Capítulo 17

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Jamás había visto a Blake Caldwell reaccionar de aquella manera con nadie, ni siquiera con papá. Digo, con Stone. Sus ojos buscaron desesperadamente el rostro de la nueva aparición estelar. No había dejado de llorar, pero ahora parecía que sus motivos eran otros. Oh, por Dios. Estaba a punto de presenciar el numerito del hijo pródigo. Al parecer, todos estaban más interesados en la escena que en la razón real por la que Blake estaba aquí.

Edward me lanzó una mirada inquisitiva. Yo suspiré, un poco cansada de todo aquello. Mi madre era una bola de emociones. Que estuvo a punto de ser encarcelada, que habían amenazado con matarla más de una vez, que secuestraron a su hija recién nacida, y no olvidemos el tan famoso «el amor de mi vida me aborrece por haber matado, presuntamente, a su madre». Muchas personas se vuelven más grandes que sus problemas y se comen el mundo. Mi madre no era de ésas. A Blake la habían hecho débil. Y aunque Stone tenía mayor parte de culpa, ella misma se permitió caer tan bajo. Si se hubiese quedado con Shane, su vida hubiera sido muy diferente; no se habría enamorado nunca de él. Sí, hubiesen tenido un tórrido matrimonio, muy pasional e íntimo. Pero Shane jamás hubiese dejado que mi madre se convirtiera en el saco de nervios y traumas que era ahora.

¿Y qué tenía que ver Mia con todo aquello? Algo me decía que estábamos a punto de descubrirlo. Y Edward tenía tanta curiosidad por saber qué significaba esa mujer en nuestras vidas como los propios hijos de la dichosa Mia.

Lí las miraba, pasmado, sin saber muy bien cómo reaccionar. Y por otra parte estaba Liz, con los ojos cargados de lágrimas y aire receloso. Quizá todo ese drama valiera la pena solo por ver cómo su propia madre ponía a Blake por encima de ella. Qué triste: Blake se quedaba con el amor de Stone y con el de Mia. Y yo iba de camino a quedarme con el alma de Lí. Era entendible que aborreciera tanto nuestros huesos. Ya le había hecho la promesa de quitarle todo lo bueno que pudiera haber en su vida, y ambas sabíamos que moriría antes de fallarle.

Mia se acercó a mi madre a paso lento mientras ella esperaba paciente su contacto.

Blake recibió el toque de su vieja amiga como agua en el desierto. Soltó a Edward y se encerró en los brazos de la anciana. Sabía que odiaba a mi abuela, pero nunca hubiera imaginado que hubiese encontrado reemplazo en una desconocida. Ni siquiera compartía sangre con Stone. Era una simple mujer de la calle que le había mostrado un poco de cariño. Qué barata era la pobrecita.

—Todo irá bien —le susurraba Mia, acariciando su cabello. También había empezado a llorar.

Puse los ojos en blanco, esperando que la escena acabara pronto. Edward vio mi gesto y se acercó a mí.

—¿Ésa es Mia? —me preguntó en voz baja. Yo asentí.

—¿Vendrá Arielle? —inquirí. Esperaba que a Shane le hubiese dado tiempo de preparar mi recado entre todo aquel circo.

—Está de camino, con papá.

Me giré hacia él tan rápido que creo que me lastimé algún tendón del cuello.

—¿Stone viene? —No me lo podía creer. Cuando pensaba que tendría el control de la situación por una vez en la vida, pasaba lo rutinario: Stone venía a cagarse en mi cabeza.

—Le avisé cuando veníamos de camino. Mamá se puso como una loca cuando escuchó que vivías con un tipo. —Alzó los ojos hacia Lí. Yo sonreí. ¿Qué te parece lo que me he conseguido, hermanito? ¿Verdad que está para ponerle crema de la raíz a la punta y devorárselo de un bocado?

—Tiene miedo de que meta en su cama como ella se metió en la de Stone —entendí—. ¿Quién cojones se lo dijo?

—Al contrario. Mamá cree que él intentará engatusarte. Cree que te seducirá con promesas de acabar la carrera más pronto que los demás.

3. MALA JANE (Abi Lí) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora