Aisley.
Aarón abre mis piernas con sus rodillas para acomodarse entre ellas, elevo mis rodillas hasta su cadera mientras continúa besándome, enredando mi cabello en su mano formando un puño, obligándome a inclinar la cabeza un poco hacia atrás. Con su mano libre lentamente acaricia mis piernas, subiendo mi vestido un poco y cuando encuentra mis bragas las arranca de un tirón, desgarrándolas por completo y yo ahogo un grito de sorpresa.
— Te compraré unas nuevas. — Se encoge de hombros.
— El problema no es ese. — Intento cerrar las piernas, pero obviamente no me lo permite. — Tenemos que ir a trabajar, ¿Pretendes que vaya sin bragas por todo el edificio?
— Precisamente. — Vuelve a besarme, pero esta vez toma asiento y ya no entiendo nada.
— ¿Qué haces? — Intento cerrar las piernas, pero nuevamente me lo impide.
— No, déjalas abiertas. — Se muerde el labio inferior. ¡Oh no! Por favor, eso no, por favor.
Sube mi vestido hasta que lo tengo en la cintura y pone mis pies en los reposa brazos de su sillón. Intento cerrar las piernas un par de veces más, pero no me lo permite y en este punto siento mi cara ardiendo de la vergüenza.
Pero entonces se inclina hacia adelante tomando mis tobillos y colocando mis piernas sobre sus hombros, para luego pasar su lengua por encima de mi entrepierna.
— No, por favor. — Empujo un poco sus hombros hacia atrás y me mira con el ceño fruncido.
— ¿Qué pasa? — Alza una ceja.
— Es que... — Titubeo y acaricia la cara interna de mis muslos provocando que mi entrepierna se humedezca aún más. — No me gusta. — Susurro y cierro los ojos.
— ¿Por qué no? — Inquiere.
— Por favor, no lo hagas. — Le suplico y se pone de pie.
— Mírame. — Abro los ojos. — Vale, si no quieres no lo voy a hacer, pero ¿Puedes decir por qué?
¿Cómo voy a ser capaz de decirle eso? Es una parte de mi pasado que quisiera olvidar, pero aun con el paso de los años sigue atormentándome como si fuera la primera vez. No quiero que sienta asco o me rechace.
— ¿Aisley? — Pero entonces las imágenes de ese día me vienen a la cabeza y comienzo a sollozar de nuevo. — ¿Qué pasa? ¿Fue por algo que hice yo? — Niego con la cabeza aun sollozando y me abraza de nuevo. — Tranquila, no voy a hacerlo, ¿Quieres que nos vayamos ya? — Me da un beso en la frente.
— No, solo no lo hagas por favor. — Me incorporo para mirarlo y asiente.
— No quieres decirme, ¿Verdad?
— Hoy no... por hoy ya ha sido suficiente y no quiero seguir recordando eso, no quiero que me rechaces después de que te lo diga. — Vuelvo a bajar la mirada.
— Aisley, jamás te rechazaría, fuera lo que fuera. Joder, te he deseado desde el primer momento que te vi. — Sonrió y comienzo a desabrochar el cinturón y su pantalón. Luego meto la mano.
— Puedo sentir como me deseas. — Suelta una carcajada.
— Vale, ponte de pie y date la vuelta. — Cuando lo hago, hace que pegue mi pecho al escritorio y entonces puedo sentir su erección a través de su bóxer en mi trasero. — Intenta no gritar demasiado esta vez. Recuerda que en este piso no hay mucha privacidad que digamos, a menos que quieras que Ángelo te escuche gritar y gemir. — Lo escucho reír. — Dime si te sientes incomoda, ahora puede dolerte un poco más, y relájate. — Me susurra al oído y exhalo.
— Vale. — Justo en ese momento siento la punta de su miembro en la entrada de mi entrepierna y puedo sentir como comienza a entrar centímetro a centímetro.
Joder, aún me duele y hago una mueca de dolor porque sé que no puede verme; entonces empuja más fuerte y me duele aún más, de mi garganta sale un gemido de dolor, pero no se detiene y continúa entrando hasta un punto realmente doloroso, pero no le pido que se detenga, de un solo empujón entra por completo y profundamente en mí.
— ¡Joder! — Exclamo en un gemido entre el dolor y el placer.
— Solo relájate. — Me dice mientras vuelve a salir de mí.
Pero cuando lo hace comienza a doler un poco más, me cubre la boca con su mano y vuelve a entrar por completo con un fuerte empujón y grito contra la palma de su mano.
— Me duele, joder. — Le digo mientras vuelve entrar fuertemente.
— Solo espera un poco. — Dice entre jadeos. ¡Joder! Esto duele mucho.
Continúa saliendo y entrando de una manera dolorosa, mientras yo continúo gritando contra la palma de su mano. Hasta que el dolor es sustituido por el placer y los gritos de dolor por gemidos de placer.
Se inclina hacia adelante mientras entra aún más profundamente y comienza a besarme el cuello, y ya no lo soporto más, una presión en mi vientre que viaja hasta mi entrepierna comienza a ser cada vez más fuerte y siento como mi interior se contrae alrededor de su miembro, por lo que me parecen minutos dejo de escuchar y solamente puedo sentir un enorme placer que recorre todo mi cuerpo y que deja mi respiración demasiado irregular.
— ¡Aarón! — Gimo su nombre aun cuando la increíble sensación no abandona mi cuerpo.
— ¡Joder Aisley! — Exclama demasiado alto y entonces siento que algo comienza a resbalar entre mis piernas.
Continua dentro de mí por unos minutos más con las manos apoyadas a ambos lados de mi cabeza, mientras ambos seguimos intentando recuperar la normalidad de nuestras respiraciones, pero entonces comienzo a sentir como su miembro se ablanda un poco y sale lentamente de mí, provocando que el líquido pegajoso gotee entre mis piernas.
Toma asiento con los pantalones y el bóxer en los tobillos, mientras yo me siento a horcajadas en su regazo aún con el vestido en la cintura.
— ¡UPS! Creo que ya te mojé un poco. — Sonrió y me inclino para darle un beso.
— Yo te moje primero a ti y mucho. — Me guiña un ojo mientras comienza a acariciar mi trasero y yo suelto una carcajada.
— Estoy cansada. — Susurro mientras pego mi mejilla a su hombro.
— Yo también. — Suspira. — Aisley.
— ¿Qué pasa? — Susurro.
— ¿Crees que algún día podrás contarme la razón por la que no te gusta el sexo oral? — Me pregunta acariciando mi espalda lentamente.
— Sí, pero hoy no, por favor. — Suspiro.
— Vale. — Accede. — ¿Estás bien?
— Sí, me duele un poco, pero estoy bien.
— A veces un poco de dolor lleva a un intenso orgasmo. — Me dice con orgullo.
— Me encanto, fue delicioso. — Suspiro revolviéndome un poco en su regazo.
— Estar dentro de ti es delicioso. — Me da un beso en la frente. — Pero aún no estoy seguro si me gusta más hacerlo sin este vestido o con él. — Suelto una carcajada que el imita, pero más grave. — Pude notar que te encanto, pero estoy seguro de que Ángelo también lo escucho. — En ese momento dejo de reírme. — Tranquila, es muy discreto.
— Gracias al cielo. — Exclamo y suelta una carcajada.
— ¿Nos quedamos aquí una hora más? — Asiento y los parpados comienzan a pesarme, realmente estoy cansada y me duele la entrepierna.
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UN JUEGO DE SEDUCCIÓN. (TS #1)
RomanceSeducción 1. Ella tenia la típica vida de estudiante universitaria, al hombre perfecto a su lado, romántico, caballeroso, el sueño de cualquier mujer, ella creía que su vida era perfecta y normal. Pero eso cambio el día que coincidió con un hombre r...