CAPÍTULO 75.

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Aisley.

Siempre supe que Aarón era celoso, simplemente hay que ver como trata a sus hermanas, pero lo de hoy fue demasiado exagerado, aunque me gusta el Aarón celoso, no sé qué hubiera hecho si golpeaba al ginecólogo.

— Irás con una ginecóloga en Nueva York. — Vuelve a repetirme casi al llegar a su casa.

— Es que es ridículo. Desde que me mudé a Nueva York he tenido al mismo ginecólogo, es lógico que él lleve el registro de mi embarazo, ¿No crees? — Alzo una ceja.

— No es ridículo y tampoco es lógico. — Aquí vamos de nuevo.

— Es su trabajo, tampoco es como que vaya a tener sexo con mi ginecólogo en su consultorio. — Suelto una carcajada.

— Pues no quiero correr riesgos. — Suspira frustrado.

— O sea, ¿Piensas que lo haría? — Esto no me lo puedo creer.

— Por supuesto que no. — Exclama. — ¿Pero es que no te has visto en un espejo? — Me mira por un segundo alzando una ceja. — Princesa, estás preciosa en todos los sentidos, ¿Qué piensas que le pasó por la mente cuando literalmente le abriste las piernas? — Suelto otra carcajada y me mira mal.

— Lo mismo que a ti. — Le guiño un ojo.

— Pues si él quería golpearme, entonces si estábamos pensando lo mismo, aunque lo dudo mucho. — Pone los ojos en blanco y apaga el motor del auto cuando llegamos a la casa.

— No siempre será así, es solo que el bebé aún es muy pequeño y era la única manera de poder verlo. — Le acaricio el cabello y él como ha hecho desde ayer, me acaricia el vientre.

— Da igual, irás con una ginecóloga. — Baja del auto, unos segundos después abre mi puerta y me ayuda a bajar. — Cuidado. — Me da la mano y bajo sin problemas.

— Aarón, es ridículo, no pasa nada malo. Solo es un ginecólogo. — Creó que no lo haré cambiar de opinión.

— Si, un ginecólogo que ve las piernas abiertas de la madre de mi hijo. — Aprieto los labios para no reírme.

— Tú también me has visto así y muchas veces, creó que por eso estoy embarazada. — No lo resisto más y suelto una carcajada.

— Si, pero es diferente. — Lo que diré le molestará, pero tengo que hacerlo.

— O sea, ¿Qué solo tú puedes ver? — Alzo una ceja.

— Muy graciosa Aisley. — Me da un beso en la frente. — Pero irás con una ginecóloga. — Sin darme cuenta estamos entrando a la cocina y suspiro. — Vale, en esta casa hay cuatro mujeres además de ti, si tres de ellas van con una ginecóloga tú también lo harás.

— Vale, supongo que Andrea ya está aquí, así que son cinco. — Le guiño un ojo y sé que yo ganaré. Efectivamente, unos segundos después entran Annia, Ninette, Aleshka, Karina y Andrea a la cocina. — Vale, les tenemos una pregunta a cada una de ustedes. — Se miran entre ellas sin entender nada. — ¿Van al ginecólogo con una mujer o un hombre? — Alzo una ceja y Annia suelta una carcajada.

— Ya sé por dónde va esto. — Responde Annia.

— Mujer. — Responden Ninette, Annia, Karina y Aleshka.

— Hombre. — Obvio sabía que Andrea iba con un hombre, es el mismo ginecólogo.

— Irás con una ginecóloga. — Me dice Aarón con suficiencia.

— Vale, ¿Qué pasa aquí cariño? — Le pregunta Karina a Aarón.

— Yo puedo adivinar. — Dice una sonriente Annia. — Pasa que tu hijo se molestó porque Aisley fue con un ginecólogo, hombre. — Aclara al final y asiento.

UN JUEGO DE SEDUCCIÓN. (TS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora