Capítulo 12

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P.O.V Marizza

Después de las largas insistencias de mi vieja por acompañarme a mi nuevo departamento, acepte que me lleve a dejar mis cosas. O al menos algunas de mis cosas.
Todavia no me podía mudarme, ya que me faltaban comprar algunos muebles; Franco y mi mamá se habían ofrecido a comprarlos, ya que no necesitaba muchas cosas y querían que fuera un “regalo de cumpleaños atrasado”.
No me gustaba la idea de que ellos me compraran los muebles, pero tenía que aceptar su oferta si quería seguir viviendo de la plata de la gira por un tiempo más, lo que me lleva a pensar seriamente en que necesito buscar un trabajo.
Solamente me interesa cantar; no me imagino haciendo otra cosa en la vida, pero se que es complicado y más ahora que sería volver a empezar desde cero. Necesitaba algo que me permitiera cantar, pero a la vez que me de sustento para vivir.

Franco había decidido ir con un amigo suyo que lo había ayudado a decorar su antigua casa, a pesar de las quejas de mi mamá por no dejar que hable con decorador de confianza.

- Ay pero Ciela, no puedes vivir en malas condiciones.- dijo con tono indignada.
- No voy a vivir en malas condiciones, mamá.- dije poniendo mis ojos en blanco.- pero no voy a dejar que conviertas mi casa en cualquier cosa.
- Pero Marizzita, solamente quiero ayudarte.
- Ya me estas ayudando un montón comprando las cosas.- dije elevando el tono de voz; a veces me sacaba de quicio.
- Ciela, ¿estas segura de que quieres irte sola?
- Si mamá, estoy segura.- dije soltando un suspiro.- necesito espacio para mi.
- Esta perfecto que quiera independencia, Sonia.- habló Franco poniéndose de mi lado.

Cuando por fin llegamos, nos mostraron un enorme catálogo de muebles. Nunca pensé que podría ver una variedad tan grande de mesas ratonas.
Al final, termine optando por un mueble divisor de dos módulos: uno era un ropero con un barral, que tenía unos estantes que funcionaban de barra del otro lado, o también para adornos, mientras que el otro era una cajonera. Era bastante lindo y no parecía ocupar mucho espacio.

- Me van a llamar cuando estén por enviar los muebles al domicilio.- aviso Franco.- a más tardar será mañana a la mañana.
- Ah perfecto, ¿me pueden dejar en lo de Luji?.
- Claro ciela

Luego de que me dejaran en casa de Luján, estuvimos hablando sobre nuestros planes, o mejor dicho, estuve escuchando a Luján hablar emocionadamente sobre todo lo que quería alcanzar.

-Todavía tengo ahorrada la plata de la herencia de Blas.- decía mientras cebaba mate en su living.- y con unas chicas que conocí en la facultad queremos empezar un proyecto para ayudar a todos los nenes en situación de calle. Pensamos en alquilar un galpón o algo por el estilo para empezar.
- Que bueno Luji.- dije mientras tomaba el mate.- ¿pero no es algo...precipitado?
- ¿Justo vos me decís que es precipitado?.- respondió con una risa.- puede ser, igual es una idea por ahora; tenemos que armario bien, y hasta que podamos llevarlo a cabo seguro ya terminamos la carrera.
- Sabes que siempre vas a tener mi apoyo en todo lo que hagas.- dije abrazándola fuertemente.
- Gracias.- respondió Luji con una sonrisa.- ¿Y vos que vas a hacer?.
-¿Yo? No tengo la menor idea.- me sincere.- yo solo quiero cantar y vivir de la música, Luján. Se que no es fácil, y erreway con todo lo que pasó tiene un futuro incierto.- dije en tono triste.- pero necesito trabajar de algo.

Luján se quedó mirándome pensativa por unos minutos.- mira, cerca del hogar donde hago las prácticas hay un bar y yo tengo buena onda con uno de los chicos porque voy seguido. Si querés, le puedo preguntar si necesitan gente.- se ofreció con una sonrisa. 
-¿En serio?.- sonreí e inmediatamente la abrace.- ¿ves porque sos la mejor amiga del mundo?.- ambas reímos ante eso, y seguimos hablando hasta que nos interrumpió mi celular.
Era un mensaje de Pablo.

Pablo: El próximo fin de semana hay un evento de presentación de la productora, de una de las posibles nuevas bandas. ¿Te gustaría venir conmigo? Es el sábado.

Al leer ese mensaje no pude evitar sonreír, ganándome una mirada divertida por parte de Luján; era muy lindo que Pablo me tuviera en cuenta como si acompañante, aunque posiblemente era porque yo le pedí que me acompañara a ver el departamento y así estaríamos a mano. No sabía qué pensar, ni tampoco sabía si debía aceptar.

-Pablo me preguntó si quiero acompañarlo a un evento de la productora.- dije en tono serio.- es el sábado. 
- Está buenísimo eso, ¿porque tenes esa cara?
- Es que no se si tengo que aceptar. Con Pablo no somos nada.

Luego de decir esto último, ambas nos quedamos en silencio, como si ninguna supiera qué decir.
Aunque me doliera, sabía que esa era la realidad: con Pablo no somos novios y tampoco somos amigos; nunca pudimos ser amigos porque nuestro amor siempre fue más fuerte.

- Para mi tenes que ir.- habló Luján rompiendo el silencio.- es mi opinión. 
- Si pero es raro, ¿o me lo vas a negar?
- No, no lo voy a negar pero vos misma me dijiste que con Pablo estaban bien así, sin tener ningún título formal.

Yo simplemente me quedé en silencio.

- Marizza, ¿estas bien?.- su tono era de preocupación y yo solo puede hundir mi cabeza entre mis manos.
- No, no se. Estoy confundida.
- ¿Con Pablo?
- Con todo, Luji. Con mi vida; es raro, pero me siento perdida, como si no tuviera rumbo alguno.
- Supongo que debe ser algo normal.- dijo sentándose a mi lado y acariciando mi pelo.- volviste hace poco después de un año casi, y muchas cosas ya no son como antes. Tenes que darte tiempo, y acomodarte poco a poco con paciencia.
- ¿Paciencia?.- solté una risa.- sabes que tengo todo, menos paciencia.
- Si ya se, pero tenes que hacerlo porque sino todo va a ser peor.- dijo con tono alentador.- todo va a estar, de verdad.

Realmente no sé qué haría si no tuviera a Luján en mi vida. Ella es esa persona que siempre tiene el consejo justo, o casi, en el momento necesario; siempre nos complementamos muy bien, y a pesar de haber estado lejos un tiempo, es como si el tiempo nunca hubiera pasado.
Puede haber situaciones donde ella no esté de acuerdo con mis decisiones, como cuando empecé a salir con Pablo, pero siempre siempre estuvo ahí apoyándome.

Sabía que tenía razón, y que debía tomarme las cosas con más calma, pero a veces mi cabeza es la que me hace una mala jugada. Siempre fue así; mis impulsos y mi ansiedad suelen ser mis peores enemigos, pero tengo que controlarme. Necesito controlarme, si es que quiero volver a tener mi vida en orden. 

Sempiterno {Pablizza}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora