(¿Hate?) Love [Catradora]

Capítulo 13.2

—¿Bee?—. La quinceañera de ojos esmeralda se quitó los auriculares al escuchar la suave voz de su madre. Se notaba que estaba mucho más calmada ahora y que podían conversar tranquilas, pero estaba inquieta por su otra madre... Se lo había tomado muy mal, así que no sabía qué era lo que la esperaba luego de la pequeña charla con la rubia adulta.

—¿Cómo está mamá?

—Procesando...—. Adora se sentó en la cama junto a la menor, tendiéndole la tarjeta color coral. Melsy levantó una ceja y la abrió, notando  el detalle que la había delatado.

"Bella Miel de mi corazón, sé lo mucho que aprecias estas cosas de mamá, así que te las regalo para que las guardes y las aprecies como sé que lo vas a hacer. De ahora en más, siempre voy a estar cuando me necesites, ni siquiera lo dudes.

Te ama mucho, tu hermana mayor, Lixxie"

—Así se enteraron, ¿verdad?—.

<<Estúpida, estúpida, estúpida, ¿cómo no la viste? Seguro estaba colgada de la caja y ni le prestaste atención>>

—Sí, así fue... Ni imaginas la cantidad de sentimientos encontrados que se expresaron en el rostro de tu madre—. Adora rió levemente mientras Bee seguía mirando la nota.

Se levantó de la cama y se dirigió a la repisa sobre su escritorio, guardando la nota entre las hojas de su cuaderno al que ella llamaba "diario".

—¿Qué piensas hacer respecto a ella?—. Le preguntó a la menor, tomando ese peluche que había tenido desde el primer día y abrazándolo para sentirse cómoda en el lugar, mirando a Melsy a los ojos cuando se giró y volvió a sentarse en la cama.

—Apenas subí, la llamé. Quería saber porqué ustedes estaban tan molestas conmigo, incluso llegué a odiarlas por un momento por que creí que no querían que esté con mi familia biológica... pero lo descarté a los segundos—admitió. Adora asintió levemente, notando que el peluche de abeja se había descosido levemente en la patita. Tal vez luego pueda arreglarlo.

—Supuse que aquel pensamiento pasaría por tu cabeza...

—Pero ustedes no piensan así, lo sé... Me sentí mal de sólo pensarlo.

—No te preocupes, cariño—. Acomodó sus rubios y cortos cabellos detrás de su oreja, ofreciendo una pequeña sonrisa a Melsy, quién se culpaba a sí misma—. Aunque no lo creas, a cualquier persona se le pasaría esa circunstancia por la mente. Hay mucho de qué hablar, y te mentiría si no te dijera que, luego de leer eso, me asusté un poco por pensar que nos abandonarías para irte a vivir con ella...

—¿Qué? Jamás haría eso, estuve con ustedes 8 años, nadie jamás reemplazará eso con sólo unos meses, mamá... Y eso deberías saberlo.

—Lo sé—. Sonrió. A pesar de que sabía que su pequeña no se iría tan fácilmente, había un pequeño atisbo de duda en su interior, que fue aclarado con aquella simple frase—. Entonces, ¿me estás diciendo que no sabías absolutamente nada de Lix ni del historial que tenía con nosotras?—. Bee asintió, la culpa la estaba carcomiendo. Debería haber escuchado ambas campanas de la historia antes de confiar plenamente en la repentina extraña que se apareció en su colegio y le confesó ser su hermana, debería haberlo hablado con sus madres antes, debería...

Si, debió, pero ya estaba hecho y, ahora, tenía que lidiar con las consecuencias.

—Apenas subí, le pedí tiempo para hablar... Me contó de todo lo que pasó entre ella y mamá... y el porqué lo hizo... No sabía que ustedes habían mandado a su padre a la cárcel—. Miró confundida a la ojiceleste, quién sólo pudo evitar aquellos detalles que la mente de su hija seguía negando. Cuando su mente crea que es seguro para su estabilidad emocional y mental el revelarlo, pues así será.

—Sí... Más bien fui yo, nos sometimos a juicio.

—¿Por qué?—. Adora pensaba seriamente. ¿En serio no recordaba absolutamente nada? Tal vez tenía memorias vagas y no lo recordaba... ¿Y qué debía responder? No podía dejar la curiosidad de Bee carcomiendo, porque sabía que buscaría una manera de recordarlo o investigar... y eso, en este actual momento, era algo peligroso.

Pero mentir tampoco era una opción.

—Pues... Aquel no es un buen hombre. Una familia con la que vivía fue presa de su violencia y no pudieron tener justicia, así que tomé los papeles en el asunto—. No era mentira, pero omitió varios detalles. Melsy asintió, soltando un pequeño "ah", volviendo a su lado de la historia.

—Entonces... supuestamente, cada mala acción que ella hizo hacia ustedes fue como venganza por su padre, pero decidió dejar de hacerlo. Recapacitó sobre lo que estaba haciendo y quién era el verdadero malo de la historia, así que quiso recomponerse... Me llevó a pasear varias veces, me contó cosas sobre mamá...—sonrió levemente, jugando con las tiras de su pantalón. Adora sólo la observaba, lo feliz que se veía hablándole sobre las cosas que habían hecho y lo que le había contado que no sabía. Tal vez, Lix se estaba redimiendo a su manera, aunque una disculpa de su parte no estaría de más—. Me llevó una tarde a un parque y me explicó que allí era donde mis padres solían reunirse a hacer picnics o a hablar... Me sorprendió que sea bastante lejos de la ciudad, pero me confesó que mamá amaba la naturaleza y la respetaba, así que tuvo sentido—. Ambas rieron levemente, Bee continuó—. ¿Sabías que el color favorito de mamá era el verde? ¿Y que amaba las manzanas?

—Al parecer, heredaste eso de ella...—. Ambas sonrieron, una feliz y la otra feliz de verla.

—Sí... Ahora me gustan las manzanas aún más —rieron levemente, dejando el sonido inundar la habitación.

Pasaron unos segundos en silencio, en los que Adora cuestionaba el cómo reaccionaría su pareja frente a Lix y viceversa... Dudaba mucho de los sentimientos de la inglesa hacia Catra, pero la vigilaría de cerca.

—Creo que llegó el momento de que hablemos todas...

—¿Todas?—. Los ojos esmeralda se bañaron en emoción y nerviosismo.

—Sí, todas... Invita a Lix a cenar, podremos hablar entonces sobre todo lo que pasó y lo que piensa hacer respecto a ti... Cómo nos manejaremos y-

Adora no pudo terminar de hablar, siendo interrumpida por los brazos de su hija al rededor de su cuello. Correspondió, frotando su espalda de arriba a abajo en respuesta.

—Gracias, mamá...