Capítulo 62

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Leia y releia ese e-mail una y otra vez con un nudo en su garganta, como si de una tortura se tratara pero al mismo tiempo feliz por tener noticias de ella.
¿Cuanto era transitorio en el universo de Marizza? Nadie lo sabía, ni siquiera ella misma.
El saber que estaba bien le transmitía tranquilidad, pero no podía evitar pasar por alto la fascinación en sus palabras al relatar sus acontecimientos, temiendo arrebatarle algo que la hiciera feliz.
Soltó un suspiro exasperado, sin saber si debía responder o utilizar la misma jugada que ella los últimos días. Posiblemente también le vendría bien a él algo de distancia.
¿Ella quería espacio? Entonces le daría espacio.
Un golpeteo proveniente de la puerta captó su atención, seguido del rostro de Consuelo asomando por su oficina.

-Perdón Pablo, pero te están esperando en la sala de grabación.- anunció con gesto urgente.
- Ahora voy, gracias Consuelo.- respondió con una sonrisa, apagando la pantalla de su computadora y tomando una de las carpetas a su lado.

Con paso veloz se dirigió hacia la sala de grabación, donde lo esperaban expectantes su jefe y Tomás en compañía del nuevo dúo que estaba por lanzar la productora.
Tomó asiento junto a su amigo, disculpandose mientras entregaba la carpeta con el papelerio encargado. 

- Bueno, si no falta nadie más creo que podemos comenzar.- exclamó con ironía Tomás, mientras lanzaba una señal a los chicos dentro de la pecera para que comenzaran.

Antes de todo lo sucedido con Marizza, la productora estaba decidida a apostar todas sus cartas para que su carrera solista sea exitosa… hasta que se vieron obligados a ir por un plan b debido a los acontecimientos y la frágil salud mental de ésta. 
Pablo había sacado todo su carisma y capacidad de convencimiento para que su jefe le concediera una "prórroga" en lugar de olvidar por completo la carrera de su novia, con la condición de que debía presentar al menos dos canciones nuevas.
Ella tenía el talento y el potencial para lograr todo en la vida y él confiaba ciegamente en eso, por lo que no dudo en aceptar.
Ahora sólo faltaba decírselo a ella, aunque por lo que decía en el email, el cambio de aire le había servido de inspiración y estaba seguro que no lo defraudaría.

-¿Hablaste con Marizza?.- preguntó Tomás sin despegar su mirada de la consola.
- Todavía no. Ayer me mandó un email.
- ¿Y entonces qué estás esperando? Decile las buenas noticias, a ver si así se anima a escribir.
- Voy a esperar un poco, no le voy a decir todavía.- exclamó con seguridad.- me dijo que está escribiendo sin que yo le diga nada, así que voy a confiar en ella.
Tomás simplemente le lanzó una mirada de soslayo, llamado al silencio. Sabía que si decís algo al respecto era probable que su amigo se lo tomara a mal.
-¿Querés ir a almorzar?.- propuso para aliviar el clima.
- No puedo, tengo una entrevista con un asesor inmobiliario.
- Apa ¿Qué pasó ahí?.- exclamó divertido, dando la señal de que ya podían tomar un descanso.
- Quiero buscar un nuevo lugar para vivir con Marizza.- comentó con entusiasmo.- obvio que no sabe nada, quiero que sea una sorpresa.
- ¡Bien ahí, che! Pablito Bustamante está madurando.- exclamó divertido.

Así continuaron con lo que restaba de la tediosa jornada de grabación que Pablo sintió una eternidad. No veía la hora de irse de aquellas oficinas en las que pasaba más tiempo que en su casa, intentando adelantar todo el trabajo que tenía pendiente.
Tomó rápidamente sus cosas esenciales y se dirigió hacia la recepción donde una sonriente Consuelo siempre estaba a su disposición. 

-¿Estás ocupada?.- consultó al observar a la joven recoger sus cosas.
- Mi horario ya terminó, ¿necesitabas algo?.
- Si… necesito que me acompañes a un lugar.- ordenó.- ¿podes?.
- Si, claro.- aceptó algo confusa.- ¿de qué se trata? Si es algo sobre tu papá yo ya di toda la información…
- No, tranquila.- interrumpió con una sonrisa.- sólo… necesito una opinión femenina.

Sempiterno {Pablizza}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora