(¿Hate?) Love [Catradora]

Capítulo 1.2

Adora bajó de su habitación, viendo a Catra hablando por teléfono en el patio trasero. Se asomó al refrigerador y se sirvió un poco de helado en un bowl. Cerrando el mismo, escuchó la puerta que daba al patio abrirse. Maldijo por lo bajo, queriendo subir escaleras arriba otra vez.

—¿Adora?

—No es buen momento...—. La rubia se sentía demasiado decaída como para conversar sobre aquello por segunda vez en el día, y sus ojos rojos y sus temblorosas manos la delataban.

—Lo haré, será lo mejor para nosotras tres. Sólo serán 5 meses y no más. Clasificaré para algunas peleas y entrenaré con Huntara. Estaré bien, me cuidaré. Me rendiré si la pelea se excede—. La rubia giró en su eje, mirando a su pareja con lágrimas en los ojos.

—Estás muy insistente sobre el tema...—. La morena sintió cómo se le salía el alma del cuerpo al escuchar y ver lo destruida que estaba—. Te dejaré ir, sólo porque no quiero que te vayas a escondidas, sin avisar. Eso haría las cosas peor—. Catra bajó la mirada, incapaz de sostener el enojo que su novia le enviaba mediante sus ojos.

—Prometo que volveré lo más pronto posible. Ahorraré hasta en lo más mínimo para que el monto sea mayor—. Se acercó a Adora, tomando su bowl con helado y dejándolo en la mesada de la cocina, queriendo estar lo más cerca posible de su pareja—. Verás lo rápido que pasarán. Llamaré cada vez que tenga un tiempo libre, lo prometo—. Adora no soportó más y apresó a la morena entre sus brazos, lanzando sollozos en su pecho. Catra correspondió, acariciando el cabello de la mujer de su vida.

—Más te vale... Que vuelvas p-pronto...—. Catra sintió cómo sus ojos comenzaban a aguarse al escuchar a Adora de esa manera, le dolía mucho más el saber que era ella la que lo causaba.

—Lo haré...

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—¿Hija?—. Adora tocó la puerta de la habitación de Melsy, pidiendo permiso para entrar. Al no escuchar respuesta del otro lado, abrió la puerta, ingresando a la habitación. Pudo ver las luces de las lámparas prendidas, tenues, pero no la luz de la habitación. Sonrió, su dulce pequeña sí sabía cómo expresarse en su espacio personal. Mirando bien, encontró que su hija se encontraba en el que solía ser su escondite. Se agachó y tocó la puerta detrás de la cajonera, esperando una respuesta.

—Pasa, mamá—. Melsy se encontraba en posición fetal, observando las fotos de su madre biológica y de sus amigos de Nueva York.

—¿Todo bien? ¿Extrañas mucho?—. Se sentó al lado de Bee, observando cómo había decorado el pequeño lugar. Tenía unos almohadones en el suelo y había colocado unas pequeñas repisas en una de las paredes, guardando allí sus libros favoritos, diarios y fotos.

—Extraño a Til y a Ethan. En estos momentos, estaríamos los tres reunidos en una casa, mirando películas o jugando algún videojuego... Me habrían despejado la cabeza...

—Lo sé, cariño. Yo también extraño mucho a los tíos Glimmer y Bow, ¿sabes? Solíamos ser tan inseparables... Pero tuvimos que seguir nuestro camino cada uno por su lado.

—Mamá, no ayudas—. Bee miró a la rubia con sarcasmo en sus ojos, logrando quitar una leve risa de la mayor.

—Lo sé, pero ellos siguen siendo mis amigos, ¿sabes? A pesar de que estemos a 6 horas de distancia, no dejaremos de ser amigos. Ellos lo saben, yo lo sé. Sí, puede que las cosas cambien, porque todos crecemos, pero ellos estarán para ti.

—¿Cómo lo sabes?—. Melsy miró a su madre con pequeñas lágrimas en sus ojos, recibiendo un abrazo de su parte.

—Estuvieron para ti desde que te adopté, ¿recuerdas? Teela fue tu primera amiga en tu nueva escuela, y Ethan fue el único que se atrevió a ayudarte cuando más lo necesitabas...—. Melsy sonrió levemente, liberando algunas lágrimas, recordando aquellos días de su infancia—. Ya verás, ellos estarán para ti. Siempre lo han estado... Y si no lo hacen, mamá y yo les daremos una paliza a cada uno—. Ambas rieron ante la última frase dicha por la mayor.

—Gracias, mamá. Te amo.

—Y yo a ti, hija—. Adora estaba por salir de la habitación, pensando en que el sólo estar con su pequeña mejoraba su humor de alguna manera, pero fue detenida por la menor.

—¿Mamá se irá?—. Sintió cómo su corazón se estrujaba al ver los ojos preocupados de su dulce ángel. Sabía cómo se sentía, ella tampoco quería que su pareja se marche a Londres, pero no podría detenerla por mucho.

—Sí, Bee. Pero verás lo rápido que pasarán estos meses y volverá, sana y salva—. Abrazó a su madre otra vez, sabiendo que no estaba segura de sus últimas palabras, pero tampoco las juzgaría. Ella también deseaba que fueran ciertas y se pudieran cumplir.

Así, Melsy se durmió en su pequeño cuarto, sintiendo la presencia de su madre biológica apoyándola.

Adora y Catra pasaron la noche durmiendo juntas, abrazadas, como si fueran a ahogarse al soltarse. 

Nadie quería que la morena se fuera, ni siquiera ella misma, pero el esfuerzo cobraría frutos si se decidía a hacerlo.