Capítulo 59

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El reloj junto a la cama marcaba las 7:00AM mientras emitía un pitido, provocando que Marizza arrugara su nariz intentando apagar el insoportable aparato, sin exito.
Frustrada se removió en su lugar bajo las sábanas, sintiendo los brazos de Pablo rodear su cintura con un agarre algo posesivo. Sonrió al voltear su rostro y verlo profundamente dormido; se veía tan hermoso.
Acarició su mejilla suavemente, procurando no despertarlo y deseando que aquel instante sea eterno.
Había llegado el día y debía apresurarse para alistar sus cosas, por lo que cuidadosamente se separó de él para dirigirse al baño.
Antes de meterse bajo la ducha, chequeo su teléfono encontrándose con mensajes de su madre, Luján, Mía y su padre; al parecer Sonia no había perdido el tiempo en divulgar la noticia de su repentino viaje y su padre había logrado cambiar sus pasajes para el siguiente horario.
Soltó un suspiro, metiéndose bajo la lluvia artificial y pasando las manos por su rostro. Por más que iba a extrañar a ciertas personas, sabía que estaba tomando la decisión correcta y en su corazón albergaba la esperanza de poder hallar aquello que tanto deseaba; de poder reencontrarse.
Permitió que el agua cayera unos minutos más sobre su espalda, arrastrando todo lo malo que había en su cabeza y le impedía pensar con claridad.
Envolvió su cuerpo con una toalla volviendo a la habitación y sonrió divertida al notar que Pablo aún dormía profundamente, como si en lugar de la almohada ella estuviera aun junto a él.
Rebusco entre su ropa hasta dar con unas bikers, una amplia remera negra con una imagen de la película Pulp Fiction en el frente y sus infaltables zapatillas. Chequeo rápidamente el reloj nuevamente, marcando las 7:40AM; era hora de comenzar a armar su bolso, aunque no sabía exactamente por dónde comenzar ya que no sabía cuánto tiempo estaría lejos, por lo que optó guardar la misma cantidad de ropa que llevó a la gira.

-¿Qué estás haciendo?.- escuchó preguntar a Pablo con voz dormida.
- Estaba preparando mis cosas.- respondió con una leve sonrisa acercándose a él. 
- ¿A qué hora te vas?.
- A las 12:30 sale el micro.- dijo, acariciando su pelo alborotado, a lo que el respondió abrazando su cintura.
- ¿Estas segura que no querés que vaya con vos?.
Marizza soltó una risa.- si Pablo, ya te lo explique… no lo hagas más complicado.
Él simplemente asintió sin emitir palabra, dirigiendose al baño.
Sería algo difícil para todos, pero debían sobrellevarlo el tiempo que sea necesario.
Si bien Pablo decía entenderla, notaba algo en su mirada que le generaba una inmensa culpa; quizás no era lo que él se merecía después de proponerle vivir juntos, como familia, pero era necesario por el bienestar de ambos… por el bienestar de su hijo.
Al volver a la habitación, Pablo tomó su ropa con la seriedad impresa en su rostro sin siquiera dirigirle una palabra a Marizza que aún se encontraba alistando lo suyo.

- Pablo.- llamó ésta, sin obtener respuesta.- Pablo… ¿te pasa algo?.- insistió.
- ¿De verdad te animas a preguntarme si me pasa algo, Marizza?.- respondió bruscamente, mientras se colocaba su remera.- me siento un inútil, un imbécil… traté de hacer hasta lo imposible para ayudarte y no pude.- exclamó elevando la voz con exasperación.- no supe como hacerlo… ahora te vas y no pretendo frenarte porque te amo, pero no soporto la idea de tenerte lejos; no soporto imaginar que no voy a estar para nuestro hijo, Marizza.- finalizó desbordado de angustia, conteniendo sus lágrimas para no comenzar a llorar frente a ella. Quería evitar cualquier cosa que pudiera ocasionarle más daño.
Marizza se acercó lentamente hacia él, tomando su rostro entre sus manos para poder ver sus ojos, que se encontraban cristalinos.- perdón, de verdad. Perdón por no poder ser lo que mereces… te prometo que voy a intentar volver pronto.- susurró, intentando tranquilizarlo.- vamos a hablar todos los días por teléfono, emails y lo que vos quieras… no quiero que sientas que te quiero lejos de nuestras vidas. Te amo y no lo dudes nunca.
Él estiró sus brazos hacia ella, rodeandola suavemente.- sos mucho más de lo que merezco.- susurró, acercando sus labios hacia los de ella para unirlos en un delicado beso que se sentía como una caricia.

Sempiterno {Pablizza}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora