Capítulo 44

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—JANE—


Encontramos a mi madre en un saloncito, bebiendo el té con su mejor amiga, como si no hubiese estado merodeando las fauces del inframundo hacía dos telediarios. Se había trenzado el cabello, que le había crecido durante la inconsciencia. Cuando el gris de sus ojos se encontró con el verde de los míos, las comisuras de sus labios se alzaron en una simple sonrisa.

—¿Mamá? —intenté, insegura de su reacción. Quizás, en lugar de mi madre, lo que habría era un espíritu que se había apoderado de su cuerpo. Quizás todo era una alucinación mía. Mamá, que se había escondido durante meses en su silencio, ahora estaba frente a mí, casi tan Blake como la recordaba.

—Hola, Nana —me saludó, estirando una mano hacia mí.

Me lancé de rodillas frente a ella y sujeté su mano, temerosa de que fuese a desvanecerse de un segundo a otro. Me derretí frente a ella mientras su mano libre me acariciaba la cabeza.

Me derroché en sus rodillas, sintiéndome una estúpida sin remedio. Pero no podía parar. Mamá había regresado.

—¿Dónde está tu hermano? —quiso saber.

Alcé los ojos hacia Lí-Sellers, esperando que respondiera la pregunta, y me encontré con que no estaba solo. Mia Sellers descansaba el rostro en el pecho de su hijo, acobijada por sus brazos.

—Edward está de camino —respondió el director.

—Será mejor que dejemos a Blake a solas con su hija —dijo Mia, apartándose de su hijo.

Él se removió, y permitió de Levi abandonara la habitación. Su madre estaba a punto de hacer lo mismo cuando él volvió a abrir la boca.

—Me gustaría compartir un par de palabras con tu madre —se disculpó Lí-Sellers cuando yo dejaba claro que su presencia sobraba.

—¿Y qué tendrías tú que hablar con ella a solas? —inquirí, dispuesta a rebatir cualquier alusión que tuviera entre manos.

—Deja que el hombre hable conmigo —soltó mamá antes de que yo pudiera ponerme los guantes de boxeo.

Aunque me doliera apartarme de mi recién despierta madre, me pavoneé recelosa hasta la salida. Sostuve la mirada del director durante todo el camino hacia la salida.

Él no titubeó durante ni un instante, pero yo tampoco iba a retractarme de ninguna de las palabras que hubiese dicho en el pasado. Si se le ocurría quejarse de mí, o darle cualquier dolor de cabeza a mi madre que consiguiera regresarla al coma iba a olvidarme de que deseaba fundirme con él en una danza tortuosa y le haría pagar con sangre las consecuencias. Mi mirada dejó en claro que más le valía que se midiera si no quería despertar con un meñique menos.

Él cerró la puerta detrás de mí.

Cuando regresé junto con mi hermano, pude disfrutar de los mimos y los chistes semicrueles de mi madre; aún no se había recuperado al cien por cien, y me hubiese asustado que lo hiciera, así que acepté su humor a medias y atesoré los momentos que compartimos entre los tres. En cuanto mi hermano se ofreció a buscar agua para las dos, mamá me lanzó una mirada intensa.

—¿Qué? —le pregunté, acariciándole la mano.

Ella me leyó en un instante.

—¿Te interesa ese hombre?

Sabía que Blake Caldwell no era idiota, así que permanecí pensativa durante un instante, simplemente para no parecer una sedienta sin control, pero acabé asintiendo como la colegiala caliente que era.

3. MALA JANE (Abi Lí) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora