Capítulo 78

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Una semana y media más tarde, habían recibido su alta médica para volver a casa. Por fin, después de días que se hicieron eternos para todos, podrían volver pero con la diferencia que ahora serían tres.
La emoción que sentían no cabía en sus cuerpos; Marizza no veía la hora de salir de aquel lugar que, por más confort que tuviese, ya comenzaba a fastidiarle.
Mía se había encargado de llevarle algo de ropa para ambas, ya que Luján sólo había llevado pijamas y no tenía nada que ponerse. 
Por su parte, Pablo había olvidado instalar la silla en su auto y sin ella no podían irse, por lo que llevaba dos horas esperando a que regresara a buscarlas. Había intentado llamarlo, pero no respondía su teléfono.

- Esa maldita manía.- murmuró para sí con fastidio, guardando su celular en el bolso. Seguro no debía tardar.
Volteo su mirada hacia Fini, que la observaba fijamente desde su cuna.- ¿vos también te queres ir, no? .- comenzó a hablarle mientras la tomaba para sentarse en un sillón.- no creo que papá tarde mucho más. Te prometo que la casa te va a encantar tanto como a mi cuando la vi por primera vez… es mucho más linda que este sanatorio. Creo que tu abuela Mora tuvo mucho que ver ahí.- le hablaba mientras la pequeña envolvía uno de sus dedos con su diminuta mano, provocando una sonrisa en el rostro de Marizza. Jamás hubiera imaginado estar así en esa situación, pero no lo cambiaba por nada.
- Sos mucho más de lo que pude imaginar.- susurró.

Un momento después, la puerta de la habitación se abrió dejando ver a un Pablo que parecía algo agitado.- ¿vamos?
- ¿Qué te pasó? .- preguntó divertida al ver su aspecto.
- Traté de hacer lo más rápido que pude, pero tuve un problema con la silla y tuve que llamar a Manuel. Después pasé a comprar lo que me pediste y tarde más de lo pensado…
- ¿Compraste todo lo que te pedí? .- interrumpió, a lo que Pablo asintió.- genial, entonces vamos.

Cuidadosamente se puso de pie con su bebé aún en brazos que parecía estar muy cómoda. Pablo tomó su bolso junto con otros extras que les había dado allí para evitar que Marizza cargara con todo ese peso, y agradeció internamente haberse llevado todo lo demás esa mañana.
Mientras esperaban el ascensor, Marizza comenzó a sentirse algo inquieta, como si temiera por todo lo que se avecinaba; había comenzado una nueva etapa en su vida, en la que debía armarse de paciencia para poder ser la madre que Fini merecía.
Su vida ya había dado un giro rotundo y sólo quedaba amoldarse.
Una vez que los tres cruzaron por la puerta de salida, sonrió ampliamente al sentir nuevamente los rayos de sol en su rostro. Era un día increíble para un nuevo comienzo.

- Te juro que es 100% segura.- dijo Pablo señalando la silla en el asiento trasero.- Manuel lo corroboró.
- Decime que no se sentó ahí.
- Él no, pero Candela sí.
Ella solo frunció el ceño y acomodó rápidamente a Fini en su silla, asegurándose de que todo estuviera en orden.
-¿No se caerá, no?
- Está segura, tranquila.- él la tomó suavemente de su cintura para unir sus labios en un rápido beso.- ¿vamos?.
- Dale.- sonrió mientras se acomodaba en el lado del copiloto.

El viaje de regreso a casa fue tranquilo, con algunas miradas rápidas hacia el asiento trasero de parte de Marizza para asegurarse que Fini siguiera en la silla. Al parecer Pablo no mentía, ya que seguía casi en su misma posición.
Todo era una locura… una linda y agradable locura. 
Observó a Pablo de refilón, con la mirada hacia el frente y esa expresión concentrada que lo hacía ver tan sexy; aún podía recordar aquella primera vez que lo vio, a pesar de sus incontables peleas, siempre le había parecido lindo. Tenía una debilidad especial por sus ojos, además de su sonrisa y su pelo que podía verse diferente dependiendo del sol.
Ante sus ojos era el hombre perfecto, en todo sentido. No había día en que no la hiciera sentir la mujer más especial del universo; sus abrazos, sus caricias, sus besos y sus mil formas de decirle que la amaba sin necesidad de usar palabras, la enamoraban cada día más.
Al percatarse de su mirada, éste lanzó una de sus típicas sonrisas ganadoras seguida de un guiño.

Sempiterno {Pablizza}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora