Los espíritus protegen a sus elegidos

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En efecto; en la distancia, un transporte terrestre rompió el silencio de la noche..

Yaxah reconoció el vehículo.

-Es el auto de Sitt...

El jeep del mestizo iba a toda velocidad, en dirección contraria a ellos.                                                    

Sin embargo, manejaba a una distancia bastante prudente de los Vastaya, de modo que colisionar contra ellos no era una preocupación latente.  

Parecía que los iba a pasar de largo, cuando de pronto...

                                                                  ¡¡¡¡¡SCRIIIIIIIIICHHH!!!!!!!

Tras frenar en seco, el jefe salió de su jeep, como si hubiera sido impulsado por un resorte.

-¡¡¡SUÈLTENLA!!!

-¡HEY! ¡¡Tranquilo, Sitt!!- exclamó Wukung, bajando del jeep y corriendo tras él. 

Pero Sitt no lo escuchó; activando su técnica de "Saluda a mis Nudillos", incrementó su velocidad, con toda la intención de avalanzarse hacia Dusk.

Al darse cuenta de eso, Dawn depositó a Cralia en el suelo y saltando hacia adelante, invocò su escudo de "Danza de Combate."

El golpe de Sitt se estrelló contra el escudo mágico, ocasionándole sólo una minúscula grieta.

Pero, cuando el jefe quiso volver a atestar otro golpe...

                                                                           ¡¡¡¡FRUUUSHHH!!!

Todos alzaron la vista al cielo.

El sol aún cubierto por la luna, había lanzado una bola de fuego a poca distancia del brazo de Sitt, dejando un trozo incandescente, humeando en la tierra. Sitt lo miró, desconcertado.

Wukung alcanzó al mestizo, sorprendido. Entonces vio a Dawn y a Dusk. Tras esto, lanzó un grito ahogado y se arrodilló.

-¡Perdonen nuestra insolencia, Vastayas elegidos del Sol y la Luna...!

Dawn disolvió su escudo y se acercó a Wukung y puso una mano sobre el hombro del shimon.

-Wuk, está bien... ¡somos nosotros!

Tras oírlo, alzó la mirada.

-¡¿Príncipe Raken?!

Dawn asintió, sonriente.

Sitt sacudió la cabeza y se acercó con lentitud a Dusk, la cual se sentó en el suelo y levantó a Cralia, permitiendo que la cabeza de ésta última, descansara sobre su hombro izquierdo.

-Yaxah... 

Dusk asintió, con solemnidad.

El mestizo se dejó caer de rodillas, al tiempo que veía a su madre, dormida. Luego miró a Dawn, señalándolo con una desagradable incredulidad.

-¡¿Príncipe inútil?!

-Sí, yo... ¡OYE!

-Ustedes la salvaron,- murmuró Sitt, al tiempo que sus ojos se humedecían.

Al ver las lágrimas sinceras derramándose de los ojos del mestizo, el enojo de Raken se disolvió. 

Sitt cargó  a Cralia  entre  sus  enormes  y  musculosos  brazos  con  todo el cariño del mundo. Al ver que no tenía ningún rasguño, sollozó y le dio un tierno beso en la frente.

Cralia sonrió levemente y balbuceó entre sueños:

-Sitt-riegh... ya... volvis...te...

Al oírla, el mestizo suspiró, intentando que su voz sonara lo más tranquila posible.

-Sí, mami... descansa.

Cralia asintió, mientras se acurrucaba en los brazos de su fornidísimo hijo.

Sin embargo, a pocos segundos de tenerla entre sus brazos, vieron como otro vehículo con el logo de Nexus, se acercaba...


                                                                                       (...)


Tras dejar a Cralia en la comodidad de su habitación, Sitt fue sometido a un largo interrogatorio con Darios y Rivan.

Wukung,  Klod, Arionius y Fènilix  se vieron obligados a explicarles a los humanos cómo funcionaba la magia de la luna y el sol, sobre sus elegidos.

Mientras tanto, Dawn y Dusk se vieron obligados a mantenerse escondidos en una especie de "fosa" que los soldados nexianos ocupaban para entrenar.

 Terminaron ahí por sugerencia de Rivan ya que, por alguna razón, no podían volver a sus aspectos normales y los que portaban, llamaba demasiado la atención.

-Entonces... no quieren correr el riesgo de que algún civil nexiano nos vea, porqueee...

-No quieren que los nexianos se enteren que "eso" se debe a nuestra magia,- explicó Dusk, al tiempo que señalaba el eclipse.

-¿Porqué? 

-Porque... no quieren que sepan que seres como nosotros podemos tener este tipo de magia.

-¿Porqué no?

-Porque... tienen miedo...

-¿Miedo de qué? 

 -De que la usemos en contra de ellos.

-Pero... ¡nosotros no haríamos tal cosa!

Dusk negó con la cabeza.

-No nos escucharán, Dawn. Lo que ahora me concierne es... que falta poco para que amanezca y...

Dusk miró al sol. Ahí estaba, en medio del cielo, justo debajo de la luna; envueltos en un abrazo que parecía ser eterno.

-La gente despertará y verá eso...- murmuró Dusk.

-Seguro que se van a asustar...- añadió Raken, dijo él, haciendo una mueca.

Dusk asintió, mientras se sentaba en un tronco, mirando el eclipse.

-Pero, oye; lo resolveremos... todo va a estar bien,- dijo Dawn sentándose a su lado, regalándole una tierna y compasiva sonrisa.

Dusk lo miró y le devolvió la sonrisa.

-Tengo suerte de tenerte,- dijo ella, extendiéndole una mano.

-Nah... soy yo el de la suerte,- replicó él, mientras estiraba la suya para estrecharlas.

Pero, apenas y sus manos se rozaron, una extraña luz plateada emergió entre ellos.

-¿Qué es esto?- preguntó Dawn sorprendido.

Ambos vieron cómo la luz flotó, hasta posarse en el suelo. Entonces, la luz se transformó en una "grieta".

-Dawn... es magia lunar; quiere que crucemos esta "grieta" que acaba de crear.

-¿Estás segura?

Dusk asintió.

-¡Está bien!- dijo él con resolución, al tiempo que tomaba de la mano de su compañera y entraban en la ruptura que los llevaría a otro lugar.

¿Qué otro lugar? 

No lo sabían. 













La Ceni(Xayah)cientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora