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*Rato después*

*4:45 p.m.*

Narra Raymond

Habíamos llegado a la granja de los Valentín que son una pareja de esposos los cuales son muy amigos de mi familia así como la de Wendy, así que ellos nos tienen un gran aprecio.

Caminamos por un pequeño sendero que daba con la entrada de su casa y ahí estaba la señora Amelia Valentín tejiendo sentada en una mecedora, ella alzó un poco la mirada y nos miró feliz.

Amelia: oh pero si son Wendy y Raymond. Dice feliz.- Mauricio ven, mira quienes vinieron.

Después de eso apareció su esposo Mauricio Valentín y nos miró.

Mauricio: pero miren nada más, si son los mejores amigos, la pequeña Wendy Feliciano y el joven Raymond Ayala. Dice con una sonrisa.
Wendy: es un gusto verlos otra vez señor y señora Valentín. Sonríe.
Raymond: lo mismo digo, ya llevábamos tiempo sin venir aquí.
Amelia: pero ustedes no se preocupen por eso, saben perfectamente que pueden venir cuando quieran porque siempre serán bienvenidos.
Mauricio: ¿y qué los trae por aquí jovencitos?. Dice curioso.
Wendy: bueno señor, queríamos saber si nos pueden prestar a princesita y relámpago para dar un pequeño paseo.
Raymond: ellos aún siguen aquí ¿verdad?.
Mauricio: pero por supuesto, saben perfectamente que son sus caballos ¿a dónde más irían?. Se ríe.- vengan los llevaré al establo.

Miré feliz a Wendy y después nos dirigimos hacia la parte trasera de la granja donde habían variedad de animales, pero en un lugar especial estaba el establo y un gran campo, llegamos y ahí estaban, princesita y relámpago, nuestros caballos.

Wendy: ¡princesita!. Dice feliz.

Wendy corrió hacia ella y la abrazó, eso me pareció muy tierno y entiendo que ella reaccione así, llevaba tiempo sin ver a princesita.

Raymond: vaya que has crecido relámpago. Me acercó a él.
Wendy: los dos están muy bonitos, enserio muchas gracias por cuidarlos. Mira a los Valentín.
Amelia: no debes porque agradecer mi niña, sabemos que ellos son muy importantes para ustedes así que tratamos de dar lo mejor para cuidarlos. Sonríe.
Mauricio: suban ya chicos, así pueden irse a su paseo.
Raymond: muchas gracias señores. Digo feliz.

Después de eso ayudé a Wendy a subir  sobre princesita y después me subí yo a relámpago.

Raymond: ¿ya podemos irnos?. La miro curioso.
Wendy: sabes perfectamente que si. Dice feliz.
Amelia: diviertanse.
Mauricio: y también tengan cuidado.

Los dos asentimos y después le hicimos la señal a los caballos para que iniciaran a caminar y así nos fuimos tranquilamente por un pequeño sendero en un bosque mientras admirábamos lo increíble que era la naturaleza.


El Error De Haberme EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora