La Ceni(Xayah)cienta

"YUANFEN"

-¡Shhh, alguien viene!

Creyendo que era alguno de los guardaespaldas (que también la hacían de supervisores), las cuatro empleadas se dispersaron por las gradas, con rapidez.

Lo último que querían, era que las reprendieran por cotillear en vez de estar limpiando.

Pero, por fortuna para ellas, sólo era un hombre enjuto y harapiento, que parecía querer salir de los terrenos de la arena lo más rápido posible.

Al ver su cara, las chicas entendieron porqué; tenía la clásica expresión de alguien que había sido torturado por órdenes del jefe.

Lo cual significaba que Sitt saldría muy pronto de su despacho y le daría la orden (a alguien) de inspeccionar el trabajo de todos.
Y eso a su vez, les daba a entender que tendrían que dejar el chisme para más tarde.

                               (...)

Yuo'Klem y Wanenka se dispusieron a salir de la oficina.
El mestizo le ordenó a Yuo'Klem que fuera a supervisar a las empleadas que debían limpiar las gradas.

-Le sugiero que no deje el cristal mucho tiempo aquí,- advirtió la alquimista con su parca forma de hablar.

-¿Y porqué no?

-Este lugar está demasiado cargado de energía violenta; si lo guarda aquí, aunque sólo sea por poco tiempo, reducirá su "calidad." Y sólo puedo extraer la magia para fabricar el "mentelíxir" hasta la próxima noche de luna llena. 

Dicho ésto, la alquimista se marchó.

-¡Bah! De haber sabido que este "vidrio" iba a ser tan delicado...- replicó Sitt con fastidio.

Tras darle otro par de indicaciones a Yuo'Klem, se dispuso a tomar el cristal y guardarlo en el único lugar que él tenía como el más puro, tranquilo y apacible en todo Nexus:
La casa de su madre.

Ir y volver le llevaría un par de horas en vehículo. Pero la idea de ver a su madre y llevarle algunos bocadillos, lo animó un poco.

Así pues, cerró la puerta de su oficina con llave.
Y, con el cristal envuelto en una lona, se dispuso a recorrer el extenso pasillo, para salir de la arena.

En términos generales, la arena clandestina estaba conformada por sus altísimas gradas, el enorme coliseo, la "sala de espera" de los luchadores, el palco y la oficina.

Sin embargo, en la parte donde se hallaba la última mencionada, había algunas otras habitaciones.

Ahí estaba la "bodega", una gran y muy bien equipada enfermería y claro, un par de cuartos de baño (uno para el uso de los hombres y otro para las mujeres.)

Justo al lado del baño de mujeres, había otro cuarto, en el cual se almacenaban todos los artículos y productos de limpieza.

En ese momento, las orejas de Sitt se levantaron al oír una voz femenina.
"Yaxah."
Extrañado por saber qué hacía ella ahí, dejó el cristal en la entrada y se acercó.

Ahí estaba Yaxah y Leriadeh.

-Oh, señor Sitt, buenas tardes.

-Leriadeh, Yaxah... ¿qué hacen aquí?

-Yaxah me está ayudando a hacer el inventario, jefe.

Yaxah asintió, al momento que alzaba una carpeta.

-Pero, ese es trabajo de Dukluan y tuyo,- dijo Sitt

-Es que... de repente, sé sintió indispuesto,- contestó el anciano.