puedes terminar? Tendré que denunciarte si sigues así...—. La rubia frunció el ceño ante tal bienvenida. 

—¿Catra?

¡Amor! Lo siento, creí que eras alguien más... ¿Y este número?

—Tuve que comprar un chip nuevo... Se rompió junto al celular ayer...—. ¿Por qué cubrió aquello? No tenía idea, pero escuchar esas palabras de la morena la alteraron al punto de que no quería hablar sobre el tema.

Oh... Menos mal, creí que había pasado algo. Te llamé tantas veces... Creí que te habías enojado...—. Adora rió.

—Para nada. Tú tranquila. ¿Estás entrenando?—. Escuchó un grito detrás, a lo que enseguida supo que se encontraba en el club.

Si, estoy en un descanso. ¿Comieron?

—Es temprano aún.

Todavía no me acostumbro al cambio, perdón.

—No pasa nada—. Bee se asomó a la puerta de vidrio, viendo la sonrisa de su madre al hablar por teléfono. Sonrió también, sabiendo con quién estaba hablando.

¿Y nuestra pequeña? ¿Está en el colegio?

—Lo recordó...—. Hubo un silencio en la llamada. Sólo se podía escuchar el barullo del Crimson Waste, pero nada de Catra.

¿Qué? ¿Cómo? ¿Está bien?

—Sí... Estaba en la clase de ESI y le dio un ataque de pánico mientras lo recordó...

¿Ella te dijo que lo hizo?

—Dijo papá...

Maldita sea—. Adora se sobresaltó al escuchar el golpe del otro lado. No dijo otra palabra sobre el tema, sabía que la morena estaba molesta o decepcionada, más que nada, preocupada. Quería cambiar el tema, pero no se animaba a escuchar las respuestas del otro lado—. Sé que ella estará bien en tu cuidado. Volveré lo más pronto que pueda, lo prometo—. Adora sonrió risueña, notando como sus ojos se nublaban levemente—. ¿Y tu trabajo? ¿Conseguiste el lugar en su colegio?

—Aún no lo sé. Hoy terminé mi entrevista y hablaron con los directivos. Mañana me avisarán los resultados.

Ya verás que te contratarán. Eres de confiar y tienes buenas experiencias.

—Pocas.

Pero buenas—. La rubia rodó los ojos. Su novia siempre hacía lo mismo en aquellas situaciones.

—En fin... ¿Cómo llevas el tema de... ya sabes?

Pues... Recibo mensajes de números privados y paquetes que no abro, pero todavía no la crucé en persona, lo cual me alegro.

—Cuídate mucho, Catra. 

No te preocupes por eso... Me haré cargo del tema, de alguna u otra manera—. Adora no se quedó tranquila con aquella respuesta—. Huntara me llama, hablamos a la noche, ¿sí? Mándale besos a Bee de mi parte...

—Bien. Te amo.

Yo más, Adora—. Dicho esto, la morena cortó la llamada. La ojiceleste quedó con el teléfono colgado de su oído, escuchando los pitidos de finalización de la llamada.

—¿Mamá?—. Giró su rostro, algo perdida, al escuchar a su pequeña hablar desde tan cerca. ¿Hace cuánto estaba allí?

—¿Qué pasa, hija?

—¿Te encuentras bien?—. Adora miró los ojos de su pequeña, notando la preocupación en ellos. Rió levemente, notando el gran parecido que tenía a Catra, aún cuando no compartían genes.

—Sí, cariño. Estoy bien. ¿Qué me dices de tí?

—Yo estoy bien. ¿Por qué lo dices?—. La mayor frunció el ceño en confusión.

—Por lo que pasó en el colegio.

—¿Qué pasó en el colegio?—. Miró su celular y abrió sus ojos en grande—. ¿Qué hago en casa a estas horas?—. Adora se acercó a Melsy, mirando con detenimiento su rostro y su cuerpo, colocando su mano sobre su frente, sin notar nada. Procedió a tomar su temperatura con los labios, pero tampoco, nada. Su hija se veía bien pero...

—¿No recuerdas...?—. Bee comenzó a llorar.

—Mamá... No recuerdo nada... Y-Yo estaba en mi salón... Es lo último que recuerdo. Mi compañero me habló y... aparecí en el patio, jugando con Swiftie...—. Adora abrazó a Melsy con fuerza, notando la impotencia que desbordaba de su sistema—. ¿Mamá?¿Por qué no lo recuerdo?

Adora no respondió, abrazó a su hija con mucha fuerza y se dispuso a encubrirlo de alguna manera, para que se tranquilice en aquel momento.

—No pasó nada... Te faltaban vitaminas y te desmayaste, así que te traje a casa. Estabas en el sillón dormida y saliste a jugar con Swiftie hace un rato. No te preocupes, ¿sí? Puedes subir a pintar algo, si quieres. Yo cocinaré algo para almorzar—. Bee pareció calmarse con aquella respuesta, pero la mayor sólo se preocupaba más—. ¿Quieres invitar a Nahomi a pasar la tarde aquí?—. Melsy sonrió, asintiendo y limpiando sus lágrimas. Volvió a sacar su celular del bolsillo y llamó a su amiga, corriendo escaleras arriba.

Adora se sentó en el sillón, completamente perturbada. 

¿Qué está pasando?

(¿Hate?) Love [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora