Capítulo 33

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No podía apartar su mirada de aquel dispositivo con una línea rosa marcada a fuego.
Negativo. No estaba embarazada. 
Un extraño sentimiento de ¿tristeza? la invadió; por un momento, había llegado a imaginar su vida con un bebé junto a Pablo. 
Quizás no era el momento, no aún pero... no podía evitar recordar aquel extraño sentir de hace algunas semanas atrás. Un nudo se formó en su garganta, impidiendole respirar con normalidad; ¿Y si quizás aquel 1%...? 

-¿Estás bien?.- la voz de Luján la devolvió a la realidad.- ¿querés un té? Tengo algunos que me regaló Hilda.- se ofreció dirigiendose a la cocina por rapidez.
- Si, gracias.- Marizza seguía sentada en el piso, sin poder soltar el test.

Había algo que no terminaba de cerrarle, y no estaba segura de porque. ¿Y si quizás era un embarazo psicológico a causa del estrés? Era una locura. 

-¿Vos querías que sea positivo?.- preguntó suavemente, tendiendo una taza de té rojo.
- No se si es lo que yo quería pero… un poco sentía que iba a serlo, ¿entendes?.- admitió con desilusión en su voz.- ¿y si me estoy volviendo loca y tengo un embarazo psicológico?
- ¿Cómo el de los perritos? Marizza, no digas estupideces. 

Marizza rebusco en su mochila, hasta sacar el gotero de Flores de Bach que Laura le había dado semanas atrás y colocando algunas gotas a su taza de té.

-Ponele que hubiera salido positivo… ¿qué ibas a hacer?.
- No se… supongo que hablar con Pablo, ¿no?.- respondió dubitativa.- y si los dos llegamos a un acuerdo, bueno…¿No es una locura tener un bebé?.
- Puede ser pero…¿vos te referís a un aborto?.- preguntó cuidadosamente ante la cara de pánico de su amiga. 
- No se Luján, no se.- respondió con exasperación cubriendo su rostro con sus manos.- nunca se me cruzó por la cabeza tener un bebé, al menos no a esta edad. ¿Vos te imaginas como reaccionaría Pablo? Seguro se espanta y…
Luján rió suavemente y abrazó a Marizza por los hombros.- yo te diría que en en lugar de quemarte la cabeza con suposiciones, vayas a un médico. Aunque tendrías que confiar en el test, tiene un 99% de efectividad… vos misma lo leíste.
- Si, pero dicen que hay más probabilidades de un falso negativo que de un falso positivo.




-¿¡Vos sos estúpida!?.- gritó enfurecido Sergio Bustamante.
- Perdón señor pero… no me siento orgullosa de lo que hice, me siento mal.- decía Consuelo entre lágrimas.- estoy arrepentida, yo no...no quería hacerle daño a nadie.
- ¡Se te contrató para cumplir una misión!.- gritó, amenazandola con su bastón.- Y te advertí lo que podía pasar si no cumplías…

Ambos se encontraban a solas en la sala de la vieja casa que Sergio Bustamante utilizaba de refugio, mientras dos bien fornidos custodiaban la entrada. 
En el momento en que se enteró del fracaso que fue su plan en manos de Consuelo, Sergio entró en una crisis nerviosa de la que aún no podía recomponerse; el trabajo de Consuelo era una parte fundamental...Y había fracasado.

- Por favor, le pido que no le haga nada a mi familia…- suplicó con su rostro empapado en lágrimas.
- Lo único que tenías que hacer era acostarte con mi hijo y grabar un vídeo, inútil.- escupió, sujetando su rostro con fuerza.
- Lo se pero...Pablo no se lo merece. El fue muy bueno conmigo.
- Me importa un carajo si fue bueno con vos.- espetó golpeando su rostro con fuerza, hasta dejarlo marcado.- ¿sabes lo que va a pasar ahora no?

El miedo se reflejaba en los ojos de Consuelo, que no podía dejar de temblar ante el fuerte golpe. Su mejilla ardía y no podía contener sus lágrimas.
Lamentaba el día en que accedió a realizar aquel trabajo, sólo por necesidad económica para viajar a España y poder realizar una maestría.
Casi sin darse cuenta, volvió a sentir un fuerte golpe en su mejilla, provocando que comenzara a sangrar su nariz. 

- Ay Consuelo, Consuelo....- comenzó a decir Sergio en tono amenazante.- te voy a una oportunidad más. La última...Vos sabes que no acostumbro a eso con cualquiera, ¿no?.- ella asintió rápidamente.- tengo información de que la tira bombas estuvo en una farmacia… comprando un test de embarazo. Necesito que averigües si esa desgraciada está embarazada. 
- ¿Y después que va a pasar?.- preguntó cuidadosamente.
- Eso a vos no te interesa.- respondió tajante.- pero si haces las cosas bien… vas a tener tu recompensa.

Uno de los matones de Sergio la tomó por el brazo, sacandola rápidamente de la sala empujandola a la salida.
Era un agradable día primaveral con un brisa fresca que indicaba una pronta llovizna. 
Consuelo subió a su auto, con ganas de huir de ese lugar cuanto antes; en su mejilla, había comenzado a formarse una enorme marca roja y en su nariz había marcas de sangre seca. Se veía realmente fatal y no podía permitir que alguien la viera con ese aspecto. 
Tomó su pequeño estuche de maquillaje, para intentar tapar cuidadosamente las marcas de la agresión. Ella no tenía intenciones de hacerle daño a nadie, y por más que le doliera, sabía que Pablo nunca la iba a querer, no como a Marizza… y no podía ni quería forzar algo que no tenía sentido. 
Consuelo se había dado cuenta que ni con toda la droga del mundo, Pablo iba a olvidarse de Marizza.
Guardó rápidamente su estuche en la cartera, y encendió su auto para dirigirse hacia la Capital Federal con las idea más que claras.



Al salir de la casa de Luján, había comenzado a sentir un fuerte dolor de cabeza.
Quizás debía seguir el consejo de Luján y ver a un médico, antes de que su cabeza la terminara enloqueciendo… o matando.
En el buzón de la entrada, diviso su correspondencia y soltó un suspiró al ver que se aproximaba la fecha de pago de sus expensas. Al menos aún tenía suficiente dinero.
Rebusco entre su caja de medicamentos hasta dar con las aspirinas y tomar una con un vaso de agua, aunque moría por una cerveza. 
Durante la gira había desarrollado un increíble amor por esa bebida, junto con el hábito de beber en soledad que muchas veces la ayudaba a reflexionar para componer.
En un rincón, diviso la caja naranja donde guardaba sus discos que, con el avance de la tecnología, habían quedado casi olvidados aunque todos conservaban su impecable estado. Una sonrisa se formó en su rostro al recordar el día en que con Pablo habían dicho, medio a broma, que serían la herencia para sus hijos el día de mañana.

Rebuscando, encontró aquel viejo disco que Pablo le había regalado en su primer mes de novios: Amor Amarillo de Gustavo Cerati; el arte en todo su esplendor.
Aquella primera canción que daba nombre a tan fascinante disco comenzó a sonar en su computadora, provocando que los recuerdos se agolparan en su mente. 

Adentro tuyo
caigo del sol
adentro tuyo
es unico es unico

cuerpos de luz
corriendo en pleno cielo
cristales de amor amarillo
no dejaré que seas fria
yo podría calentarte
para abandonarme y renacer

explosiones en tus ojos
agujeros en la tierra
y un verde profundo en el mar
hay algo en el aire
un detalle infinito
y quiero que dure para siempre

adentro tuyo
caigo del sol
adentro tuyo
y es único
es unico es unico

Todavía podía recordar aquella noche donde prometieron estar siempre el uno para el otro; aceptarse con todo y sus defectos. Aquella noche donde desaparecieron del mundo, y se entregaron el uno al otro demostrado todo aquello que quizás costaba poner en palabras. 
Y por un instante, antes de dormirse con la dulce voz de Gustavo sonando de voz, deseo que en aquel test hubiesen aparecido dos rayas en lugar de una.

Sempiterno {Pablizza}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora