Capítulo 31

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A la mañana siguiente, el orgullo estúpido había recuperado mi cuerpo. Desperté quizás demasiado temprano y me vestí en mis mejores galas. Me maquillé a gusto y arrastré los pies hasta la habitación de Lí-Sellers con toda la intención de jugar la carta de la dignidad y regresarle la tarjeta de crédito. Quería que me suplicara antes de volver a cogerla. Soné los dedos contra su puerta, pero nadie respondió. Probablemente estaba en la ducha.

La idea me impulsó a intentar abrir la puerta y, para mi sorpresa, no tenía llave.

La habitación estaba iluminada por el halo de luz del amanecer. Las cortinas estaban corridas y la cama hecha. Era tan amplia y apetecible como la recordaba. Primera prueba de que, en efecto, había estado ahí la noche de la fiesta.

Me asomé en el interior del enorme cuarto de baño, pero no había rastro de Lí-Sellers. Dentro hacía más calor y aún quedaban nubes de vapor en la ducha. El director había olvidado cerrar la puerta de su habitación antes de marcharse. Frené la urgencia de robarme sus trajes y decidí que lo mejor era recopilar información sobre él. Su portátil no estaba sobre el escritorio, y los cajones estaban cerrados bajo llave. Intenté con los de las mesitas adyacentes a la cama. El primero reveló más sorpresas de las que me esperaba.

El hombre tenía una colección de preservativos suficiente para acabar con la natalidad mundial. Había de toda clase; colores, sabores, texturas... Algunos locales, otros importados. Había quien coleccionaba estampillas o vinilos. Lí-Sellers tenía gustos más peculiares. Me preguntaba qué parámetros tenía para decidir cuál usar en qué momento. ¿Los usaba para sorprender a la que estuviera de turno en ese momento? Estaban todos apilados y bien organizados con un código que solo él entendería. Cogí una de las cajas que supuse que se dedicaba a almacenar los de sabores. Limón, fresa, chocolate, menta, mango. Uf, mi garganta ansiaba tutifruti. Regresé la caja a su sitio e inspeccioné la siguiente. Anatómicos, hipoalergénicos, texturizados. Luego estaban los importados. Idiomas que nunca había escuchado en mi vida estampaban el plástico que los envolvía. Qué interesante sería coger uno al azar y cerrar los ojos hasta llevarme la sorpresa y sentirlo dentro de mí. El interior de mis piernas empezó a arder en llamas.

Solté el aire de mis pulmones y abrí el siguiente cajón. Era... todo un museo de juguetes sexuales. Nunca había tenido uno. Ni me había atrevido. Compartiendo habitación con Edward, no había manera de darse amor propio a gusto. Examiné uno que tenía un agujero en el centro. Apreté un botón y el agujero empezó a palpitar. Me lo puse en la palma de la mano, provocándome una cosquilla extraña. Lo apagué y lo regresé a su sitio. El siguiente parecía más complejo, pero no me pude frenar de inspeccionarlo. Era una estructura circular con dos terminaciones; una grande y con forma de purro, y la otra era una aguja larga. Apreté uno de los botones y la aguja empezó a vibrar y revolotear. Después de presionar el otro botón, el trozo de purro se contraía y dilataba una y otra vez. No fue difícil descifrar la función de cada uno. Me lo llevé a la nariz. Sí estaba limpio, ¿no?

Miré hacia la puerta. El corazón me bombeaba a toda velocidad, tan fuerte que amenazaba con escapárseme por la boca. ¿Estaba loca? Una cosa era imaginarme cosas en la comodidad de mi habitación, pero tumbarme en la cama del director y...

Sí, justo lo que estaba haciendo.

Mis manos se movieron solas. Rebusqué en el cajón de los preservativos y elegí uno al azar. Lo abrí a toda velocidad y lo estiré en la terminación grande del juguete. Se trataba de un condón negro, chorreante de aceite y con textura venosa. Los pezones se me congelaron al instante. Una risita nerviosa se apoderó de mí mientras me deshacía de mis bragas y escurría el juguete por debajo de mi falda. Hundí mi cara en la almohada, aspirando el olor de Lí-Sellers. Embriagada de su recuerdo y muerta de deseo, cerré los ojos e inserté el juguete en mi interior.

3. MALA JANE (Abi Lí) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora